Derrumbe en Villa Gesell: detuvieron a un arquitecto por las obras en el hotel Dubrovnik y prohibieron salir del país a su nuevo dueño
Se trata de Jorge Bonavita, de 55 años; quedó a disposición de la Justicia a la espera de ser indagado
- 3 minutos de lectura'
VILLA GESELL.- La profundización de la investigación judicial por el derrumbe del Aparte Hotel Dubrovnik, que hasta el momento provocó la muerte de tres personas y mantiene atrapadas entre escombros al menos a otras cinco, aportó la prohibición de salida del país para el titular de la firma que adquirió ese establecimiento a comienzos de este año y la detención de uno de los arquitectos involucrados en las obras de remodelación que allí se estaban haciendo.
Fuentes judiciales lo identificaron como Jorge Enrique Bonavita, de 55 años y domiciliado en la vecina localidad de General Madariaga, y quedó a disposición de la justicia, a la espera de ser indagado. Instancia por la que ya pasaron otros cinco detenidos que tiene esta causa, estos últimos capataces y operarios que realizaban trabajos, en algún caso bajo órdenes del primero.
Las declaraciones de algunos de estos procesados aparecen fundamentales en el expediente para reconstruir el proceso de estos trabajos que habrían comenzado a mitad de año, con dos proyectos en simultáneo, cada uno a cargo de un profesional distinto, y con distintos objetivos: uno más estético, que involucraba el cambio de ventanales y tareas de pintura, y otro sobre el que se pone mayor atención ya que apuntaba a la instalación de un nuevo elevador, lo que habría requerido excavaciones y movimientos de tierra que podrían haber sido determinantes para la suerte del edificio.
“Procedió a ejercer clandestinamente la dirección técnica de las obras de reformas”, se fundamenta en el pedido de detención solicitado por la fiscal y ordenado por el juez de Garantías N°6 de Villa Gesell, David Mancinelli. Se cita además que actuó sin permisos municipales y que como profesional tuvo un desempeño “negligente e imprudente” en las obras realizadas en el Dubrovnik.
Según confirmaron fuentes judiciales a LA NACION, la prohibición de salida del país pesa sobre Antonio Juan Manuel Arcos Cortés, presidente del directorio de Parada Liniers, la empresa que después de la última temporada compró el Apart Hotel Dubrovnik a Rosa Stefanic, que el pasado miércoles apareció muerta entre los escombros. Su velatorio se inició esta mañana, en una casa de sepelios de esta ciudad.
También está en la mira dos arquitectas a las que que también se vincula de manera directa con la dirección de las obras que se ejecutaban desde julio pasado en el Apart Hotel Dubrovnik. No trascendieron identidades pero, al igual que Bonavita, al menos una de ella aparece muy mencionada y en detalle en las declaraciones indagatorias que afrontaron algunos de los detenidos. Tampoco podrán salir del país, según dispuso la justicia.
Sobre los estudios y domicilios de ambos se dispusieron y concretaron allanamientos en los que las comisiones policiales remitidas por la justicia, con participación de fuerza provincial e incluso apoyo de Policía Federal para algunos de estos trámites, lograron documentación en soporte de papel y digital que los vinculan a estas obras.
La particularidad que surge como coincidencia entre los testimonios es que no aparecería nada escrito que estableciera el vínculo del profesional con las obras en ejecución. “Daban órdenes sin ningún contrato”, confió la fuente judicial.
Se espera el avance de la causa para determinar también que dispondrá la fiscal Zamboni respecto de Arcos Cortés. La empresa había difundido un comunicado en el que manifestaba que se había puesto a derecho, a disposición de la justicia. Ayer se confirmó que en el expediente estará representado por los abogados Alejandro Baldini y su colega marplatense Maximiliano Orsini.
Más leídas de Sociedad
Histórico. Por primera vez, dos mujeres llegaron a la comisión directiva de uno de los clubes más tradicionales de la ciudad
"Avance de un frente frío". Alerta meteorológica por tormentas y vientos intensos en 14 provincias
“Una vergüenza total”. Quejas, enojo y hasta 10 horas de espera, la odisea de miles de turistas chilenos para cruzar a Mendoza