Desmitificar el cáncer: Alberto Cormillot, Federico Bal y Dalia Gutmann cuentan su experiencia en un libro de descarga gratuita
La autora es Daniela Hacker, periodista especializada en salud
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El cáncer es una enfermedad repleta de mitos y temores que no siempre se corresponden con la realidad. Eso cree Daniela Hacker, periodista especializada en salud y autora del libro Desmitificar el cáncer. “Muchos piensan que la enfermedad es un sinónimo de muerte o que la experiencia de uno es comparable con la del otro. Mientras que el relato sobre el tratamiento suele estar acompañado por un leguaje bélico que habla sobre ganar la batalla, donde sobrevuela la idea de matar o morir, algo que suele estresar a los pacientes”, describe Hacker.
En el libro, que es de descaga gratuita, Hacker recopiló los testimonios de Federico Bal, Dalia Gutmann y Alberto Cormillot, entre otras personalidades que se sobrepusieron al cáncer. Allí cuentan su experiencia, sumada a la de los especialistas, para entregar miradas que ayuden a transitar el proceso con optimismo y generar consciencia sobre la importancia de los controles médicos. Además, en el texto la escritora describe uno de los grandes incordios vinculados a la enfermedad, que son los problemas generados por la compleja burocracia para conseguir los medicamentos, algo que hace que el camino hacia la recuperación sea bastante tortuoso.
“Le conté a mi novia lo que me estaba pasando y me dijo que tenía que hacerme estudios, que no era normal tener sangre en la materia fecal y que era importante que me hiciera ver porque mi papá falleció de cáncer de intestino y mi abuelo, también”, relata Bal, que se sobrepuso a un cáncer de colon. “Hacía casi dos años que iba al baño y tenía sangre. Hice una consulta médica y me dijeron que eran hemorroides, así fue que lo dejé pasar”, agrega.
Bal reflexiona que muchas veces las personas son reticentes a ir al médico por falta de tiempo, falta de acceso a la salud o por miedo a un diagnóstico desfavorable, pero destaca la importancia de no postergar los controles para poder frenar la enfermedad a tiempo.
“Mi cáncer es hereditario, está en los genes de mi familia. Mi abuelo lo tuvo a los 50, mi papá a los 40 y yo a los 30. Por eso, al tener el diagnóstico, lo primero que hice fue llamar a mis primos y sobrinos de 18 y 20 años para que no tengan miedo, pero se hagan los estudios, porque el gen se está activando antes”, señala Bal.
Testimonio
La humorista y actriz Dalia Gutmann también brindó su testimonio para el libro, que ya cuenta con 10.000 descargas. Ella atravesó un cáncer de mama. “Me hice una mamografía que no mostró ningún resultado preocupante, pero me fui de viaje a actuar a Perú y ahí me toqué una bolita en la teta. Me asusté un montón. Estaba sin mi familia y le escribí a mi ginecólogo, que me pidió que a mi regreso lo fuera a ver”, detalla Gutmann.
Recuerda que en septiembre de 2015 empezó a hacerse los estudios y el 19 de octubre de ese año se operó por primera vez. “Desde que me toqué la bolita, en septiembre, me hice muchos estudios. Me operé por primera vez el 19 de octubre, que coincidió con el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama. Tuve que volver a operarme porque el tumor no estaba encapsulado. La segunda vez me sacaron el ganglio centinela que, por suerte, no estaba tomado”, agrega.
Ayer, a nivel mundial, se volvió a conmemorar la fecha, mientras durante todo este mes se trabaja en campañas de concientización.
En el libro, Gutmann se define como optimista patológica: “Para mí siempre todo va a estar bien y todo se va a resolver. El humor es la manera que encontré para pasarla mejor en la vida, y hacer reír a los demás me hace sentir útil y poderosa. Cuando me diagnosticaron, no podía creer lo que me estaba pasando. Pero al mismo tiempo tenía una aceptación enorme y pensé: `Esto es lo que me tocó’. Con el diagnóstico me angustié un montón, pero me sentí muy acompañada por mi pareja y mis amigas durante todo el proceso”.
Por su parte, el reconocido nutricionista Alberto Cormillot, a quien le diagnosticaron en 2012 un cáncer de hígado muy extraño, de los que solo se detectan 20 o 30 casos en todo el mundo, cuenta que encaró la enfermedad sin miedo a morir.
No generalizar
“En 2012, me hice un estudio pulmonar con una resonancia magnética con contraste en todo el cuerpo y me encontraron que tenía en el hígado un hepatocarcinoma. El diagnóstico decía ‘pronóstico maligno incierto’, que era algo que no me cerraba. Mandé la biopsia a un especialista en Houston, EE.UU., y me informaron que era un tumor muy raro –con 15 o 20 casos en el mundo– con ramificaciones malignas. Me operaron a los pocos días y me sacaron el lóbulo izquierdo del hígado”, recuerda Cormillot.
Pero la historia con la enfermedad no terminó ahí. “Al año siguiente, empecé a tener malestares. Cuando lo compartí con mi gente cercana, me dijeron que estaba cansado porque trabajaba mucho o que era consecuencia de levantarme a las 4 de la mañana. Pero yo intuía que había algo más, porque siempre trabajé mucho y nunca había tenido esos síntomas. Sospeché que tenía algo malo. Me hice nuevamente los estudios y el resultado fue que tenía otra vez cáncer. En la colonoscopía, encontraron un tumor con más de 14 meses de evolución: un carcinoma. Yo me había realizado una colonoscopía unos meses antes, pero me fue informada (por error) como normal”, agregó el médico.
Los testimonios sirven para romper con algunos mitos y mostrar que es posible pensar en la vida luego del cáncer. Ellos son solo algunos entre los millones de personas que lograron curarse. “Un cáncer diagnosticado a tiempo tiene un 70% de posibilidades de curarse. Hay que empezar a desenredar todo lo que esta enfermedad implica. Con el diagnóstico lo primero que uno hace es recordar a todos los que murieron, pero todos los casos son diferentes, no se puede generalizar”, reflexiona Hacker.
Luchar contra el cáncer también implica, muchas veces, una batalla burocrática que no siempre es sencilla. “Los familiares cambian de roles en el hogar porque uno ya no puede trabajar. Es fundamental el acompañamiento de la familia para lidiar con la enfermedad y con el peso de la burocracia. Muchos tienen que luchar contra un sinfín de trámites antes de empezar a sanar. Hay testimonios en el libro de pacientes a los que les rechazaron en repetidas oportunidades la medicación”, concluye Hacker.
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