Día de la Mujer: el 8M, entre una fuerte politización y la condena a la violación grupal
Frente al Congreso, hubo dos escenarios: en uno se criticó al endeudamiento de Macri con el FMI y en otro, el de Fernández; el rechazo de la violencia de género, el denominador común
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Fue una movilización por el Día Internacional de la Mujer con un fuerte componente político, en la que las críticas se centraron en los acuerdos firmados con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Algo que despertó cuestionamientos tanto de los participantes de la marcha como en las redes sociales. “¡La deuda es con nosotras, con nosotres, con nosotros! y ¡exigimos que la paguen quienes la fugaron!”, leyeron referentes de la organización Ni Una Menos, un colectivo que nucleó a agrupaciones próximas al kirchnerismo. Y, sobre el escenario que estaba frente al Parlamento, completaron: “Desde estas mismas calles que son nuestra casa venimos denunciando que la deuda externa, contraída en 2018 por el gobierno de Macri, es una guerra contra la posibilidad de vivir vidas libres de violencias, vidas dignas y autónomas, para construirlas como las deseamos”.
A pocos metros de allí, en otro escenario, ubicado en la esquina de Rivadavia y Callao, que fue montado por organizaciones feministas, mayoritariamente de izquierda, también se leyó un manifiesto en el que se puso el foco en las críticas a Alberto Fernández por el nuevo acuerdo con el FMI: “No al pacto del Gobierno y la oposición patronal con el FMI. Denunciamos la estafa del gobierno nacional. Las mujeres y disidencias atravesamos la pandemia con una salud pública vaciada, menos derechos laborales y planes sociales de miseria, ahora congelados por orden del FMI”.
Sin embargo, más de allá de pedidos partidarios como la liberación de la referente de Tupac Amaru, Milagro Sala, ambos colectivos reclamaron por problemáticas vinculadas históricamente a la agenda de género, sobre todo a pocos días de que se conoció la violación grupal en Palermo: la aplicación efectiva de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), la aparición con vida del activista trans Tehuel a un año de su desaparición, justicia por Thelma Fardin y todas las mujeres que sufren violencia sexual, la disparidad salarial, la inequidad, y el flagelo de los femicidios. Según estimaron algunos organizadores, de la marcha participaron unas 60.000 personas.
Frente a estos dos discursos, muchos abogaban por la no politización de los reclamos de género. “La política siempre divide, pero esta es una realidad común que nos golpea en conjunto independientemente del partido político al que seas afín”, señaló Laura Ortiz, de 24 años, que fue por primera vez a la marcha. “Siento mucho compañerismo y el ambiente del lugar inspira sororidad. Entre todas las diferentes comunidades y con distintas oportunidades, hay mucha unión hacia las mujeres, para defender un mismo punto que son sus derechos. Darnos la igualdad que nos merecemos”, dijo.
Otros reclamos
“La precarización tiene nuestro rostro”. A las 16, la organización Frente Popular Darío Santillán, que integró el colectivo Ni Una Menos, se concentró frente al Obelisco y comenzó a marchar hacia el Congreso, por la avenida Corrientes. Con máscaras violetas y el sonido de los tambores, las manifestantes entonaron: “Ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven, abajo el patriarcado, se va a caer”.
Mientras, en la Plaza del Congreso ya había cientos de personas. Bianca Calabrese, de 18 años, vino desde Ramos Mejía por primera vez al acto. “Siempre marché en mi localidad, pero ahora que me manejo sola decidí venir con mis amigas. Reclamamos que se tiene que acompañar a las mujeres en esta lucha por la que todas peleamos hace mucho tiempo. Es un día en el que nos sentimos seguras entre nosotras. Necesitamos que se visibilice lo que sufrimos día a día y reclamamos protección. Es injusto que no podamos salir solas a la calle”, señaló.
“Hermanadas y en manada contra el patriarcado”, “estar viva no debería ser un logro” o “agradezcan que pedimos justicia y no venganza”. Eran algunos de los carteles que alzaban las mujeres frente al Congreso. Si bien la convocatoria era a las 16, una hora después continuaban llegando organizaciones con pancartas y activistas.
Luciana Duarte alzaba un pañuelo verde, en referencia al IVE, y estaba acompañada por su amiga Bárbara, de 23 años, que llevaba uno violeta para simbolizar el rechazo a la violencia de género. “Estamos aquí para que los hombres dejen de lado el machismo y comprendan que somos todas personas, sin superioridades. Con todo lo que está pasando, las violaciones grupales, estamos siempre con miedo a no llegar a casa y mandando el mensaje a nuestras amigas: ‘ya llegué ‘”, indicó Duarte.
“Esto va más allá de clases sociales y razas. Es de género. Por ello tenemos que ponerle el cuerpo a esta lucha “, agregó Bárbara. En referencia a los dos actos, señaló: “Politizar la marcha es arruinar la lucha. Es una lucha transversal y no tiene sentido dividirnos”.
Frente al escenario del colectivo Ni Una Menos, Zulma Mondoca se reunía con sus compañeras, trabajadoras de la tierra, con varios cajones de hortalizas y verduras. “Nosotras las producimos y venimos a visibilizar nuestro trabajo. Somos mujeres trabajadoras y queremos que se nos valore”, explicó.
A las 17.30, la Plaza estaba llena de manifestantes. “Se cuidan los machistas, América Latina va a ser toda feminista”, alzaba su voz integrantes del colectivo Ni Una Menos, justo antes de comenzar la lectura del discurso en el escenario sobre la explanada de acceso al Congreso.
“Paren de matarnos y violarnos. Más de 40 muertes desde el comienzo de 2022 que han sido invisibilizados, travesticidios y transfemicidios. A un año de la desaparición de Tehuel, exigimos su aparición con vida ya. Por la absolución de Higui, lesbiana presa por defenderse de una violación grupal”, reclamaron.
Mariana Iacono, de 39 años, es la coordinadora nacional de la Comunidad Argentina de Mujeres Viviendo con VIH. Fue a la marcha con su hija de tres años. “Soy feminista y venimos a reclamar todas las causas que nos atañen. Acá vamos a estar hasta que consigamos que dejen de tratarnos como ciudadanas de segunda”, apuntó.
El segundo escenario
A las 18.20 comenzó la lectura del segundo discurso, sobre el escenario, ubicado en la intersección de Entre Ríos y Callao.
Delfina Buffa, Rosario Arra, ambas de 17 años, y Julieta Marchione, de 18, estaban sentadas en la calzada entre ambos escenarios. “Vinimos por las que ya no están y también por nosotras, para demostrar que no nos quedamos calladas. Creo que no está bueno que haya esta división, porque se convierte en un espacio político una lucha que tiene que unificarse”, señaló Delfina.
“Estamos hartas y cansadas de levantarnos todos los días y ver que asesinaron a otra chica. Se muestra la foto de la víctima, pero no de los asesinos”, agregó Marchione.
“Ojalá creemos un futuro en el que las mujeres no sufran el mismo miedo que nosotras: desde qué ponernos para que no nos griten hasta que una amiga no avise de que llegó a casa”, añadió Delfina.
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