Abuso sexual. Denunciaron en la Justicia a un sacerdote que trabajó 20 años en un colegio de La Plata
Rocío tiene 27 años y hace dos semanas denunció por abuso sexual al sacerdote Raúl Sidders, que trabajó durante 20 años en el Colegio confesional San Vicente de Paul en La Plata. "Este tipo arruinó mi infancia y mi adolescencia", dijo a LA NACION. La causa quedó radicada en el Juzgado de Garantías Nº 2 de La Plata, y el fiscal interviniente es Álvaro Garganta, a cargo de la UFI Nº 11.
Sidders es sacerdote hace 40 años, y durante la mitad de ese tiempo vivió en La Plata. Trabajó en el San Vicente de Paul, pero en julio fue trasladado a Misiones para cumplir funciones como secretario del recientemente designado obispo Nicolás Baisi. Según un video de despedida que el mismo Sidders filmó, ese cambio drástico tiene que ver con un pedido de su amigo Baisi y porque "Dios me lo pide".
El fiscal aceptó el pedido de la abogada de Rocío y le prohibió a Sidders salir del país. El próximo 15 de septiembre le tomará declaración a la víctima y a dos testigos.
Ante la denuncia, el Arzobispo de La Plata, Víctor "Tucho" Fernández, prefirió no hablar con LA NACION, pero envió un comunicado donde se indica que por "prudencia y prevención, y sin emitir juicios prematuros, ha recomendado al Obispo de Puerto Iguazú que no encomiende al Pbro. Sidders ninguna tarea en colegios o con menores de edad".
LA NACION trató de comunicarse con Sidders a través de Monseñor Nicolás Baisi, Obispo de Puerto Iguazú, y a través del Arzobispado de La Plata, pero no obtuvo respuesta en ninguno de los dos casos. También se le envió un correo electrónico para consultarlo respecto de la denuncia, pero tampoco respondió.
Entre las últimas acciones legales, las abogadas patrocinantes de Rocío solicitaron ante el juez de Garantías que se le prohibiera la salida del país al sacerdote. Además, se sumó Juan Pablo Gallego como abogado copatrocinador en la causa.
El inicio
A principios de julio llegó un mensaje: una madre de Misiones preguntaba a otra madre de La Plata si tenían referencias sobre el cura Raúl Sidders, que había sido trasladado a su comunidad en Puerto Iguazú. "Nos llamó poderosamente la atención porque es de público conocimiento que él se estaba haciendo su casa, para cuando se jubilara. Él tenía pensado jubilarse en el colegio. Fue muy sorpresivo el traslado", dijo a LA NACION Ana, madre de un exalumno del colegio platense, que prefirió no identificarse por miedo a represalias.
Ella fue la que llegó primero a Rocío, la exalumna del colegio que terminó denunciando en la Justicia al sacerdote. Leyó su testimonio en Facebook, le escribió por privado y la incorporó al grupo de WhatsApp que ya se había formado con docentes, exdocentes, alumnos, exalumnos, padres y madres del San Vicente de Paul.
"Fuimos transitando estos 20 días con ella, acompañándola. Hace unos días dijo que necesitaba hacer la denuncia penal y la presentó. Es un camino que ella viene haciendo, con terapia, para poder dar este paso", contó Ana.
Rocío fue al colegio San Vicente de Paul desde el jardín de infantes. Ahora tiene 27 años y, acompañada por las abogadas Pía Garralda y Claudia Ferrero, presentó una denuncia por abuso sexual contra el sacerdote Raúl Sidders. La causa quedó radicada en el Juzgado de Garantías Nº 2 de La Plata. "La causa se fue para Garantías porque [la víctima] solicitó ser tenida como particular damnificada", explicó el fiscal Garganta a LA NACION. Después de ese trámite, el fiscal empezará a investigar.
Hasta ahora, Rocío sólo eligió que se hiciera público parte del relato de los hechos a través de Prensa Obrera. Según explicó a LA NACION una de sus abogadas, ella está con tratamiento psiquiátrico y le tomó mucho tiempo poder hablar, por eso además prefiere que no se sepa su nombre completo.
Algunas de las situaciones que denunció habrían ocurrido entre los 11 y los 13 años. "Recuerdo que era malo con todas mis compañeras, pero conmigo no. En ese momento pensaba que me tenía un cariño especial. A partir de los 11 años empezó a acosarme. En invierno, adelante de todos, me hacía poner mis manos en los bolsillos de su sotana porque decía que yo tenía las manos frías, y me hacía sentir su erección". Así lo contó a ese medio. Y, según explicó, sucedió entre cuatro y cinco veces.
Después de esas situaciones, Rocío empezó a escaparse de la escuela, no quería ir más. Desde el colegio terminaron diciéndole a su madre que o la sacaba de ahí o la echaban. LA NACION consultó a directivos e inspectores del colegio sobre esta situación, pero no obtuvo respuestas.
"Cuando vi la nota no pude contener más el silencio, al ver que le hacía cosas peores a otros chicos, como lo del famoso ‘frasquito’. Vi que había gente que lo defendía y no me pude contener", dijo Rocío a LA NACION. Según el testimonio de madres de exalumnos, a Sidders le decían así porque "hacía masturbar a los varones y tenían que guardar el semen en frasquitos".
Rocío no sería la única víctima. De acuerdo con lo indicado por Garralda y por madres del colegio, hay muchos más testimonios que analizarán si sumarlos a la misma causa. "Tenemos entre 20 y 30 testimonios más de diferentes tipos de situaciones de violencia. Algunas también son de abuso sexual", adelantó la abogada.
"Esperamos que en las próximas semanas se incorporen en el expediente judicial nuevos testimonios sobre las vejaciones perpetradas por Sidders", explicaron en un comunicado desde el grupo "Autoconvocadxs para reclamar la investigación de los abusos de Raúl Sidders".
Más testimonios
LA NACION también se comunicó con exalumnas y otra madre del colegio, que hacen referencia a distintas actitudes por parte del cura en los años que trabajó en el San Vicente de Paul.
"A finales de 2001 mi hija Romina tenía 15 años. Ella me cuenta que en el acto de confesión el cura le había preguntado si había tenido relaciones, si se masturbaba y otras preguntas más. A ella la incomodaron y la sorprendieron, porque en casa no se hablaba mucho de esos temas. Al otro día me fui con ella a la escuela, hablé con la asesora legal, que era una tal Marucha. Fui a la dirección también, era Mabel la directora. Manifesté la inquietud de Romina y la desubicación de este cura. Las dos me dijeron que no podía yo hablar con el cura porque él había estado de paso por la escuela. Pregunté dónde podía ser ubicado, no me dieron respuesta. Quedó así, sin efecto", dijo a LA NACION Gladys Ratto, madre de una exalumna del colegio.
Después de eso, los compañeros y compañeras de su hija tomaron la decisión de no ir a confesarse. Romina ahora tiene 35 años.
Un día después de la denuncia penal presentada por Rocío, el Arzobispado de La Plata, a cargo de Víctor "Tucho" Fernández, escribió una carta a sus fieles: "Como ustedes saben, esta semana se ha presentado a la Justicia una acusación sobre el sacerdote Raúl Sidders, quien hace un mes vive en la provincia de Misiones. En caso de que la denuncia prospere, el sacerdote tiene derecho a defenderse. Por su parte, el Arzobispado está a disposición para colaborar con la Justicia en todo lo que ésta requiera".
Luego, explica que "el Arzobispo evitará emitir opiniones públicas, que pueden ser consideradas como una injerencia indebida o como un obstáculo a la tarea de la Fiscalía", y que "a partir de la información recogida hasta ahora, el Arzobispo ha amonestado y reprendido al Pbro. Sidders para que evite todo lenguaje inapropiado, sobre todo ante menores de edad, y particularmente cualquier expresión referida a las mujeres que pueda interpretarse como menosprecio, discriminación o misoginia".
La carta termina indicando que desde el Arzobispado platense se recomendó al Obispo de Puerto Iguazú que "no encomiende al Pbro. Sidders ninguna tarea en colegios o con menores de edad".
Ante la consulta de LA NACION, desde el Arzobispado indicaron: "Cuando hay una denuncia en la justicia el Arzobispo evita cualquier declaración para no interferir ni dar la impresión de estar presionando".
El mismo día que el Arzobispado de La Plata envió ese comunicado, hizo lo propio el Obispado de Puerto Iguazú, donde vive hoy Sidders desde julio: "La denuncia no implica que el padre Raúl esté procesado, por lo cual sería imprudente adelantar juicio alguno sobre un proceso que todavía no existe".
"Tenemos conocimiento cierto por personas del colegio San Vicente de Paul de que el padre Raúl confesaba cerca del altar de la capilla del Colegio, a grupos de alumnos de primaria, acompañados por la maestra. Estaba a la vista de los demás compañeros y de quien pasara por el lugar, pues la puerta de ingreso a la Capilla es de vidrio", dice el comunicado. Sin embargo, de acuerdo con los testimonios obtenidos por LA NACION de madres y exalumnas, esa puerta en aquel momento era de madera y en ocasiones no había maestras en el momento de la confesión.
Por último, el obispado de Puerto Iguazú consideró que se trata de "noticias falsas difundidas con la intención de armar un expediente judicial". Cierra el texto indicando que Sidders se reserva "el derecho de querellar judicialmente a los autores de esta denuncia".
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