Desapareció de la puerta de su casa hace 16 años y desde entonces su madre vive un calvario: “Solo pienso en ella”
Milagros de los Ángeles Cordero tenía 5 años cuando se la vio por última vez en Tortuguitas; en diálogo con LA NACION, Patricia Quiroz recordó aquellos momentos de desesperación y pidió ayuda para saber qué ocurrió
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A las seis de la mañana las luces de las ciudades comienzan a prenderse. Es muy temprano y un gran número de trabajadores y estudiantes empiezan con su rutina diaria. Mientras tanto, en un hogar ubicado en Tortuguitas, en Malvinas Argentinas, Patricia Quiroz se despierta todos los días con una misma pregunta: ¿Dónde está mi hija? Hace 16 años, su pequeña, Milagros de los Ángeles Cordero, desapareció sin dejar rastros. Desde ese momento, emprendió una lucha incansable con el único objetivo de saber qué pasó.
El 2 de diciembre del 2006, Patricia estaba en su trabajo mientras que Milagros y sus cinco hermanos estaban en la casa y al cuidado de su ahora exmarido. Con apenas 5 años, la pequeña jugaba sola en la vereda de la propiedad ubicada en la calle Paso de los Patos, entre Costa Rica y Bolivia. Ahí, y ante los ojos de sus vecinos, se la vio por última vez.
“Yo me enteré de la desaparición recién a la noche, cuando una de mis sobrinas vino a la casa de mi mamá, donde yo vivía, y me preguntó si Mili estaba conmigo. Tuve un presentimiento, me descompuse y mis amigas me llevaron al hospital. Volví rápido y una de mis hermanas me dijo que no la encontraban. Fui a buscar al papá y le reclamé por qué la descuidó así”, recordó Patricia en diálogo con LA NACION.
En ese instante, comenzó la búsqueda y también el calvario. Los vecinos se hicieron eco de la noticia rápidamente y la apoyaron en todo momento. Se organizaron, manifestaron y recorrieron casa por casa para buscar testigos. Todo parecía en vano.
Una pista en televisión y un detenido
En medio de la desesperación, Patricia recibió una noticia que la esperanzó. La Policía le informó que una vecina reconoció en televisión, en una de las tantas marchas que organizaron para pedir por la niña, a un hombre con características particulares. Según su relato, el día de la desaparición de Milagros, él estaba con ella en una bicicleta, pero no le dio importancia porque pensó que era un familiar cercano. Se equivocó.
En medio de la incertidumbre y la angustia, otra mujer se presentó en la comisaría para aportar datos. “Ella vio a Milagros con un hombre, se percató de que ella lloraba mucho, pero su familia le dijo que mejor no se meta”.
El sospechoso en cuestión, que coincidió con los dos testimonios, era un cartonero de la zona que vivía muy cerca de la casa de Patricia. Seis días después de la desaparición, lo identificaron y lo detuvieron. Pero, por falta de pruebas, recuperó la libertad el 17 de diciembre.
La incertidumbre
Por un tiempo, se hicieron allanamientos en la zona, pero no hubo resultados positivos|. La causa quedó encajonada en la Unidad Fiscal de Instrucción N.º 2 de San Martín. No obstante, Patricia nunca bajó los brazos. “Hasta el día de hoy, cuando camino por la calle, la busco entre la gente. Sé que debe estar distinta, pero hay algo característico de ella y es una cicatriz en la frente por una caída que tuvo”, relata, mientras sus pensamientos vuelven a dirigirse, con mucho dolor, en aquellos instantes desgarradores.
Quiroz mantiene vivos los recuerdos de Milagros con un mueble colmado de sus juguetes y guarda, como un tesoro, la única foto que tiene de ella y que es la misma que divulgaron diversos organismos encargados de proveer asistencia a los padres cuyos hijos están perdidos: “El papá no dejaba que le saquen. Esa la tengo gracias a mi vecina, que la tomó en un cumpleaños de una de sus hijas. Ahora, de grandes, mis hijos se empezaron a sacar fotos entre ellos y las guardan en el celular por cualquier cosa”.
“Mili era una chica despierta, educada y buena, con una sonrisa que alegraba a los demás”, remarca con la voz entrecortada.
Hasta el día de hoy, Patricia y su familia no entienden cómo liberaron al principal sospechoso de la desaparición, y no puede evitar pensar en aquella incertidumbre que tuvo cuando supo que lo liberaron. “Veía cómo él hacía su vida y yo no podía dormir ante la ausencia de mi hija”.
“Mi cabeza solo dice Milagros”
No hay ocasión en la que la niña no esté presente en la vida de su familia y, más aún, en la de Patricia. “Veo chicas iguales a ella. Estoy atenta siempre, la tengo en mi cabeza todo el tiempo”, relató con un nudo en la garganta.
“Tengo la fe en que algún día me voy a encontrar con ella. Siempre espero que vuelva, pienso que va a tocar la puerta y que la voy a recibir. No sé si ella me recordará, pero la extraño mucho”, acotó.
Patricia representa la perseverancia y es un claro ejemplo de lucha. En este sentido, y para reflejar lo que siente, es posible retomar las palabras de la cantante Natalia Lafourcade: “Yo te llevo dentro, hasta la raíz. Y por más que crezca, vas a estar aquí. Aunque yo me oculte tras la montaña, y encuentre un campo lleno de caña, no habrá manera, mi rayo de luna, que tú te vayas”.
Como el de ella, hay muchos casos que cobraron relevancia en los medios, como el de Guadalupe Lucero, la niña de 5 años desaparecida el 2021 en San Luis y Sofía Herrera, en 2008, en Tierra del Fuego. El dolor y la desesperación de las familias no calma nunca y todos persiguen un mismo objetivo: reencontrarse y fundirse en un abrazo sin que el reloj los apure.
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