Dengue: el país superó el medio millón de casos y es el segundo en la región, después de Brasil, con más infecciones
Así surge de las cifras oficiales a semanas de que concluya la temporada 2023-2024; hay preocupación por el riesgo de que se repita un escenario como el de este año
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La Argentina ya superó el medio millón de casos de dengue en lo que va del año a semanas de que finalice esta temporada y arranque la próxima. Esa marca de 504.580 casos –solo los detectados– que ostenta el país por falta de preparación adecuada lo ubica segundo, luego de Brasil, que tiene más de siete millones de infectados, entre los países con más población que contrajo dengue en la región a lo largo de la epidemia en curso.
“Los casos acumulados hasta [el 1° de junio] representan 3,26 veces más que lo registrado en el mismo período de la temporada anterior (2022-2023) y 7,93 veces más que en el mismo período de 2019-2020″, informó el Ministerio de Salud de la Nación al actualizar las cifras provinciales.
En la temporada de dengue en curso, el 96% de las infecciones se dieron a partir de enero. Pero si se tiene en cuenta el “año” epidemiológico para la enfermedad, que las autoridades sanitarias definen de agosto a agosto, el país acumula 521.746 casos informados desde todas las provincias. El 18% de los diagnósticos (93.135) fue en menores de 15 años.
A diferencia de la epidemia del año pasado –el país por primera vez tuvo dos consecutivas–, la circulación viral se extendió a 19 provincias: llegó, de acuerdo con la vigilancia sanitaria, hasta La Pampa.
Jorge Geffner, profesor titular y director del Departamento de Microbiología, Parasitología e Inmunología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA, evaluó que el brote epidémico de este año “por lo menos triplicó” los casos denunciados del año pasado a esta altura. “Si tenemos en cuenta que alrededor de entre el 70 y 75% de los casos son asintomáticos, el número [oficial] hay que multiplicarlo por tres o por cuatro. Es decir, que estamos por encima de 1,3 millones de casos este año”, indicó en una estimación conservadora.
Eso, según continuó ante la consulta de LA NACIÓN, “platea un escenario de preocupación para la próxima temporada estival porque los casos vienen creciendo no solo en la Argentina sino en todo el cono sur, y de manera impresionante en Brasil. Esto sumado a que la segunda infección, aunque no en todos los casos, puede ser más grave que la primera en la medida en que sea por un serotipo distinto al de la primera”.
En la actual epidemia, circularon los serotipos DEN2, DEN1 y, en menor cantidad, DEN3. “Si esa ecuación cambia, algo que es difícil de predecir, habrá más posibilidad de contraer una nueva infección por otro serotipo y se nos complicará el escenario”, agregó Geffner.
Hacia adelante, planteó la necesidad de que haya una “fuerte campaña de difusión” de parte de la autoridad sanitaria nacional que claramente le transmita a la población que “el dengue vino para quedarse” y que “vamos a afrontar muy posiblemente una nueva temporada importante”, más allá de que en algunas regiones el virus circula todo el año y, aunque disminuye, hay casos inclusive en los meses más fríos.
“Debería hacerse una campaña nacional muy importante con las medidas clásicas de prevención: descacharrar y qué significa hacerlo, como limpiar bien con un cepillo las superficies y recipientes [donde se puede acumular agua]”, propuso. Es que los huevos del mosquito vector que quedan adheridos pueden permanecer meses viables hasta la nueva temporada estival.
Mencionó también la utilidad de verter agua hirviendo en rejillas y, en las áreas calientes del país, como el centro y el norte, instalar la importancia del uso del mosquitero o tules en la medida de las posibilidades de la población. “Será muy importante para la próxima temporada garantizar la disponibilidad de repelentes y bajar los precios, sea a través de la importación o la habilitación de la producción en la red de laboratorios públicos. Con tiempo –agregó–, es muy fácil elaborar repelentes y a muy bajo costo. Para algunas familias es prohibitivo comprar repelentes.”
Por último, mencionó la importancia de empezar a vacunar con tiempo, en las zonas y los grupos etarios que recomendó la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain). “No está clara esa información para arrancar la vacunación en agosto, como dice el Ministerio de Salud”, indicó el investigador frente a lo que consideró “ausencias frente a una enfermedad infecciosa que se va a manifestar de la misma manera o peor en la próxima temporada estival
Números atípicos
El curso de la epidemia a juzgar solo por los datos oficiales también fue atípico este año. En los reportes que se van actualizando cada semana, las cifras de las distintas jurisdicciones pegaban saltos en miles cada tanto por encima de lo esperado al leer el Boletín Epidemiológico Nacional (BEN). Eran, según se detallaba, casos que habían quedado sin cargar al sistema nacional de vigilancia sanitaria, como ocurrió con Formosa o Córdoba, entre otros distritos.
Y la epidemia que arrancó en las provincias del noreste, terminó por concentrarse en el centro de país: el 62% de los casos se dieron en la provincia de Buenos Aires, la Ciudad, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe. Apenas un 37% de los casos se confirmaron por laboratorio en lo que va de la temporada; la mayoría, frente al aumento de la demanda por síntomas en los centros de salud, se diagnosticó clínicamente.
La temporada en curso terminará también con 365 muertes atribuidas al dengue, según lo informado por las autoridades sanitarias de 18 provincias: la mayoría de esos decesos (355) fueron desde enero en adelante. Hubo 1206 personas a las que les diagnosticaron dengue grave.
Este mes, el Ministerio de Salud emitió una circular para los equipos de epidemiología y los profesionales sobre cómo registrar debidamente los casos graves y los decesos por dengue, lo que indica una de las grandes debilidades de las estadísticas.
En el texto, que es una guía que unifica criterios para la próxima temporada y va en línea con el plan de trabajo para los próximos meses presentado por Salud con la representante en la Argentina de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), recomienda que tanto los casos graves como los fatales “sean analizados por un comité local que pueda reconstruir el circuito asistencial e identificar oportunidades de mejora”, con participación del área de epidemiología de cada ministerio provincial. Esa es, según se menciona, “una de las principales estrategias para prevenir nuevas muertes” a un mes y medio de que arranque la temporada 2024-2025.
“Esta epidemia nos deja, claramente, la preocupación de que puede haber otra”, consideró, ante la consulta, Tomás Orduna, subdirector de la carrera de Médico Especialista en Infectología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA y exjefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero del Hospital Muñiz. Orduna participó de la elaboración de la circular oficial como consultor experto externo.
“Hay cosas que, como país y comunidad, podemos cambiar y mejorar –sostuvo–. Eso tiene que ver, básicamente, con destruir los criaderos de mosquitos Aedes aegypti y, para eso, tiene que haber un trabajo conjunto para un mosquito que se desplaza en las manzanas, en una distancia de 80 o 100 metros. Así que parte de lo que ocurra va a depender del control que hagamos del Aedes.” Por el momento, la implementación de otras herramientas de control, como el uso de mosquitos infectados con la bacteria wolbachia, en una extensión territorial como la de la Argentina le parece, “por ahora, lejano”.
Consideró, a la vez, fundamental la inversión en salud para que los recursos humanos, la infraestructura y los insumos “estén prestos para poder actuar en cualquier epidemia; en este caso es dengue, pero eso es válido para chikugunya, de zika o cualquier otro patógeno”.
Orduna insistió en la relevancia de capacitar al personal de salud, la comunicación orientada a la educación para la salud comunitaria (consulta adecuada y a tiempo, signos de alerta o alarma en dengue para una segunda consulta precoz y urgente, entre otros) y, como Geffner, mencionó incluir para la próxima temporada la vacunación de manera planificada, de acuerdo con los inmunizantes que vayan estando disponibles.
“No se tendría que morir nadie por dengue”, había afirmado a este medio, ya durante la epidemia del año pasado, Diana Cappannari. Hacía 42 año que la pediatra argentina había liderado en Cuba una campaña para eliminar el mosquito vector.
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