¿Cómo está la zona del derrumbe un mes después?
Un mes después del siniestro el panorama es desolador para los comerciantes que están preocupados porque bajaron las ventas; la cuadra de Mitre entre Libertad y Talcahuano está cortada al tránsito de vehículos
La galería está en penumbras, apenas se puede ver una peluquería que está en el fondo bajo una tenue luz. Hay locales cerrados con carteles para alquilar entre los pocos comercios que continúan abiertos: un taller donde se arreglan televisores, una compra-venta de cuadros y un salón de confección de ropa.
"Los trabajos cayeron un 100 %", dice la mujer que atiende en Engarzadora Lucky . Hay olor a rancio, polvo, cosas desparramadas por el pasillo, un hombre trabajando en la pared y el peluquero, que se asoma en la vereda tratando de captar clientes.
La escena transcurre en la calle Mitre, entre Libertad y Talcahuano, frente al edificio que se derrumbó hace poco más de un mes y que hoy, lo que se permanece en pie, está clausurado. Al igual que la cuadra, cerrada al tránsito de vehículos y convertida en un paseo peatonal.
Aún quedan los vestigios de la tragedia en la que falleció Isidoro Madueña y que tuvo cientos de damnificados, principalmente los propietarios de los departamentos que perdieron todas sus pertenencias bajo los escombros. Ladrillos, chapas, hierros retorcidos se ven desde las vallas, colocadas a varios metros de la vereda y de la puerta al edificio, atravesada con una faja de clausura.
"Acá se cayó todo. ¿No ves los cascotes?", le dice una mujer a su pequeña hija, mientras otros curiosos se paran, levantan la cabeza y sacan fotos a la fachada descascarada. "Pasan más a curiosear que al café. Son más curiosos que otra cosa", afirma la encargada del local de la equina de Mitre y Libertad. Y en esa frase se sintetiza la preocupación que los comerciantes de la cuadra le manifestaron a LA NACION , temerosos que el corte de tránsito se prolongue durante varios meses y que provoque un mayor impacto negativo en las ventas.
"Es una calle muerta. Los clientes no vienen por miedo a que ocurra otro derrumbe. ¿Por qué no se abre de nuevo la calle? ¿Van a hacer otro Cromagnon con la calle cortada?", se pregunta Alejandro, que tiene una oficina administrativa frente al edificio que se vino abajo. Allí también trabajan ingenieros, joyeros y abogados que están a la expectativa de lo que suceda. "Nadie del gobierno nos explicó lo que pasa. Los comerciantes ya nos planteamos cortar la calle; ya se está hablando en reuniones".
Karen Viana vivía en el edificio de Mitre 1232, en el departamento A del sexto piso, con su hermano y su mamá. Hace un mes contaba que mientras desalojaban el lugar veía caer los escombros a sus espaldas. Por la urgencia de la evacuación, como el resto de los damnificados, no pudo sacar sus pertenencias. Tampoco logró rescatar a su gata, Margarita, que se volvió mediática y fue hallada días más tarde por los bomberos. Mientras espera los subsidios del gobierno Karen intenta reconstruir su vida en otro departamento, alquilado, en el microcentro. Su historia en video.
Los únicos vehículos que tienen permitido atravesar las vallas ubicadas en las esquinas, custodiadas por efectivos de la policía Metropolitana y de la Federal, son los móviles policiales y aquellos autos que estacionan en las cocheras de la cuadra. "Después del derrumbe trabajamos un 60 por ciento menos. Muchos propietarios de las cocheras dejaron de venir o las alquilaron, por temor", cuenta Miguel, el encargado de uno de los estacionamientos.
Los colectivos de las líneas 98, 7, 5 y 105 fueron desviados hacia otros recorridos para evitar que su circulación provoque vibraciones y que impacte en la estructura. "El kiosco laburaba con la gente de las paradas, pero todo ese caudal cayó y las ventas se redujeron un 50 por ciento", admite Juan, propietario del comercio. "Me hago estas preguntas: si el edificio no corre peligro, ¿porqué está la valla?; si corre peligro, ¿porqué no lo tiran? Estoy pensando en largar el negocio si esta situación se extiende demasiado tiempo".
No habrá resarcimiento
Las tareas de remoción de escombros en Mitre 1232 se interrumpieron por los peritajes ordenados por la Justicia luego del hallazgo del cadáver de Madueña, pero se estima que en dos meses concluirán. Hasta el momento los propietarios del edificio colapsado recibieron un subsidio de 8000 pesos y los residentes de otros inmuebles cercanos, 1200 pesos.
Además en la Legislatura porteña se aprobó la expropiación del edificio mediante la cual todos los dueños de departamentos serán resarcidos si renuncian a demandar judicialmente a la Ciudad. La indemnización será de 1750 dólares por m2. Además dispondrán de un subsidio de emergencia de entre 50.000 y 70.000 pesos.
"Los comerciantes no tenemos la culpa. Volvimos a los locales hace quince días, perdimos dinero, no podemos trabajar normalmente y, en nuestro caso, tuvimos que mudar actividades que hacíamos acá", se queja Jorge Morte, el dueño de una casa de música ubicada en la misma cuadra.
"Resarcimiento económico para los comerciantes no hay porque no somos responsables de lo ocurrido", respondió Néstor Nicolás, subsecretario de Emergencias del gobierno de la Ciudad.
El funcionario explicó que, tras el derrumbe, el área de exclusión al tránsito se fue achicando para proteger la estructura en pie. El Ministerio de Desarrollo Urbano realizó varios estudios para sacar conclusiones. "Pensamos que es estable, pero estamos aguardando un informe adicional de la Facultad de Ingeniería para tener otro panorama de las condiciones generales del edificio. Será tenido en cuenta para dar mayor tranquilidad, abrir o no el transito y demolerlo o no", explicó Nicolás. Se espera que los resultados estén listos en quince días.
"¿Cuánto más estará la calle así? En principio, dos semanas, pero queremos actuar con prudencia. Hay cosas ajenas a nosotros. Si hay que remover los escombros, se cortarán las calles; si hay que demoler el edificio, también se cerrarán. Todo dependerá del informe. Si los expertos en estructuras dicen que no es estable, se puede tomar la decisión", detalló el funcionario.