La casa centenaria está ubicada en la intersección de La Pampa y Ávalos, en Parque Chas
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Ayer a la mañana, los vecinos de Parque Chas escucharon el repiqueteo de los martillos sobre las tejas de un centenario chalet situado en La Pampa y Ávalos. El incesante sonido indicaba que la demolición estaba en marcha. Apenas 48 horas antes, se habían congregado en “un abrazo” en defensa de la casona, que es la última que permanecía intacta del proyecto de un nuevo barrio ideado por Vicente Chas. “Demuelen la historia”, lamentan.
La preservación de la propiedad por su valor patrimonial y su inclusión dentro del catálogo de inmuebles protegidos fue desestimada recientemente por el Gobierno porteño. Y el 17 de este mes, la dirección general de Registro de Obras y Catastro autorizó la demolición total del inmueble de La Pampa 5204 que, de acuerdo con datos oficiales, pertenece en la actualidad a la firma Saltri SRL.
Hace décadas que la vivienda está desocupada y en venta. Los vecinos de la manzana recuerdan que allí vivía doña Luisa con sus dos hijos, médicos ambos, que tras el fallecimiento de su madre hicieron su vida en otros sitios: uno emigró a Estados Unidos y el otro a la zona del centro porteño. Durante todos estos años, hubo “guardianes” que cuidaron la casa para que nadie la intrusara.
Una de las personas que protegió al chalet fue Violeta, quien vive justo al lado sobre La Pampa. Con sus 94 años, contó que en varias oportunidades impidieron el ingreso de personas al lugar. También, relató cómo eran aquellos años en el barrio en el que las viviendas no tenían rejas y describió su vínculo con la casa.
“Da mucha pena y duele muchísimo porque demuelen la historia. Esta casa tiene una belleza enorme. Doña Luisa vivía enamorada. La veneraba”, recordó.
La mujer confesó que lloró durante varios días cuando talaron un histórico pino “de 160 años” que perteneció a sus vecinos. Ella participó del “abrazo” del último sábado. Al igual, concurrieron otros residentes de Parque Chas, muchos de los cuales tenían alguna reseña de la casa y de los antiguos habitantes.
Un ícono del barrio con calles laberínticas
Sobre la esquina de La Pampa y Ávalos, la casona de dos plantas y sótano fue construida hace casi un siglo. El estilo era correspondiente al proyecto ideado por Vicente Chas, quien logró que el Concejo Deliberante aprobara una ordenanza en 1925 para avanzar con el loteo de 101 manzanas diferente a la cuadrícula típica porteña. Así, nació el trazado característico del barrio con calles curvilíneas con nombre de ciudades europeas.
Bajo el título de “Barrio Jardín”, el modelo de los chalets de estilo pintoresquista de los arquitectos Zapiola, Acosta ofrecía distintas construcciones y comodidades de avanzada, con baño interior y dormitorios “bien iluminados”, pero también obligaba a cumplir con determinados criterios como el que las casas debían contar con tres metros de jardín al frente y la prohibición que en el interior de sus calles haya negocios.
Se levantaron más de 80 chalets que aún están en pie pero que, durante casi un siglo, fueron modificados a partir de obras de ampliación, subdivisión o de remodelación y que, por esa razón, no se los reconoce a simple vista. La única que se mantuvo intacta, sin cambios, es la casona que hoy comenzó a ser demolida. De acuerdo con las normas urbanísticas de la parcela, allí pueden construirse edificaciones con planta baja y dos pisos.
“Van a tirar abajo una parte de la historia del barrio”, dijo a LA NACION la arquitecta y experta en códigos de construcción en la ciudad Magdalena Eggers. Remarcó que le resulta “llamativo tanto apuro del propietario en demoler la construcción, ya que no posee ningún tipo de autorización a construir aún”.
“Apenas se ha presentado una consulta a la Dirección General de Interpretación Urbanística, por ser una urbanización especial, dadas las características del barrio, por lo que estimamos que quieren borrar toda huella de nuestra memoria para poder así plantar una edificación maciza como las que pululan ya en cualquier barrio de esta ciudad”, alertó.
La propiedad fue tapiada hace unos días, cuando también se llevaron las puertas y ventanas de estilo. En su frente, se exhibe un cartel de aviso de obra de demolición que permite, a través de un código QR conocer más detalles: el actual propietario es la empresa Saltri SRL y el profesional interviniente es Federico Santocono. También dispusieron personal de una empresa de seguridad.
“Uno de los hombres nos dijo que el dueño quiere hablar con nosotros para que no nos preocupemos porque quieren cuidar al barrio”, comentó un vecino que se acercó a la actividad del sábado.
Con el pedido de “No destruyan la memoria”, el grupo de vecinos emitió un comunicado de prensa en el que señalaron que la destrucción del inmueble implicaría una “pérdida enorme” para el barrio, la cual se suma a la proliferación de “edificios como cajones que perjudican a todo Parque Chas”.
“Difundimos la situación y alertando a los vecinos acerca del daño que provocaría la destrucción de patrimonio histórico, a contramano de la promesa de campaña de Jorge Macri de proteger los barrios de casas bajas”, indicaron desde el colectivo “Somos Parque Chas”.
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