Del misterio de su piedra movediza al imperdible Monte Calvario: cuatro motivos para visitar Tandil en Semana Santa
La localidad, famosa por sus salames y sus figuras deportivas celebra dos siglos de historia en abril; claves para los que buscan una escapada
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Tandil está de fiesta. La localidad que se ubica a poco más de 400 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires alcanzará su bicentenario este 4 de abril. Fundada en 1823 como Fuerte Independencia por el entonces gobernador Brigadier General Martín Rodríguez, aquella línea fronteriza que delimitó el avance de las recientes tropas argentinas por suelos inhóspitos, creció hasta convertirse en un punto turístico de primera calidad.
Como ocurre año tras año, Tandil celebra su cumpleaños en medio de los festejos de Semana Santa, otra justificación perfecta para describirla como “la ciudad bendita”. Y esto no solo es por la fiesta cristiana a la que miles de fieles concurren año tras año para recorrer el Vía Crucis; o por sus Cristos en las cimas de dos cerros distantes entre sí; ni por la recóndita gruta en honor a la Virgen de Lourdes a escasos kilómetros de la urbanización. Para el intendente Miguel Ángel Lunghi, que dialogó con LA NACION, lo es también debido a “sus arroyos, sus sierras y su campo”. “Fue una avanzada hacia la civilización desde sus inicios”, dijo en torno a su fundación. En el proceso de crecimiento, el mandatario comunal subrayó la importancia de la inmigración italiana, española, danesa, francesa y vasca, que en comunión con los criollos, forjaron los cimientos actuales.
Dentro de los personajes históricos, nombró a los más sobresalientes, como Juan Nigro y Debilio Blanco Villegas -pertenecientes a partidos políticos diferentes, bajo la Década Infame-, que lograron instalar los primeros motores a combustión para generar electricidad en 1936, hasta Santiago Selvetti, quien fundó la famosa Metalúrgica. “Fue un camino el que se dio, con el trabajo de personas opuestas”, sostuvo, y agregó: “Con el tiempo Tandil creció, hasta que apareció Osvaldo Zarini, que alzó la universidad”.
La localidad se destaca por su emplazamiento ideal entre sierras -las más antiguas del mundo-. Por su tierra fértil, su gastronomía famosísima, sus empresas de desarrollo de software, sus trabajos artesanales, su universidad y su cultura, entre otras tantas características. “Tenemos educación con las escuelas y la universidad, una industria muy importante del turismo con 11.000 camas, una industria del conocimiento con 52 empresas de software, como Globant, que entre ellas exportan por un valor de siete millones de dólares mensuales. Tenemos una usina con dos parques solares. Todo eso, la hace una ciudad bendecida”, señaló y ponderó: “Lo que tiene que hacer el país, lo hace Tandil”.
A lo largo de la siguiente nota, recorreremos distintos puntos - algunos desconocidos - que hacen a Tandil única, y se destacará cómo llegó a los 200 años, bajo sus insignias que la hacen conocida en el resto del país y del mundo, y por qué es importante visitarla en una fecha tan espiritual como Semana Santa.
Piedra que late, el ícono que representa a la ciudad
Existe una leyenda particular en torno al nombre de Tandil -es la más popular y la que los niños aprenden en la escuela-, se dice que por los campos serranos habitaba una indígena, la cual conquistó el corazón de otro miembro de la comunidad. El amor entre ambos era imposible, el cacique nunca permitió la unión de los dos y los mayores cometieron una locura abrumadora: la ataron a una piedra mucho más grande que ella, al límite de un cerro.
Durante días, la mujer esperó a que su amor apareciera para rescatarla, pero él nunca llegó. Tras el desahucio, murió de angustia y, por ello, inmediatamente el monolito comenzó a moverse, a latir en sintonía con el corazón de ella. Una noche de tormenta la piedra cayó al abismo… Quienes hoy visitan el monumento a la Piedra Movediza, puede observar desde la cima una gigantesca roca partida en dos, la cual tiene una forma perfecta de corazón.
Por los montes se dice que el corazón de la joven aún late. Es por eso que el nombre de la localidad, “piedra que late”, se debe -en parte- al monolito más famoso de todos, el cual osciló durante siglos en el límite de un cerro y, misteriosamente una tarde, se estrelló contra el suelo. Algunos comentaron que las explosiones propias de las canteras hicieron temblar su suelo, otros que la dinamitaron, pero están quienes creen que la enamorada abandonó la espera. En este contexto, la versión transmitida de generación en generación es que el nombre de un cacique originario de esos pagos era “Tondil” y se empleó para denominar a la localidad, cambiando la o por una a.
La Piedra Movediza le dio renombre y fama a la urbanización. Hasta se cree que Juan Manuel de Rosas intentó derribarla con un grupo de caballos traídos especialmente desde la Capital, pero, el entonces gobernador, nunca pudo deshacerse de ella. El 14 de abril de 1912, la roca se desvaneció y allí nació la leyenda. Recién en 2012 instalaron una réplica que poco se asemeja a lo que fue la verdadera. Actualmente, el sitio atrae a personas de todo el país y extranjeros. En su mayoría, durante Semana Santa. Desde aquella cima, es posible tener una vista panorámica exacta y abarcadora de todo el conglomerado.
La ciudad bendita
Miles de personas la eligen durante los primeros días de abril, para recibir la Semana Santa bajo las celebraciones religiosas que la localidad le propone a los locales y a los turistas. Esta es la fecha que más caudal de personas atrae, no solo por ser un feriado extendido, sino que además, cada nuevo ciclo, más visitantes se enamoran de esta serranía.
Uno de los dos puntos más famosos es el Monte Calvario, un cerro en los límites de la ciudad, que en lo más alto posee una escultura de Jesús en la cruz de más de 20 metros. Se erigió en 1943 por el trabajo de inmigrantes italianos y españoles, en conjunto con los argentinos. Para llegar hasta ese punto, existe la opción de realizar una procesión, la cual en medio del bosque de eucaliptos y pinos, cuenta con estatuas hechas de piedra a escala real que recrean el Vía Crucis.
Esta fecha es la más importante a nivel turístico. Los hospedajes suelen llenarse los cuatro días de Semana Santa y en la ciudad surge una amplia gama de ofertas culturales y religiosas destinadas a locales y turistas. Se hace extremadamente conmovedor ver a los fieles recorrer el sendero con velas, en plena oscuridad. El Vía Crucis de las antorchas o de la Familia es mágico, decenas de personas llegan para pedir y agradecer, en comunión y en pleno jolgorio, es posible divisar algunas lágrimas en sus rostros. Eso no es todo, también está la caminata general desde el cerro hacia la catedral local y una similar especialmente hecha para jóvenes.
Quienes optan por Tandil para conectarse con la espiritualidad, también podrán experimentar otro acercamiento a la fe: cada año se realiza en el Anfiteatro General San Martín una recreación perfecta de los últimos días de Jesús con vida.
Y para los que buscan otras alternativas para disfrutar de la ciudad. También está la posibilidad de visitar la plaza principal, el Parque Independencia y el Hipódromo, así como diferentes ferias de artesanos locales con una extendida oferta de productos.
Lo cierto es que esta temporada, en el marco de los 200 años de la localidad, el Municipio organizó una seguidilla de festejos y propuestas varias para que los turistas puedan disfrutar de una manera diferente el festejo religioso en sintonía con el cumpleaños de Tandil.
Tandil del bicentenario
En medio de la mística religiosa en la que las pascuas envuelven al territorio, Tandil llega a los 200 años con tres nuevos monumentos. Uno en honor a la historia local, el cual se emplaza en el ingreso principal; un dinosaurio de metal -el más alto del país- y un mástil en honor a la nación argentina.
Cada uno está colocado en puntos especiales y serán inaugurados en el aniversario local. La gigante estructura que representa a un argentinosaurus de 48 metros de largo y 19 metros de alto, se encuentra en el Parque del Origen, un espacio verde sobre el límite del nuevo dique seco y que tiene varias esculturas de otros dinosaurios.
El Hito Urbano, estará compuesto por 200 luminarias que darán la bienvenida a los turistas en la Avenida Espora. Esto recrea esa puerta de ingreso a una ciudad pujante, que día a día se esfuerza por conseguir un nivel más alto de desarrollo. En tanto, el mástil de 40 metros con la bandera argentina, se instalará en lo alto del Parque Independencia, junto al Castillo Morisco, otra de las atracciones con tinte español que los inmigrantes europeos donaron hace 100 años.
Lunghi destacó que la organización para los festejos del bicentenario se planearon en conjunto con la Universidad Nacional del Centro - la cual tiene su sede principal allí - y con el sector privado local. Durante cinco años se trabajó para culminar en diferentes proyectos que harán del cumpleaños una gran celebración social.
Los festejos en honor a los dos siglos se extenderán a lo largo del mes de abril. En la primera semana, habrá recitales como el de Soledad Pastorutti, Los Totora y bandas locales. Además de las charlas, las cuales tendrán como uno de sus puntos de encuentro a la UNICEN, también existirán diferentes reconocimientos a sus ciudadanos más destacados y a sus colectividades de inmigrantes que tanto acompañaron el progreso. Para conocer toda la información y el cronograma completo, podrás ingresar a la página web de la Municipalidad de Tandil.
Ciudad de leyendas y un sentimiento de república
Para quienes deciden visitar la ciudad durante Semana Santa, es importante conocer o tener en cuenta otros puntos de interés poco conocidos o mejor, entender la cultura que mueve a la sociedad local, para así disfrutar de una manera plena de su estadía en las sierras.
El intendente Lunghi definió al ciudadano como “emprendedor” y dejó en claro que el crecimiento de Tandil, gracias a la labor de su gente, “no tiene techo”.
El tandilense promedio suele mantener la tradición de disfrutar un domingo en los espacios verdes circundantes al Lago del Fuerte, una atracción imperdible desde 1960. Además, allí es común toparse con un buen número de ciudadanos a toda hora y en todo lugar con ropa deportiva, subiendo y bajando las colinas, los cerros y todo lo que les permita hacer ejercicio con bellas vistas panorámicas.
El local se define como anfitrión, amable, orgulloso de su gastronomía, emprendedor y atleta. De eso no cabe duda. Se siente satisfecho de lo que es y lo que logró, y a pesar de recibir con amabilidad a los foráneos, siempre remarca su propia identidad. No por nada, en diferentes ocasiones, llegó a considerarse una república en sí misma -como durante la pandemia de coronavirus-.
La localidad cuenta con una ciudad o “república” -como dicen los locales- dentro de sí misma, y no es su casco histórico del que mínimos rastros quedan, sino Villa Italia, una urbanización con su propia fisonomía ítalo-descendiente, separada por las vías de un ferrocarril que ya no recibe pasajeros y se erige entre el abandono y los murales que intentan recobrar el esplendor que alguna vez gozó.
En Tandil existen mitos como el del “camino encantado”, el cual casi ningún turista conoce y en donde mágicamente un auto en punto muerto, sobre una calle plana, puede retroceder varios metros. Algo que se explica gracias a una ilusión óptica del paisaje. Además, se dice que en medio de las sierras de las Ánimas -con más de 500 metros de altura- es posible oír los gritos de la almas en pena y hasta hay quienes escucharon a las antiguas tribus indígenas en plena guerra.
En estos 200 años de historia, Tandil alcanzó una preponderancia nacional e internacional que nunca se imaginó. Desde llegar a las canchas de tenis del mundo, gracias al talento de Juan Martín del Potro, hasta contar con la Denominación de Origen, la que le permitió sobresalir entre las demás ciudades productoras de embutidos y mofarse de tener el salame más largo del planeta.
Aquí se experimentaron diferentes sucesos que marcaron a su población y dejaron en el ADN popular hitos destacables, como el primer vuelo en bicicleta -un rodado con alas- que llegó a trasladarse desde el cerro Garibaldi hasta el centro; o la visita de Margarita II de Dinamarca, actual reina de ese país, en 1964 y 2019, debido a los profundos lazos culturales entre la nación europea y los inmigrantes que forjaron los cimientos de Tandil.
Todo lo antes mencionado, los lugares resaltados y las características que describen al tandilense y a sus puntos turísticos ideales para pasar una inolvidable Semana Santa, sirven para comprender por qué se la considera una ciudad bendita.
Por ello y mucho más, hoy Tandil late desde sus viñedos, sus fábricas, su campo y sus 150.000 habitantes; late entre sierras, solidaridad, amabilidad y emprendedurismo; Tandil está viva, pujante y a la espera de alcanzar una mejor calidad para quienes la habitan, y en medio de todo esto celebra sus 200 años.
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