Derrumbe en Villa Gesell: quién era Rosita, la segunda víctima mortal que dejó la tragedia
María Rosa Stefanic era la hija de los fundadores del Apart Hotel Dubrovnik; había vendido meses atrás pero seguía viviendo allí
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VILLA GESELL.— Ya lo había vendido, pero había decidido permanecer allí, en el Apart Hotel Dubrovnik, en Villa Gesell. Una transición hasta la próxima temporada de verano, para asegurar el manejo del lugar que había sido ideado y construido por su padre hace casi 40 años. El lunes a la noche el edificio de 10 pisos colapsó. Recién anoche, 48 horas después del derrumbe, los rescatistas hallaron entre los escombros su cuerpo sin vida.
Se trataba de María Rosa Stefanic, más conocida entre sus allegados como “Rosita”. Ella es la segunda víctima mortal que dejó la tragedia que enlutó a esa ciudad balnearia. El martes, el mismo día del colapso del inmueble sobre otro edificio de departamentos, los bomberos encontraron los restos de Federico Ciocchini, de 84 años, y lograron rescatar con vida a su esposa, Josefa Bonazza, de 79 años, que fue trasladada en helicóptero a un hospital de Mar del Plata. Actualmente se encuentra internada en terapia intermedia.
Todavía hay seis personas desaparecidas, precisaron funcionarios a cargo del operativo, quienes las buscan junto a canes especializados en medio de la montaña de restos que dejó el desmoronamiento completo de los 10 pisos del apart hotel y una parte del edificio vecino.
Aún no han encontrado al sobrino de Rosita, Nahuel Stefanic, de 25 años, ni a Dana De Simone, una joven de misma edad de la localidad de Juan N. Fernández, entre Necochea y Lobería. También siguen desaparecidos los cuatro operarios que se alojaban en el apart hotel durante la semana, quienes habían llegado el mismo lunes para quedarse trabajando en las obras de remodelación del edificio hasta el viernes. Se trata de Mariano Troiano, Matías Chaspman y Ezequiel Matu, que realizaban trabajos de plomería que combinaban con algún otro oficio, y el carpintero Javier Fabián Gutiérrez, oriundo de Merlo, provincia de Buenos Aires.
“Ella era excelente”
Rosita tenía apenas 60 años, era viuda y desde hace décadas que estaba a cargo del apart hotel fundado por sus padres. Lo hacía junto a Mirko, su perro, que la acompañaba día y noche.
Desde el derrumbe que sus seres queridos lloran al nombrarla. “Quiero que me dejen acercarme, quiero que me escuche”, pedía su amiga Claudia el martes pasado, desde las inmediaciones del edificio derrumbado, del que apenas se salvó el frente, de dos plantas.
Claudia viajó desde Capital Federal, donde reside, apenas escuchó que el Dubrovnik se vino abajo. “Ella no tenía que estar ahí, no debía estar ahí”, decía. Se refería a que Rosita ya no era la propietaria del hotel. Sin embargo, detalló su amiga, la mujer había acordado con el comprador la posibilidad de permanecer allí unos meses más, dispuesta a seguir al mando del proceso de remodelación del edificio al menos hasta la reapertura. El hotel permanecía cerrado durante el año y solo abría en temporada.
A María Rosa Stefanic la presentan como una mujer vital que siempre disfrutó de estar al frente de este establecimiento, hasta que tras el fin de la última temporada se decidió a venderlo. “Rosita quería seguir ahí”, contó Jorge Cocco, directivo de la Asociación de Hoteles, Confiterías, Restaurantes y Fines de Villa Gesell, quien meses antes del derrumbe había recorrido el edificio junto al nuevo dueño del lugar. “Me contó que iban a hacer reformas”, sumó.
Para Rosita Dubrovnik era más que un emprendimiento turístico. Era su hogar y también el lugar donde creció. Sus padres, ambos inmigrantes croatas, lo habían construido y llevado adelante durante años, hasta que quedó a cargo de ella y de su marido.
En redes, los mensajes de despedida y de agradecimiento de ex huéspedes del apart se multiplican. Según contó a LA NACION Alfredo Glauber, quien se hospedó allí los últimos 14 veranos junto a su familia y amigos, los huéspedes solían repetirse año a año, y muchos tenían una relación cercana con Rosita, al igual que él. “Rosita era excelente. Nos hicimos muy amigos. Estabas ahí y te sentías en casa, por eso nos encantaba”, contó el vecino del barrio de Olivos.
Quién era Nahuel
Hace seis años que Nahuel Stefanic, el sobrino de Rosita, vivía junto a ella en el apart hotel. Se había mudado allí tras la separación de sus padres, cuando él tenía 19 años.
Los primeros gritos de desesperación, tras el derrumbe del edificio, llegaron de boca de Silvana Perhauc, la madre de Nahuel. “Quiero a mi flaco vivo”, gritaba, mientras enfrentaba a los micrófonos.
El joven trabaja en una cafetería y la noche previa al derrumbe, como tantas con un mar calmo, había tomado las cañas, los anzuelos y la carnada para hacer unos lances desde la playa. Lo acompañó Diego, uno de los operarios que participaba de las reformas que se hacían en el hotel.
Cómo era el hotel
La construcción de este hotel, según confirman vecinos, data de mediados de la década del 80. Tenía formato de apart hotel y en temporada era de los más concurridos por su oferta de servicios. En temporada baja, como gran parte de la hotelería de esta localidad balnearia, permanecía cerrado porque la demanda no abunda.
Los vecinos y ex huéspedes definieron el apart hotel como un sitio “muy familiar”. El nombre del apart hotel hace alusión a una ciudad turística y costera en el sur de Croacia, donde nació la madre de Rosita.
“Nuestros padres, de nacionalidad croata, decidieron, luego de casarse, irse a otro país buscando su futuro. Y así fue cómo llegaron a la Argentina. Después de años de lucha y trabajo, encontraron un lugar que los hizo recordar a su país. Este era Villa Gesell. En ese momento decidieron que aquí iban a echar sus raíces”, escribieron sus hijos en el sitio web del lugar.
En 1986 el matrimonio comenzó la construcción de este edificio, para el cual se inspiraron en la forma de un barco. Su nombre, Dubrovnik, hace honor a la ciudad natal de la mujer. Se trata de una localidad en las costas del Mar Adriático, conocida por sus construcciones de época, sus playas y la gastronomía con influencia italiana. Es de las ciudades más importantes de Croacia, un país que ofrece una combinación de intereses culturales, históricos y naturales.
El edificio de fachada roja y blanca, como el escudo de la bandera de Croacia, contaba con dos sectores: el delantero, que es una construcción esférica de dos pisos y 38 años de antigüedad, y el trasero, una torre de 10 pisos, que es la que se derrumbó.
El Apart Hotel Dubrovnik ofrecía un desayuno buffet en una sala con un sector cubierto y otro semicubierto, en una terraza de deck con vista a la pileta. Entre los servicios, el apart hotel incluía limpieza diaria de las habitaciones, wifi, seguridad, caja de seguridad, parrilla, solarium y un salón de usos múltiples.
Con balcones con vistas a la ciudad y al mar, el edificio disponía de cocheras privadas en la planta baja y en el subsuelo del edificio. También tenía un amplio espacio verde y una pileta, el principal atributo que destacan las personas que se hospedaron allí en las redes sociales del complejo vacacional.
Con la colaboración de María Nöllmann
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