Derecho a la muerte digna: los proyectos de ley que reavivan el debate sobre la eutanasia
Hay en el Congreso seis iniciativas que buscan dar un marco normativo a la interrupción de la vida de pacientes terminales
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El avance de diferentes proyectos de ley reavivó el debate sobre la aplicación en el país del derecho a morir dignamente, es decir, la posibilidad de que un paciente que padece una enfermedad incurable e irreversible pueda solicitarle a un médico la interrupción de su vida. Actualmente en el Congreso hay seis iniciativas que buscan dar un marco normativo a la eutanasia y legalizar su práctica. Cuatro se encuentran en la Cámara de Diputados y dos, en el Senado.
Tres de ellas son conocidas con los nombres de “Interrupción voluntaria de la vida”, “Ley Alfonso” y “Ley de la buena muerte”. Hubo una solicitud de diputadas de diferentes partidos para comenzar a tratar en la Comisión de Salud de la Cámara baja los proyectos impulsados por la Unión Cívica Radical (Buena muerte) y el Frente de Todos (Ley Alfonso). Prevén la alternativa de aplicar la “muerte asistida” que, a diferencia del procedimiento en el que el médico suministra la droga eutanásica al paciente, se limita a proveérsela para que este último se la administre por su propia cuenta.
“La eutanasia es un tema que históricamente ha sido tabú. Por dogma, por cuestiones religiosas o porque culturalmente incomoda. Pero cuando conocés a los pacientes que están en una situación crítica te das cuenta de que es un tema que no puede esperar. Hay casos de pacientes que sufren y tienen el derecho de definir cuándo irse y dejar de padecer si la medicina no les da las opciones para curarse o para aliviar los dolores que tienen”, dijo la diputada radical Jimena Latorre a LA NACION. Es coautora del proyecto de la “Ley de la buena muerte”, que presentó en noviembre de 2021 junto con Alfredo Cornejo y Alejandro Cacace para regular la eutanasia.
De acuerdo con la diputada, la legislación actual en la Argentina permite la eutanasia pasiva, que es la posibilidad que tiene un paciente de rechazar tratamientos médicos de los que depende su vida. Sin embargo, no es legal que un médico preste asistencia para que una persona muera.
El 29 de junio diputadas de diferentes bloques del oficialismo y la oposición hicieron una presentación conjunta para que el tema se trate en la Comisión de Salud. El pedido fue firmado por Jimena Latorre y Soledad Carrizo (UCR); Marcela Antola y Ana Carla Carrizo (Evolución Radical); Mara Brawer, Jimena López y Ana Carolina Gaillard (Frente de Todos).
El proyecto que impulsa el oficialismo es la “Ley Alfonso”, una idea que nació a partir del caso de Alfonso Oliva, un ciudadano cordobés que solicitó la aprobación de una ley de eutanasia luego de que su cuerpo se deteriorara por tener esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La motricidad de Oliva se redujo hasta solo poder mover los ojos y dependía de una sonda para ingerir sus alimentos por no poder tragar. El cordobés falleció en marzo 2019 a los 37 años.
Desde el radicalismo también se impulsa la iniciativa de “Interrupción voluntaria de la vida”, que fue presentada oportunamente en el Senado por Julio Cobos.
En los últimos dos meses, en la Cámara baja hubo reuniones de los asesores de los diputados de los diferentes bloques para presentar los borradores, buscar los puntos en común y acordar en las diferencias.
“Todavía no hubo una nueva convocatoria a sesionar en la Comisión de Salud; de haberla, la presidencia de la comisión está obligada a incluirla en el temario para el tratamiento de los proyectos”, dijo Latorre.
“No hay grandes diferencias o profundas entre los distintos proyectos. En un trabajo conjunto podemos consensuar las pocas diferencias que hay. El objeto de la ley es consagrar el derecho a recibir asistencia para morir en los casos de enfermedades graves o incurables o padecimientos irreversibles que causen sufrimiento o postraciones o padecimientos que sean incompatibles con la dignidad humana”, agregó.
Latorre refirió que los proyectos contemplan la objeción de conciencia, es decir, la posibilidad de que un profesional médico se niegue a aplicar la eutanasia a un paciente que lo solicite. Para esos casos se prevé que tengan la obligación de derivar a los pacientes a una institución donde puedan cumplir con lo solicitado.
Actualmente, tal como recuerdan los fundamentos del proyecto de Ley Alfonso, solo seis países en el mundo cuentan con legislación que regula la eutanasia: España, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Colombia y Canadá.
A favor y en contra
Consultados por LA NACION, referentes de diversos sectores involucrados en la temática opinaron sobre los posibles efectos del avance de las iniciativas.
“Es bueno dar el debate. Sin embargo, los pedidos de eutanasia de pacientes responden a un grupo muy minoritario de casos. Existen, pero no son muchas las personas que sostienen en el tiempo estos pedidos. La eutanasia es quitar la vida con la intención de evitar un sufrimiento. Es un matar piadoso. Pero matar en el contexto de la medicina nunca estuvo autorizado. La asociación médica mundial está en contra de que un médico se involucre en matar a un paciente”, dijo Gustavo De Simone, director del Instituto Pallium. El especialista en medicina paliativa, una disciplina que aplica tratamientos a enfermos terminales, sostuvo que hasta el momento no hay a nivel nacional ni provincial una norma que habilite la eutanasia o despenalice su práctica.
“Legislar a favor de la eutanasia es de alto riesgo. Es posible aliviar el sufrimiento de otras formas. El sufrimiento nos interpela, el tema es cómo nos posicionamos frente a él como sociedad”, agregó.
El médico distinguió los diferentes tipos de casos en los que los pacientes solicitan la eutanasia: cuando se encuentran en el final de sus días y sufren síntomas de dolor agudo, por un lado, y aquellos que podrían vivir meses y años, pero no encuentran sentido a seguir viviendo estando gravemente enfermos. “Este último caso suele darse con las enfermedades neurológicas severas que van quitando a la persona la posibilidad de la autonomía, las situaciones en las que el paciente está confinado al reposo o a tener que depender de la ayuda para alimentarse y el resto de sus quehaceres. Ahí el enfoque es más existencial y filosófico: encontrarle sentido al sufrimiento; no es una obligación encontrarlo, pero es un camino”, dijo De Simone. Para el especialista, en la mayoría de los casos las molestias como el dolor o la falta de aire pueden aliviarse con medicinas y cuando se trata de enfermedades que se resisten a los tratamientos, se pueden aplicar métodos de sedación del cuerpo para evitar padecimientos y no tener que recurrir a la eutanasia.
Desde la Conferencia Episcopal, el organismo que nuclea a los obispos argentinos, expresaron en la última semana su rechazo a los proyectos de eutanasia presentados en el Congreso. Denunciaron que las iniciativas son una manifestación de la “cultura de la muerte y el descarte” y solicitaron que se busquen otras alternativas para aliviar los padecimientos de los enfermos terminales. “Aun en los casos de enfermedades que no tienen cura, todos los enfermos deben ser cuidados y acompañados para que sea respetada su vida hasta la muerte natural. Se deben valorar los cuidados paliativos e integrales, que alivian el dolor en la enfermedad grave y ayudan al que sufre y dan mucho fruto en la persona y en su familia”, indicaron en un comunicado.
La Academia Nacional de Medicina (ANM) no tiene todavía una postura asentada sobre los proyectos de eutanasia del Congreso, pero al ser consultados dieron su mirada sobre el derecho a la muerte digna que –sostienen– debe amparar a todos los pacientes. “En todos los procesos de enfermedad avanzada y cercanía de la muerte, la comunicación entre el equipo de salud y el paciente y su familia tiene un rol preponderante. Cuando tanto el paciente y su familia como el equipo tratante han transitado el proceso de comunicación y aceptación de la realidad, se dan las condiciones para consensuar la limitación de tratamientos invasivos o fútiles, privilegiando la calidad de vida y el confort del paciente”, dijeron.
Y agregaron: “Los arduos intentos por preservar la vida pueden llevar a una forma de asistencia incorrecta, y por lo tanto innecesaria, conocida como ´encarnizamiento terapéutico´, que es preciso reconocer y evitar”. Según explicaron desde la ANM, es necesario desde la medicina no continuar con tratamientos invasivos, frecuentemente dolorosos y asociados al uso de compleja tecnología, cuando las posibilidades de sobrevida son nulas.
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