Día 4 - Nota mental: no caerme al agua en la Antártida
Luego de un descanso reparador en mi pequeño camarote, comienzo el día a las 8 AM con el pie izquierdo: no calculo el movimiento del barco Arctic Sunrise y doy un terrible portazo que despierta a mi compañero de habitación, el fotógrafo sueco Christian: “Don’t slam the door when people is sleeping!”, me grita, y tiene razón.
Después del incidente, desayunamos y la alemana Sinja, tercera oficial a bordo del rompehielos de Greenpeace, nos reúne en la cubierta a los cinco recién llegados, incluido Javier Bardem, para explicarnos las medidas de seguridad.
En inglés, Sinja nos explica cómo combatir el fuego, cuáles son las salidas de emergencia, a cuál de los siete botes salvavidas debemos subir y qué hacer en caso de derrame de combustible. Igual, lo más fuerte es cuando nos dice qué hacer si alguien se cae del barco.
Las aguas en el Océano Antártico tienen una temperatura bajo cero, por lo que si alguien cae se congelará a los pocos segundos, depende de su capacidad física. La tripulante recomienda tener cuidado al apoyarse en las barandas y, si te ocurre la desgracia de caerte al agua, no bracear, sino ponerte en posición fetal para tratar de conservar el calor y ahorrar energía.
Qué hacer si alguien cae a las heladas aguas del Antártico. pic.twitter.com/AZrnObd83h&— Víctor Pombinho (@vpombinho) January 24, 2018
En caso de que alguien caiga al agua, la persona que lo ve debe arrojarle inmediatamente un salvavidas y luego mantenerse señalando al náufrago y pedir ayuda a los gritos. Sinja dice que, aunque parezca tonto, la persona que da el alerta debe mantenerse señalando al que se cayó al agua, ya que es muy fácil perderlo de vista.
Para continuar con el procedimiento de rescate, el barco debe detenerse y hay que bajar un bote salvavidas. La gente arriba del buque debe preparar los primeros auxilios y el equipo de resucitación. Mejor andar con cuidado.