Derrumbe en Villa Gesell: el carpintero que hacía todo por su hija y había viajado 400 km para trabajar en el hotel Dubrovnik
Joel y Nicole Molina son los sobrinos de Fabián Javier Gutiérrez, de 53 años, que hoy fue hallado muerto entre los escombros
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VILLA GESELL.– Tenía presupuestos aprobados y quedaba avanzar con el mobiliario que le encargaron para renovar las habitaciones, que dejarían de tener formato de departamento. No le terminaba de conformar pero era trabajo e ingresos, aunque sea lejos de casa, para afrontar algunos gastos que tenía como prioridad.
“Él quería hacer estos laburitos, una changa, para comprarle una carpa a su hija y que se vaya a las excursiones”, cuentan Joel y Nicole Molina, sobrinos de Javier Fabián Gutiérrez, el carpintero que murió bajo los escombros del Apart Hotel Dubrovnik al que vino a trabajar y en el que se alojaba cuando se derrumbó, el pasado martes por la madrugada.
Tenía 53 años y, como aseguran, “lo hacía todo por Nicole”, de 15 años, que vivía con la madre mientras él aceptaba esta propuesta laboral a más de 350 kilómetros de su domicilio, en Merlo, provincia de Buenos Aires.
Allí tenía su taller en el que hacía carpintería de obra y mobiliario. “Lo que buscaba era hacer una diferencia para sostener su tallercito y pagar el alquiler”, señala Joel, que también es carpintero y conocía de las mejoras que a su tío le habían encargado en este establecimiento de esta ciudad balnearia. “Lo convocó el dueño del hotel y interactuaba con una arquitecta, fue directo”, dijo.
El Dubrovnik lo construyó un matrimonio de origen croata y hasta el último verano estuvo en manos de su hija, Rosa Stefanic. Murió también bajo los escombros y su cuerpo pudo ser rescatado el miércoles pasado. El apart hotel se lo compró la firma Parada Liniers, que preside Antonio Juan Manuel Arcos Cortés.
Los sobrinos confirman que le gustaba venir a Villa Gesell, más allá de que advertía que las obras que le encargaban no lo desvelaban. Hace unos días trascendió un audio que Gutiérrez mandó en el que detalla que lo que tenía que reformar no aportaba mucho al resultado final de la propuesta hotelera. “Están poniendo un montón de guita en algo que está hecho pelota”, refirió.
Su sobrino confirma ese audio pero admite que no hacía referencia a una situación estructural del Dubrovnik sino casi a lo que llamó “una jerga” de carpinteros, cuando tienen que reemplazar algo muy dañado y no se termina de mejorar por completo.
Cerca de la playa
También es quien ratifica que a Gutiérrez le encantaba esta cercanía con la playa y que incluso quería que sus familiares se vinieran con él, para acompañarlo mientras realizaba los trabajos que le habían encargado. “Nos invitaba, quería que estemos con él”, señaló.
La búsqueda que se hizo en el marco de este operativo a cargo de rescatistas también permitió rescatar primero varias pertenencias de Gutiérrez, incluso sus herramientas. El cuerpo fue lo último que hallaron. Fue trasladado a Temperley, donde se están realizando las autopsias ordenadas por la fiscal Verónica Zamboni, a cargo de la investigación judicial de este caso que tiene dos personas detenidas por el momento: el arquitecto Jorge Bonavita y el contratista Rubén Taquichiri. Otros cuatro acusados fueron excarcelados.
Joel y Nicole hacen un alto para agradecer a todos los que han participado del despliegue entre escombros durante estos casi ocho días. “No tenemos más palabras que agradecimiento”, dicen a LA NACION. Se refieren a bomberos y rescatistas, a todo el equipo de contención psicológica y médica que los acompañó en estos días y a las autoridades municipales de Villa Gesell y de Merlo, donde residen. “No nos faltó nada y la calidez del trato fue espectacular desde el primer momento”, remarcaron.
También tuvieron expresiones de aliento para las familias de los cuatro desaparecidos que tiene todavía el caso. Son tres obreros y una joven, que colaboraba con la dueña y vivía con ella. Todo indica que los rescatistas están muy cerca de hallarlos.
No acusan a nadie y remarcan que es tiempo de acompañar a esos que todavía esperan por novedades de los cuatro que queda por encontrar. “Somos gente de fe, oramos por ellos”, repiten. Y califican lo ocurrido con el hotel como “una desgracia muy grande”. Prefieren, dice, reflejar la respuesta que encontraron en el operativo de búsqueda: “Son gente de oro”, aseguraron.
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