Descubrieron restos del más antiguo ancestro humano
Un trozo de mandíbula encontrado en Etiopía ubica el origen del linaje 400.000 años antes de lo que se creía
El 29 de enero de 2013, mientras trabajaba en el paisaje árido de la sabana africana, el etíope Chalachew Seyoum dio con un trozo de mandíbula oscurecido por el tiempo en sedimentos de casi tres millones de años de antigüedad. "Me quedé pasmado", confiesa.
Y no era para menos. Integrante de una expedición de geólogos y antropólogos del Instituto de Orígenes Humanos de la Universidad Estatal de Arizona, Seyoum había dado con lo que resultó ser una pieza invalorable para armar el rompecabezas del árbol genealógico humano.
Según dos trabajos que se publicarán mañana en la revista Science, firmados por científicos de EE.UU., Gran Bretaña y Etiopía, ese fragmento, que sobresalía apenas de la tierra, pertenece al más antiguo ancestro del género Homo que se haya descubierto.
Como ocurre con la historia familiar, la de la especie humana se va confundiendo más a medida que se aleja en el tiempo. Hasta ahora, se creía que la evolución humana empezaba hace 2.300.000 o 2.400.000 años, porque de ese entonces datan los primeros restos de Homo habilis, que fabricaba herramientas de piedra.
Entre ellos y los Australopithecus afarensis [como la célebre Lucy], había un millón de años de oscuridad.
Pero de acuerdo con los estudios, este nuevo fósil agrega 400.000 años al linaje Homo y así "adelanta" los orígenes de nuestra especie a hace 2.800.000 años. Incluso más interesante es que el espécimen, que comprende la izquierda de una mandíbula adulta y las coronas y raíces de los caninos, premolares y tres molares, combina rasgos de los Australopitecinos y el Homo habilis.
"Esta mandíbula es el fósil más antiguo que puede atribuirse a nuestro género –explica por correo electrónico el paleobiólogo Brian Villmoare, investigador de la Universidad de Nevada en Las Vegas y uno de los autores del trabajo–. Gran parte de la anatomía de la mandíbula, como los dientes y la forma del hueso, muestra una relación cercana con el Homo posterior. Sin embargo, el frente de la mandíbula [la sínfisis] es similar en forma y tamaño al Australopithecus afarensis."
Esto ubicaría la evolución de nuestro género muy cerca de los tres millones de años, que es la época de la que datan los últimos restos de la especie de Lucy.
"El pasaje de Australopitecinos a Homo marca una transición adaptativa mayor, que va de una existencia más similar a la de los monos a otra más dependiente de las herramientas, de grandes cerebros, y de la alimentación carnívora –agrega Villmoare–. El hallazgo también respalda la teoría aceptada de que el origen del linaje Homo se dio en el este de África."
Según explicó durante una teleconferencia realizada ayer William Kimbel, uno de los coautores del trabajo y director del Instituto de Orígenes Humanos de la Universidad Estatal de Arizona, "existe un buen registro fósil de hace más de 3.000.000 de años de los tempranos Australopitecinos, como Lucy, bípedos de cerebro pequeño, que frecuentemente son considerados remotos ancestros de los humanos. Hace alrededor de 2.000.000 de años, nos encontramos con múltiples especies superpuestas de los primeros Homo, incluido el H. habilis, H. rudolfensis y los primeros H. erectus, que son especies con cerebros más grandes, mandíbulas más finas y que utilizaban herramientas de piedra. Una de las metas de la paleoantropología es llenar las grietas temporales y evolutivas entre estas especies más tempranas y las posteriores. De modo que uno de los intervalos de tiempo más importantes para entender la emergencia de nuestro linaje evolutivo es el período que va de los dos a los tres millones de años. Irónicamente, es uno de los momentos peor conocidos de nuestro registro fósil".
Para la doctora María Isabel Hernández Llosas, investigadora del Conicet en el Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, "este trabajo ubica al género Homo hacia 2,8 millones de años, ahora con más certeza por las dataciones que hicieron en las capas superiores e inferiores al hallazgo. Y esto es importante porque hay muy poca evidencia datada de esa antigüedad. Los restos de fauna que les permitieron reconstruir el ambiente son un dato importantísimo". Por otra parte, agrega, "el análisis meticuloso de la dentición de la mandíbula refuerza ideas previas sobre un vínculo entre ellos y el linaje Homo".
En otro trabajo que se publica en la misma edición de Science, el equipo de paleontología analiza restos de fósiles hallados en la misma zona y confirma que era un entorno árido de sabana y arbustos. "Ellos identificaron un aparente cambio en el clima que habría conducido a la aparición de animales adaptados a ambientes más abiertos, por lo menos en el norte de Etiopía –dice Villmoare–. El surgimiento del género Homo podría estar vinculado con este cambio climático", que dio lugar a modificaciones funcionales y estructurales. Sin embargo, afirma el codirector del equipo, Kaye Reed, "es todavía muy pronto para asegurarlo".
Un tercer estudio publicado paralelamente en Nature respalda los hallazgos y postula que este nuevo homínido podría haber sido el ancestro de los Homo habilis.
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