Marcela Ojeda: detrás del grito "vivas nos queremos"
La violencia de género siguió siendo un tema para alzar la voz este año; por eso, la guionista elige rescatar a quien fue el germen de #niunamenos, la mujer a la que Michelle Obama dedicó unas palabras para hablar de las valientes de la Argentina
Hace un año, en una entrevista, me preguntaron si me arrepentía de algo, si hubiera querido hacer algo diferente en la vida. Yo dije que no me arrepentía de nada: ni de los siete kilos que subi un verano en Brasil ni de ese horrible celular rosado que tuve que pagar en veinticuatro cuotas ni de haber escrito un programa malísimo, ni siquiera de haber tenido un novio que casi me mata. Pero que había una cosa que me mortificaba hasta las lágrimas. El 11 de mayo de 2015 yo no respondí un tuit de Marcela Ojeda. Un tuit que decía: "Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales... mujeres, todas, bah, ¿no vamos a levantar la voz? NOS ESTÁN MATANDO. Esa mañana habían encontrado brutalmente asesinada y enterrada en el patio de la casa de su novio a Chiara Pérez, una adolescente embarazada de 14 años, y Marcela Ojeda dijo basta. Nos pidió a las mujeres que hiciéramos algo, que dejáramos de callarnos, que nos organizáramos para luchar. Y ese día yo no dije nada. Si pudiera cambiar una sola cosa en mi vida, sería esa. Volvería atrás en el tiempo para responderle a Marcela que sí, que por supuesto, que contara conmigo para lo que quisiera.
Por suerte, ese día, otras mujeres sí respondieron. La periodista Florencia Etcheves le dijo: "Se me ocurren mujeres referentes grossas convocando a una megamarcha. No sé si sirve, pero visibiliza", y atrás siguieron Soledad Vallejos, Mercedes Funes, Hinde Pomeraniec y otra quincena de periodistas, guionistas, militantes, escritoras. De ahí, de ese tuit, salieron la agrupación #NiUnaMenos y la primera marcha que llevó 300 mil mujeres al Congreso. Yo me enteré unos días después cuando confirmé que iba a estar ahí con mis amigas. Ese día entré a leer a Marcela Ojeda en Twitter y la conocí. Supe que era una periodista, movilera, cronista, a veces productora y que es una de las primeras voces que los oyentes escuchan en la radio por la mañana, aunque casi nadie conozca su cara. Que se levanta a las cinco de la mañana desde hace veinte años y trabaja en las calles cubriendo actualidad, policiales, piquetes, protestas y color social. Que no descansa: de lunes a viernes está a cargo del móvil de Continental, los sábados es cronista en Del Plata y los domingos conduce junto con Valeria Sampedro un programa feminista llamado Mujeres... de acá, en Radio Nacional. Que ganó cinco Premios Éter. Que tiene un carácter fuerte y dice siempre lo que piensa, aunque sea poco conveniente, incómodo, molesto para algunos jefes. Y no mucho más, porque Marcela habla poco de ella misma en sus redes y no es famosa en la calle, no es tapa de revistas ni está invitada al living de Susana. De hecho, cuando la googleo no aparece casi nada. Pero basta con preguntar en cualquier radio o escuela de periodismo para que a todos sus colegas se les ilumine la cara. Nunca me han hablado con tanto orgullo de un colega. "Fue mi profe y la amo", "Nadie conoce la calle como ella", "No sé cómo trabaja tantas horas", "Preguntale sobre cualquier caso de trata, femicidio, violencia de género, es una enciclopedia", "Se compromete con cada caso como si le pasara a ella", "No es una movilera ni una periodista. Es una referente de periodismo para los demás", me avisan en los pasillos de una redacción. Es tal la admiracion que sus mismas compañeras de #Niunamenos le dicen "Marcela Ojefa" un poco en chiste, un poco en serio.
En marzo de este año su silencioso trabajo se vio homenajeado de una forma inesperada. Michelle Obama dio un discurso hablando de las mujeres valientes de la Argentina y habló de Marcela. Muchos se sorprendieron. Los que tuvimos la suerte de conocerla un poco, no. ¿Qué otra cosa podía interesarle de nuestro país a la primera dama de los Estados Unidos más que ese tuit? Si gracias a ese tuit nació #NiUnaMenos. Gracias a ese tuit se organizaron todas las marchas. Gracias a ese tuit apareció el miércoles negro. Gracias a ese tuit nació el paro de mujeres. Gracias a ese tuit hoy hay una solapa en el diario que dice "Violencia de género". Gracias a ese tuit los periodistas le dejaron de decir "crimen pasional" a los femicidios. Gracias a ese tuit señalamos y cuestionamos a los machistas. Gracias a ese tuit hoy te multan si le decís una guarangada a una mujer en la calle. Gracias a ese tuit sentimos el compromiso, las ganas, la felicidad de ir a una marcha juntas, nos hicimos más amigas de nuestras amigas, empezamos a estar atentas a las otras, a mirar qué le pasa a una compañera de escritorio, de oficina, a denunciar, a hablar con nuestras hijas, sobrinas, nietas sobre lo que pasa en el país.
Es verdad que después fueron muchos los que trabajaron para erradicar la violencia de género, pero para mí todo lo que logramos ese año empezó cuando Marcela se hartó. Cuando no le pidió a los gobernantes derechos ni compasión ni igualdad ni siquiera justicia. No porque no los quiera, sino porque prefirió hablarnos directamente a nosotras, no a ellos. ¿Íbamos a seguir calladas mientras ganábamos menos, nos pegaban, nos tocaban el culo en la calle, nos acusaban de putas por llevar la pollera corta, nos violaban, nos enterraban vivas? ¿Íbamos a dejar que mataran a Chiara Pérez así nomás, como si no fuese una de las nuestras? Ese día Marcela alzó la voz por las que no tenían voz, pero también nos exigió que la alzáramos nosotras. Ese día, Marcela nos despertó.
A un año y medio de ese tuit, después del reconocimiento de Michelle Obama, de los artículos en The New York Times hablando de la lucha feminista en la Argentina, de tres marchas multitudinarias, yo celebro tantos logros pero sigo lamentando no haberle contestado ese tuit.
Me consuela, sin embargo, poder escribir hoy sobre ella. Un poco para calmar mi pena, y otro poco para que todos conozcan su trabajo, la admiren como yo la admiro, y no se olviden de que gracias a mujeres valientes como ella nosotras tenemos lo que tenemos hoy.
Del editor: ¿por qué es importante? El 19 de octubre, el miércoles negro, las mujeres salieron a las calles por #VivasNosQueremos
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