Escándalo en José Ignacio: las sanciones que podría enfrentar el empresario que arrojó el cordero
La Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica de Uruguay comenzó una investigación para determinar las sanciones que podrían caer sobre el empresario argentino que arrojó un cordero desde un helicóptero. El cuerpo del animal cayó dentro de la pileta que tiene otro empresario argentino, Federico Álvarez Castillo, en José Ignacio. Un video del hecho se viralizó ayer y generó polémica a ambos lados del Río de la Plata.
"Se inició una investigación a nivel administrativo. De acuerdo al Código Aeronáutico, se va a determinar si la aeronave, el tripulante y la acción que se realizó se encuadra dentro de alguna falta y/o delito. Se determinará el origen de la aeronave, quién la piloteaba y desde dónde partió", dijo a LA NACION Leonardo Blengini, director de Relaciones Públicas de la Fuerza Aérea uruguaya.
"El jefe del aeropuerto de Laguna del Sauce, que tiene jurisdicción en la zona, está a cargo de recabar toda la información, ya que, aunque se trate de un vuelo privado, se tienen que declarar las rutas, los lugares desde donde se parte y llega, y presentar toda la documentación que lo acredite. El video no especifica mucha información. Se viralizó el martes. Pero no especifica la fecha. Además, el involucrado no radicó ninguna denuncia ante autoridad civil", detalló Blengini.
"La Justicia aeronáutica, cuando tenga todas las posibles faltas en las que se haya incurrido, la certeza de quién es el dueño de la aeronave y quién la manejaba, dará parte a la Justicia para que intervenga", dijo el funcionario militar, y agregó: "El Código Aeronáutico, que es la ley 14305 en Uruguay, prevé desde penas pecuniarias hasta, si son delitos de seguridad, penas de prisión que van desde un par de meses hasta los 24. Arranca desde el apercibimiento, sigue con multa, inhabilitación, y quita de licencia hasta una pena mayor". Según el texto de la norma, las multas arrancan en los 80 mil pesos uruguayos (2.200 dólares aproximadamente).
En tanto, Betty Molina, la directora de Medio Ambiente de la Intendencia de Maldonado, dijo que su cartera no puede intervenir en el caso, ya que se dio en una propiedad privada y el dueño no habría radicado una denuncia.
"Se trata de un animal que estaba muerto, no formaba parte de la lista de los protegidos, y fue arrojado en una propiedad privada. Si eso hubiese ocurrido en una playa o lugar público podríamos intervenir", explicó Molina a LA NACION.
Un "delivery canchero" que terminó en escándalo
"No sé cómo definirlo. Le quiso hacer un delivery canchero". Con esa frase, una persona cercana a los protagonistas de la polémica comenzó a explicar a LA NACION el detrás de escena del video de ocho segundos, que causó repudio a ambos lados del Río de la Plata.
Según pudo reconstruir este medio, todo ocurrió el jueves 9 de enero. "Fede le dijo a Pacha que quería hacer un cordero a la noche, y este le dijo que se ocupaba de comprarlo detrás de La Barra".
"Fede" es el empresario Federico Álvarez Castillo y "Pacha" es Eduardo Cantón, otro empresario argentino, con inversiones en Carmelo, Uruguay, desde hace 35 años.
"Pacha siempre se mueve en helicóptero. Fue a un lugar detrás de La Barra (situada a casi 30 kilómetros de José Ignacio, donde se encuentra la casa de Álvarez Castillo) y luego le dijo a Fede que le iba a hacer un delivery especial", detalló la fuente, que conoce de cerca a los dos protagonistas de la historia, y agregó: "Cantón siempre se maneja en helicóptero y pensó que era la manera más fácil de llevar el cordero, para que lo comieran juntos".
Lo que siguió fue lo que se vio en el video de 8 segundos que se viralizó ayer.
"Es como una piedra cayendo", analizó un experto
"Es peligroso, obviamente. Cualquier arrojo que se haga desde un medio aéreo, aunque sea un helicóptero que tiene la posibilidad de un vuelo estático, tiene que tener un cálculo de trayectoria. No es que se arroja algo y cae verticalmente. Siempre tiene un desplazamiento. Hay que tener conocimiento y preparación de cómo arrojar", dijo a LA NACION Carlos Rinzelli, analista aeronáutico.
El profesional agregó: "Para poder arrojarlo en un natatorio, tenés que bajar considerablemente el helicóptero sobre el suelo. Cuando más alto está el helicóptero y tenga más espacio para recorrer lo que se tire, la posibilidad de desplazamiento es mayor".
"Me imagino que, para tener precisión, para arrojarlo en una pileta, debió bajar más de la cuenta. Segundo, estoy seguro que los que estaban arriba del helicóptero no estaban preparados para el arroje como los que trabajan con ayuda humanitaria", explicó Rinzelli y agregó: "Esto se hizo desde una aeronave civil que carece de todo eso que te dije con antelación. Hay que tener autorización. No se puede hacer en cualquier lado porque el territorio, el medio, el lugar y la persona tienen que estar preparados".
El experto cerró: "Por otro lado, es una piedra que está cayendo. Es una roca. Golpee contra lo que golpee. Cualquier cosa que impacte contra el agua a más de 60 kilómetros por hora es como una roca".
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