Derechos de autor: plantean la necesidad de tener un tratado internacional
Una película que se descarga, un video compartido en las redes, el fragmento de una canción o una noticia transcripta sin autorización son algunos ejemplos cotidianos que hoy se encuentran atravesados por un debate que recorre la industria cultural: cómo se protegen los derechos de autor en la era de las plataformas digitales.
Para responder a esa pregunta, Javier Díaz de Olarte, abogado y jefe del departamento jurídico del Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro), habló con LA NACION antes de su presentación en la Feria del Libro sobre "derechos de autor en el mundo editorial", hoy, a las 14.30. Participarán Federico Polak, presidente del Centro Argentino de Derechos Reprográficos (Cadra); María Teresa Garbano, presidenta de la Fundación El Libro; Pablo Avelluto, secretario de Cultura de la Nación, y Germán Garavano, ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
El especialista tomó como referencia la aprobación de una normativa sobre derechos de autor en el mercado único digital que se aplica a los países de la Unión Europea. "Define los límites y acepciones a los derechos de autor. El principio básico del derecho de propiedad intelectual es que corresponde al titular de derechos decidir si su obra se usa o no y bajo qué condiciones", explicó. Y planteó el primer foco de conflicto: "No es fácil ni plano, porque las leyes de los países establecen que junto a este derecho existen otra serie de intereses en la comunidad que pueden llevar a que este derecho de autor quiebre y a que ciertos usos de las obras protegidas pueden llevarse a cabo sin solicitar autorización del titular de los derechos".
-¿Cómo cambió el escenario de la propiedad intelectual la incorporación de soportes digitales?
-En los últimos años, la evolución tecnológica ha permitido que se desarrollen modelos de negocios basados en el uso de contenidos ajenos sin la autorización de sus dueños. Es una injusticia notable. Hay abundantes negocios, desde los "agregadores de contenidos" que usan fragmentos o artículos completos de los periódicos, segmentos de un programa de televisión o una canción. Hay que establecer los principios generales de que si alguien usa esos contenidos pida permiso. Los espacios de usos digitales y las fronteras han perdido la importancia que tuvieron. Hay que tener normas globales que aseguren la protección. Lo ideal sería un tratado internacional.
-¿Los autores están desprotegidos ante la red?
-Existen usos que perjudican a autores y editores a través de las redes. En la red hay de todo: bueno, malo, regular, utilizaciones autorizadas y no. La piratería digital es una realidad y en este escenario los titulares de derechos han creado modelos de negocios en los últimos años para hacer más atractiva la oferta legal digital de contenidos. Por ejemplo, plataformas de música brindan partes de un servicio gratuito y otra no.
-¿Cómo afecta a la industria?
-Afecta muchísimo, porque alguien está usando tus contenidos y los autores no están recibiendo un retorno, con lo que la situación se puede volver insostenible, incluso puede llevar a la desaparición del titular de derechos o la retracción de la actividad. No solo son prejuicios económicos, sino también de producción cultural, porque la industria cultural exige un trabajo cualificado y crea imagen de la marca de un país.
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