Demuelen parte de la emblemática discoteca Ku: qué harán en ese espacio frente al mar
Esta mañana retroexcavadoras arrasaron con los primeros paredones de este complejo que hizo historia en la costa atlántica
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PINAMAR.— Fue el foco de la noche de los veranos durante la década de los 90 y algo más también. Se apagó poco a poco y cerró puertas hace siete años. Luego, sin suerte, el edificio se utilizó como sala de escape. Hace poco se proyectó como espacio para un megaproyecto inmobiliario que no superó planteos de vecinos que se oponían. Y ahora, a fuerza de primeras demoliciones, la ex discoteca Ku-Alma inicia finalmente su transformación.
Las palas mecánicas y retroexcavadoras arrasaron ya con los primeros paredones que oficiaban como límites iniciales de un complejo que hizo historia en la costa atlántica, con sus madrugadas dominadas por famosos protagonistas de la farándula, el deporte y la política.
¿En qué se convertirá? Desde el próximo verano será un bar de playa.
Es una obra absolutamente privada, encarada por los responsables de Energy Group SRL, la firma propietaria de este inmueble que se encuentra en el extremo sur del frente de playas.
“Los propietarios están pensando en una renovación de cara al verano con el desarrollo en el lugar de un bar de playa”, confirmó a LA NACION el intendente de Pinamar, Martín Yeza, que desde redes sociales celebró esta reducción a escombros de decenas de metros de hormigón sobre este sector de primera línea de mar.
La presentación realizada por los propietarios y que recibió autorización municipal contempla en principio la eliminación de todo el paredón perimetral que oficia como límites del complejo de la ex discoteca, con lo que se genera una integración entre el espacio privado y público que lo rodea.
Durante los últimos veranos el lugar permaneció cerrado y en un literal estado de abandono, sin indicios de mantenimientos. Su breve utilización como “escaperoom” estuvo lejos de los resultados previstos y bien pronto se reencontró con sus portones tapiados, rodeados de pastizales que deslucían el entorno durante gran parte del año.
El complejo volvió a ser noticia en abril de este año. Según anticipó entonces LA NACION, se iba a transformar en un complejo hotelero all inclusive, único de su tipo en este litoral marítimo. El ambicioso proyecto demandaba sumar un espacio público correspondiente a un tramo de calle lindero de 84 metros lineales de extensión, más utilizado como acceso a estacionamiento del lugar que como vía de tránsito general.
El municipio había tasado esos 2000 m² en 1,2 millones de pesos, monto que incluso se anticipaba como fondos a aplicar para desarrollo de nueva infraestructura deportiva, judicial y policial para el distrito. Pero sectores de la oposición política y vecinos consideraron que la valuación fiscal era insignificante, muy por debajo de los valores de mercado para semejante parcela frente al mar. Esa discusión llevó a los propietarios e inversores a desistir del emprendimiento, según comunicaron por nota a las autoridades locales.
Así como en sus mejores épocas, hace dos o tres décadas, las pistas y VIP de Ku eran la meca de celebridades, en su último tramo de consolas y luces andaba a los tropiezos con la legalidad, convertido en el refugio de los adolescentes que se empezaban a quedar sin lugares donde ir a bailar en medio del desarrollo de nuevos espacios nocturnos, la mayoría de ellos en paradores de playa y reservados para mayores de edad.
Yeza anticipó a LA NACION que la obra emprendida en la actualidad es la primera etapa de un proyecto que recién verá su tramo final durante el año próximo. “Para este verano se va a demoler toda la barrera de hormigón y con ellas un montón de espacios”, destacó.
PINAMAR CAMBIA TOTALMENTE
— Martín Yeza (@martinyeza) September 14, 2022
Amo el sonido de las maquinas tirando estructuras obsoletas. Llegó el turno de Ku y el Alma. Comenzaron una demolicion de gran parte de la estructura para empezar a recuperar el espacio y aggiornarlo a los nuevos tiempos. pic.twitter.com/T0qw5UheiV
Este paso va en sintonía con los lineamientos consolidados en el frente costero pinamarense, donde durante los últimos años se demolieron decenas de balnearios para acabar con las estructuras de cemento para cambiarlas por unidades servicio sustentables, de menor tamaño y más amigables con el medio ambiente.
Un boliche icónico
La historia de Ku, además del desfile de figuras que tenía cada noche durante cada temporada de verano, tiene un hito bien alejado de la nocturnidad que significó un cimbronazo institucional para el municipio de Pinamar.
Cuando promediaba el verano de 2008 se conoció una denuncia policial y judicial de los anteriores y originales dueños del complejo que acusaban al entonces flamante intendente, Roberto Porreti, de haber exigido una coima para permitirles habilitación y funcionamiento de ese espacio.
Cuando las cámaras ocultas recién daban primeros pasos como medio de prueba, un registro presentado por los propios denunciantes intentaba probar que en una reunión con funcionarios municipales y en la que estaba presente el jefe comunal se exigía un pago de 400.000 pesos, de los cuales solo 225.000 ingresarían a las arcas públicas.
El caso derivó en una causa penal y una crisis de gobierno para el distrito con Porreti que negaba las acusaciones y resistía en el cargo mientras su gabinete en pleno le presentaba la renuncia.
La historia terminó tres meses después, cuando el Concejo Deliberante de Pinamar dispuso la suspensión y posterior destitución del intendente por irregularidades en el desempeño de su cargo. Casi diez años después la justicia lo condenó a la pena de dos años y medio de prisión en suspenso por extorsión en grado de tentativa.
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