Coronavirus: “Deberían transparentarse los criterios para autorizar una vacuna en emergencia”, advierte un experto en bioética
Con su proverbial bajo perfil, los canadienses están en la avanzada de la salud pública y tienen una larga historia en la inmunización contra la polio y la gripe. También tienen un largo recorrido en la reflexión filosófica sobre temas controvertidos. El bioético canadiense Maxwell Smith, profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Western Ontario, reclamó días atrás en la revista The Lancet que se tenga en cuenta la experiencia pasada con la aprobación de dos vacunas contra el ébola a la hora de autorizar futuras vacunas contra el Covid-19.
Tras el anuncio de los resultados preliminares de la vacuna de Pfizer, el joven miembro del grupo de Ética y Covid-19 de la Organización Mundial de la Salud reflexiona en esta entrevista –a título personal, insiste- sobre los desafíos de la autorización acelerada de las vacunas.
-El laboratorio Pfizer anunció, mediante un comunicado de prensa, los resultados preliminares de la última fase del ensayo de su vacuna, destacando el 90% de eficacia hallada hasta el momento. Por su parte, voceros rusos dicen que la vacuna Sputnik tiene un 92% de eficacia, según un análisis interino. ¿Qué piensa de los anuncios que se hacen a la prensa antes de tener los resultados científicos a la vista?
-Hemos visto mucha ciencia publicada en formato de gacetilla de prensa durante esta pandemia. Y, en algunos casos, cuando se publicaron finalmente los datos en revistas científicas vimos que no eran tan esperanzadores como se decía. No quiero decir que esto es lo que vaya a ocurrir con la vacuna de Pfizer, soy cautamente optimista de que los datos confirmarán lo que se anunció, pero tenemos que esperar a ver los resultados totales.
-En la Argentina, estamos asistiendo a una gran polémica por la adquisición de una vacuna que ya se está aplicando masivamente en Rusia pero de la que no se conocen resultados sobre la fase 3. Hay información confusa, acusaciones a funcionarios, contratos confidenciales. ¿Cuán ético es que se hagan estos anuncios en los medios sin datos que lo respalden?
-Hay dos dimensiones a tomar en cuenta. Por un lado, si las compañías quieren que las autoridades sanitarias y el público tomen en cuenta sus vacunas, tienen que ser transparentes sobre cómo hacen los ensayos clínicos y compartir los datos. Por otro lado, las autoridades regulatorias de cada país tienen su propia responsabilidad de no generar daño en la población y autorizar solo las vacunas de cuya seguridad y eficacia están convencidos. Pueden hacerlo en público o privado, como quieran. Pero el riesgo es que si no resulta claro para el público que las autoridades han visto todos los datos y hay dudas sobre la justificación de las decisiones tomadas, el público puede sentir desconfianza y no aceptar una vacuna. Si el proceso de decisión no es transparente, si no se comunica cómo se tomarán las decisiones, el riesgo es generar desconfianza aún en el caso de que la vacuna fuera segura y eficiente. Es importante, entonces, no solo asegurarse de que la vacuna no causará daño sino también cerciorarse de que la gente confiará en algo que los ayudará a protegerse y combatir la pandemia.
-La FDA dio a conocer los estándares que utilizará para aprobar o no una vacuna (una eficacia mínima del 50% y dos meses de seguimiento de efectos adversos). ¿Deberían las autoridades regulatorias de otros países, como la Argentina, hacer lo mismo?
-Creo que sí. Deberían ser transparentes en los criterios que utilizarán para aprobar algo. Deben ser transparentes en los datos y en el proceso de toma de decisiones.
-¿Qué se puede esperar respecto de la autorización de vacunas en forma anticipada, basándose en razones de emergencia?
-Es lícito preguntarse cuán rápido tenemos que ir a la hora de aprobar una vacuna. Si lo hiciéramos con los pasos habituales, podría llevar mucho tiempo, y mucha gente podría enfermar y morir en forma innecesaria. No estoy en contra, por lo tanto, de acelerar los procesos de aprobación de vacunas. Solo tenemos que asegurarnos de que, si estamos usando un enfoque diferente para autorizar el uso de una vacuna, estemos aplicando el mismo rigor científico y ético que antes. Precisamente, mi artículo en The Lancet muestra que la OMS ya tomó una decisión transparente a la hora de evaluar la vacunación contra el ébola en África. Podemos tomar esta experiencia pasada para guiar las futuras autorizaciones de emergencia sobre vacunas contra el Covid-19.
-¿Se justifica la vacunación compulsiva en una pandemia?
-Siempre es preferible que las intervenciones en salud pública sean voluntarias. Imponer algo compulsivamente puede ser efectivo al principio para garantizar la aplicación de una vacuna, pero lo mejor es construir confianza en una vacuna eficaz y segura. Se podría decir, en todo caso, que si querés volver a la escuela o a trabajar, deberías estar vacunado.
-¿Sería ético pagarle a la gente para que se vacune?
-No queremos incentivar a la gente a hacer algo que no quiere hacer. No queremos ser excesivamente coercitivos ni que la gente sospeche que hay algún interés detrás. La razón para vacunarte debería ser que es importante para tu salud y la de tus vecinos.
-La OMS generó un mecanismo para el acceso equitativo a las vacunas llamado "COVAX", pero se observan cada vez más acuerdos bilaterales para garantizar un acceso prioritario a distintas vacunas. ¿Hay espacio todavía para la solidaridad en esta carrera?
-Hay un obvio nacionalismo de vacunas e intereses financieros. Pero si no coordinamos las respuestas a nivel mundial, nadie se beneficiará, ni siquiera los que buscan un acceso privilegiado. Muchos países empiezan a preocuparse cuando ven que otros hacen acuerdos bilaterales y se suman a eso. Pero si todos pensáramos así, se caería todo. Por eso es importante el mecanismo COVAX y pensar que todos estamos metidos en el mismo problema.
-¿Cambiará algo con la elección de Joe Biden en Estados Unidos?
-No hemos visto a Biden en acción todavía, pero sus declaraciones muestran que está tomando seriamente la cuestión del Covid-19. Ya dijo que hay que guiarse por la ciencia y usar máscaras, lo que marca una diferencia con Trump. Creo que podemos esperar ver una diferencia.
-¿Cuál es su mayor preocupación a la hora de pensar en lo que podría ocurrir a futuro?
-La mayor falla moral sería no actuar solidariamente. Tenemos que aprender de lo que ocurrió en epidemias pasadas. Si no aprendemos de lo que ocurrió con el ébola, si no aprendemos de cómo manejaron otros países la pandemia actual y no trabajamos juntos para responder al Covid-19, esa será nuestra gran falla ética.
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