Dengue. Hospitales saturados hasta en las guardias nocturnas en el distrito bonaerense más golpeado por la epidemia
La demanda se duplicó en los últimos días y pasaron de atender de 300 pacientes a 600; las autoridades sanitarias admiten que el 90% de las consultas son por ese virus; temor de los vecinos por la cantidad de infectados y de mosquitos
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Con solo caminar hora y media por los barrios de José C. Paz, al noroeste del conurbano bonaerense, los casos de dengue superan toda estadística oficial y confirman que ésta se trata de la mayor epidemia de la enfermedad de la última década y media. Ese municipio concentra entre dos y diez veces más infecciones que localidades vecinas, también entre los distritos de la provincia de Buenos Aires donde la epidemia más está golpeando a la población.
“Acá hay muchos casos y está lleno de mosquitos”, dice Ruth Ríos mientras acomoda productos del almacén en la esquina de Federico Lacroze y Monasterio, en el barrio Piñero. En la casa de enfrente, dos primos menores de 10 años están con dengue. Del otro lado de Lacroze, cruzando unas vías abandonadas, dos de los cuatro hijos de Paola Barrios también están haciendo reposo, como le indicaron los médicos del Hospital Mercante. “Acá es una invasión de mosquitos”, repite. El primero en enfermar fue su hijo mayor, de 20 años, que corta pasto en la ciudad de Buenos Aires. Le siguieron el de 10 y, luego, el de 15 años. “No sabía que era dengue hasta que fuimos al hospital –agrega–. Muchos chicos están con dengue por acá.”
A la vuelta de su casa, hay más vecinos que están con dengue o lo están superando ya. “Mi esposo está ahora tirado en la cama porque le duele todo el cuerpo, las articulaciones”, cuenta Jesús María Montes. Ella es paciente oncológica y sale para ir al hospital. “Fue a las 4.30 a sacarme turno para una tomografía en el [Hospital] Mercante y, cuando volvió, dijo que se sentía mal. Se tuvo que acostar. Mi hermana, que vive en la esquina, también tuvo dengue hace poco. Yo me tengo que cuidar mucho”, comenta.
En los principales hospitales de la zona, están atendiendo entre 300 y 600 personas por día solo con síntomas que hacen sospechar de la infección: en el 90% de los casos, es dengue. En algunos centros, esa demanda extra estacional es igual a la que a diario reciben por guardia por todos los demás problemas de salud. En las dos últimas semanas, subieron las consultas de chicos y adolescentes.
Un grupo de madres se acercó este martes a la mañana a la Escuela Primaria N°12 para pedir que eliminen los mosquitos. Sus hijos estaban con síntomas. De una camioneta de la Secretaría de Salud del municipio bajaron dos empleadas con folletos y una maqueta de un mosquito Aedes aegypti para darle una charla a los alumnos. Gabriela, una de ellas, había estado trabajando en los barrios que rodean el norte de la localidad donde hay predios de venta de chatarra. Andrea, a cargo de la limpieza de la escuela, contó mientras barría la vereda que en el barrio Altube, donde vive, varios familiares y por lo menos tres vecinos tuvieron dengue hace dos semanas. “Hay bastantes casos en la zona y muchos mosquitos. Necesitaríamos que pasen a fumigar o desinsectar”, pidió.
En el Hospital Rubén “Cacho” Caporaletti, la guardia está llena. Una fila espera, además, llegar a la mesa donde un enfermero hace el triage con algunas preguntas y toma nota de los datos en una planilla. “Hay demasiados casos”, afirma Marina Toledo, directora administrativa del hospital. “Casi todo es dengue”, continúa en diálogo con LA NACION. Menciona que están atendiendo más de 400 personas por día y alrededor de 300 son por dengue.
Las guardias de la zona, según coincidirán directivos de los hospitales, llegan a la noche “explotadas”. En el turno nocturno, tampoco cede la demanda. “A la noche, no había tanta demanda. Ahora, estamos con seis o siete médicos, según el día, y la demora es de tres a cuatro horas por la cantidad de pacientes”, explica Toledo. No son solo de la zona y, además, les derivan pacientes desde el Mercante, ubicado a unos 20 minutos en automóvil. “Ahora, empezaron a llegar los chicos –comenta–. Los padres sospechan de que pueden ser que lo estén contrayendo en la escuela. Ayer [por este lunes], estaba completa el área de pediatría. No hemos tenido casos graves.”
Fiebre, dolor de espalda, muscular o articular, vómitos, diarrea, náuseas, sarpullido, entre otros. “Todos llegan con los mismos síntomas”, explica Toledo. El diagnóstico se está haciendo como en el resto de la provincia de Buenos Aires desde hace ya varias semanas, como publicó este medio: en áreas en brote, sin signos de alarma o factores de riesgo, como otras enfermedades, es a través de los síntomas (criterio clínico epidemiológico). En el Caporaletti, este martes había pacientes internados por deshidratación (el virus del dengue aumenta la permeabilidad de los vasos sanguíneos, se filtra plasma y aumenta la pérdida de líquido en el organismo).
Gisella, de 27 años, está en la fila, antes de pasar a la sala de espera, para el triage. El jueves pasado empezó con dolor de cabeza, tuvo fiebre y hasta una hemorragia. El domingo se desmayó en la casa y quedó internada. Este martes volvió por un control. La ecografía que le pidieron la tuvo que hacer en otro centro y le costó $6000. “Me agarró feo –dice a LA NACION–. Tengo un poco de miedo de que me pase lo mismo. Ya estoy bien, pero salir de nuevo me da temor. No quiero que me vuelva a picar un mosquito.” Trabaja en el municipio vecino de San Miguel, donde los casos abundan como en José C. Paz; una compañera y la encargada de limpieza también están con dengue. “Tendríamos que haber eliminado a tiempo el mosquito [que transmite el virus] para que no pase todo esto”, apunta Graciela, su madre, que está a su lado.
A la salida de la guardia del Mercante, Silvia Almada sostiene a su hijo, de 15 años. En la Escuela Secundaria N° 26, el adolescente tiene otro compañero con síntomas. “Me dice que se siente todo quebrado”, cuenta la mujer. El viernes pasado, volvió del colegio con fiebre y dolor de cabeza. Este lunes, consultaron al médico particular, que le pidió un análisis de sangre urgente. Lo hicieron en el hospital.
“Tenemos que volver mañana [por el miércoles] por la cantidad de gente. Entre las 11 y 13 entregan resultados”, señala Almada. En un turno de siete horas en la guardia, están atendiendo unas 400 personas y el 90% es dengue. Hay un triage específico y otro para las demás urgencias. Hay más de 500 positivos por día por laboratorio. Las autoridades del hospital, en consulta con el Ministerio de Salud bonaerense, según indicaron, derivaron toda consulta a las autoridades sanitarias nacionales.
Paracetamol, el más demandado
En las farmacias a la redonda de los centros de salud, el paracetamol, que se indica para bajar la fiebre y calmar el dolor en el cuerpo que provoca la infección, es el producto más demandado. No tanto el repelente por el valor: ronda los $6000 en pleno brote epidémico. “Hay mucha gente con dengue y que viene al hospital. A la noche, es peor: hay muchísima más”, mencionan las empleadas de la farmacia que está cruzando la calle Muñoz al 4700. Desde ahí, ven el ingreso a la guardia del Mercante.
En Malvinas Argentinas, el panorama es similar y supera a la epidemia del año pasado en ese municipio, según refieren vecinos y confirma Javier Mellis, director del Hospital Abete. En el año, atienden entre 300 y 400 consultas por día. Con la epidemia, tuvieron que habilitar otra sala de guardia solo para dengue, en la que reciben entre 300 y 700 consultas diarias. Los casos, según explica Mellis, son leves a moderados.
“Dengue hay en todos lados, pero nadie anda contando”, afirma un vecino de Boulogne, en la esquina de Darragueira y Santa Rita. “Todos los clientes vienen y nos comentan que tuvieron dengue o tienen un familiar o un conocido acá con dengue”, menciona Silvia, de la feria americana ubicada en Nuestras Malvinas y San Martín. En la farmacia a media cuadra, Agustín Agnese coincide en que “hay muchísimos casos. Nada que ver con la epidemia del año pasado”.
Todos apuntan a los monoblocks pasando el cementerio en el Bajo Boulonge. Ahí, mientras atiende el quiosco sobre Camino Real Morón al 1200, Roxana cuenta que tuvo dengue hace un mes y era la número 81 en la lista de espera del centro de atención primaria de la esquina del complejo de edificios y escaleras. “Nadie hace nada. Está lleno de personas con dengue por acá”, resume ante la consulta.
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