Descubren un dato inédito sobre los nidos de los horneros que podría cambiar lo que se creía de ellos
Un reciente e innovador estudio sobre el ave nacional argentina, que incluyó a 1200 colaboradores, da cuenta de un detalle significativo en la construcción de sus nidos de barro
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El hornero, ese laborioso pájaro que es el ave nacional argentina, se caracteriza, entre otras cosas, por la manera en que construye su nido, con su particular forma de horno de barro. Ahora bien, hay un detalle en esa trabajosa construcción que, en términos científicos, se conoce como asimetría bilateral. Esto es que la entrada al nido de esta especie no está en el centro de la construcción, sino corrido hacia la izquierda o la derecha. Dos biólogos argentinos decidieron estudiar el por qué de ese fenómeno y realizaron una investigación al respecto, cuyos resultados fueron publicados esta semana en la prestigiosa revista de ciencias biológicas Current Biology.
Las conclusiones de esta investigación, que fue realizada con la participación de unas 1200 personas de distintos países de Sudamérica que enviaron más de 12.000 imágenes de estas particulares construcciones, señalan que la asimetría bilateral en los nidos de los horneros no tiene que ver con el azar, ni tampoco con fenómenos ambientales, como se suponía. La hipótesis es que se trataría de un determinante genético.
Los autores de esta publicación, que busca comprender un poco más sobre el comportamiento del hornero (furnarius rufus), son los argentinos Nicolás Adreani y Lucía Mentesana, ambos biólogos de la UBA con un doctorado en el Instituto Max Plank de Ornitología de Alemania. Con ellos colaboró el rumano Mihai Valcu, también doctor en biología. Pero además, estos ornitólogos diseñaron para el trabajo de campo un proyecto y una aplicación llamada Ciencia Ciudadana, por la que diferentes personas de Sudamérica podrían participar con la investigación.
“El detonante para esta investigación fue una charla de una colega que trabaja con asimetría en peces. En la introducción mostraba que hay muchas de estas asimetrías bilaterales en la naturaleza, cangrejos con una tenaza más grande, pájaros con picos torcidos, y también asimetrías de comportamiento, como ser zurdos y diestros”, cuenta, a LA NACION, Adreani, uno de los investigadores, que agrega: “Con esa charla se nos vino a la mente el nido del hornero. Si uno los mira, tienen la puerta a derecha o izquierda. Dijimos ¡Qué interesante! ¿Será por azar que ocurre eso? Valdrá la pena investigar”.
El proyecto Hornero
Así, a partir de 2018 esta investigación fue tomando forma, y el proyecto Hornero recolectó datos de participantes de la experiencia en la Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia y Paraguay, que abarcaron un total de 4,8 millones de kilómetros cuadrados y recogieron unas 12.606 imágenes de nidos. “La aplicación para Ciencia Ciudadana la diseñamos junto con Lucía y Tomás Córdoba, que fue el programador que armó la base de datos. Ahí, cuando la persona encontraba un nido, abría la aplicación, sacaba la foto y completaba un breve cuestionario. Después, ponía la ubicación y nos enviaba la imagen”, explica Adreani.
Unas 1200 personas participaron del proyecto, que se enteraron gracias a las redes sociales de @nidohorneros, donde los ornitólogos subían información general sobre el hornero, y sobre ciencia en general, para que, como dice el ornitólogo, “la gente se enganche”. “El proyecto fue brutal en materia del vínculo interactivo de ciencia y sociedad. La iniciativa Ciencia ciudadana dentro del proyecto Hornero fue sin dudas lo que más nos enriqueció como investigadores”, sostiene Adreani.
Una característica particular del hornero es que construyen sus nidos en pareja -el macho y la hembra mantienen su unión de por vida- y hacen uno por temporada. Tardan entre seis y ocho días en hacerlo y utilizan para ello mayormente barro (que ‘amasan’ con sus picos), al que añaden ramitas, semillas pequeñas, restos de hojas, raicillas y otros materiales.
De acuerdo con la enciclopedia de la Fauna Argentina del Centro Editor de América Latina, el nido se construye en tres etapas: primero la base, luego la pared, y en tercer lugar, el tabique que separa el resto del nido de la cámara de incubación y cría. El nido terminado llega a pesar unos cuatro o cinco kilos y la boca de entrada, con forma de ojiva, tiene cinco por 10 centímetros -la altura del hornero es de unos 21 centímetros.
Las conclusiones de la investigación
La publicación de Adreani, Mentesana y Valcu, que apuntó directamente al hecho de que esta entrada está siempre corrida hacia la izquierda o la derecha -la llamada asimetría bilateral-, llegó a determinadas conclusiones, pero también abrió las puertas a nuevos estudios. En principio, los autores descartaron que estas asimetrías ocurran por mero azar. Tampoco los factores ambientales influyen en la probabilidad de que un nido tenga la puerta hacia la derecha o hacia la izquierda. “No encontramos en una escala geográfica inmensa y con una resolución muy alta una evidencia ambiental”, asegura Adreani.
“Si no es por azar, ni ambiental, esto deja dos opciones para explicar la asimetría: que sea genética o cultural. Estas dos cosas son sumamente difíciles de desenredar entre sí, pero debido a ciertas características de la historia de vida del hornero, nuestra predicción es que probablemente sea algo genético”, explica el ornitólogo y luego aclara que no son conclusiones definitivas: “Tanto lo genético como lo cultural son hipótesis de trabajo a futuro, aunque nosotros nos inclinamos más por lo genético”.
Cuando habla de factor “cultural”, el experto explica que se llama así a cualquier conducta o comportamiento que es aprendido por un animal luego del nacimiento. “El canto, por ejemplo, los pájaros lo aprenden de escuchar a otro”, aclara, y agrega que, en ese sentido, “el hornero, por distintos motivos, como territorialidad e intensa agresión hacia pares, no tiene muchas instancias en las que observar a sus pares construir un nido, por lo que vemos improbable que puedan copiar la técnica, y tampoco la asimetría”.
Otro de los descubrimientos que dejó este colosal relevamiento de nidos es que hay un 12 por ciento más de nidos con la entrada hacia la derecha que hacia la izquierda. “El hecho de que nos encontremos con eso nos dice que hay un fenómeno que está empujando a que haya esa diferencia en las proporciones -explica Adreani-. Esto puede deberse a dos cosas: uno que una asimetría confiera cierta ventaja sobre la otra a la pareja que construye el nido. Esto haría que la selección favorezca una simetría sobre la otra, pero no lo sabemos, es solo una hipótesis y creemos que la menos probable”.
“Lo que sí podría ser más factible es que este rasgo -la asimetría- resulte de o este asociado a otro rasgo fenotípico de los horneros, como que sean diestros o zurdos, por ejemplo, y que esto si pueda conferir una ventaja, algo que está descripto para diferentes especies. Así, las diferentes proporciones de la asimetría serían una consecuencia indirecta de otro rasgo que si está bajo presión selectiva”, agrega el especialista.
Finalmente, el ornitólogo argentino que trabaja en Alemania cuenta el por qué de su inclinación hacia el hornero. “Es inexplicable mi pasión por las aves, pero me encantan. Y con Lucía siempre supimos que queríamos trabajar con el hornero, porque es una especie con muchísimas características que lo hacen especial y con el plus de que es nuestra ave nacional”, cuenta.
Luego de añadir que este es el cuarto trabajo que hace en conjunto con Mentesana sobre el hornero, remata: “Cuando empezamos a trabajar sobre este pájaro había relativamente poco publicado y nos parecía injusto, desproporcionado en cuanto a la popularidad de esta ave en nuestro país”.
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