De vacaciones con el novio de mi hija
Aunque cada vez más padres aceptan esta situación, no siempre la experiencia se vive sin estrés; los acuerdos previos y los roles bien diferenciados son clave
E l tiempo cambia hábitos y costumbres y lo que hace 40 años era impensado, hoy encuentra consenso. Así, muchos padres ceden ante la petición de sus hijas y se llevan de vacaciones al novio.
¿Qué los impulsa? Para Andrea Baldantoni, especialista en niños y adolescentes del Centro de estudios del Estrés y la Ansiedad (Hemera), los principales factores son dos. Por un lado, la inseguridad hace que muchos padres prefieran tener a sus hijos puertas adentro y permitan que sus novios se queden a dormir para evitar traslados a la madrugada. Una vez que esto está instalado en la relación como dinámica, llevar a ese chico que pasa tanto tiempo con la familia de vacaciones termina resultando natural.
Es que la situación social cambió y actualmente los jóvenes tienen menos espacios que antes. Hoy ya nadie se reúne en plazas, parques o en la esquina, mientras que los clubes de barrio no son instituciones con tanto arraigo en las nuevas generaciones y el boliche no es visto como el ámbito más seguro. Por lo tanto, la casa propia y de amigos se transformó en el principal lugar de encuentro.
La otra gran razón es que muchos papás tienen miedo de decir que no a los pedidos de sus hijos adolescentes por temor a ser rechazados, perder la comunicación con ellos y la confianza de los chicos. Claro que este tipo de paternidad no comienza en la adolescencia, pero sí puede profundizarse porque la rebeldía propia de la etapa aumenta aún más el temor de los adultos.
Aunque hoy más familias son flexibles a esta modalidad, muchas lo viven con estrés. "Lo más importante para reducir imprevistos que resulten incómodos es hablar de antemano sobre las expectativas y las reglas. "Antes de llegar al lugar de vacaciones debería estar claro con quién compartirá el cuarto el novio, cuál será la dinámica de la familia, cuáles actividades se compartirán, cuáles serán los horarios de regreso para las salidas nocturnas, por enumerar algunas cosas", explica la especialista. De manera de establecer acuerdos, pautas consensuadas y al mismo tiempo darles espacio para que practiquen la autonomía.
¿Cómo dormir?
Éste es el tema más difícil para muchas familias. ¿Dejarán que la joven pareja duerma junta o separada? Si bien esta decisión tiene que ver con los valores, la idiosincrasia y el funcionamiento de cada grupo familiar, para Baldantoni lo más sano es que tengan espacios separados y que quede claro que la única pareja parental es la de los padres.
"La adolescencia es una etapa de experimentación. Y lo esperable es que este novio de los 15 o los 17 años no sea el futuro marido (hay excepciones). Entonces hay que tener cuidado de que no se desdibuje el rol del adulto. De lo contrario, se corre el riesgo de ceder responsabilidades que todavía le corresponden a los papás", explica.
El impacto de la tecnología también corrió la barrera entre lo público y lo privado. Las redes sociales flexibilizaron esta cuestión y lo que para muchos adolescentes es natural compartir, para muchos adultos no y los hace sentir descolocados, sobre todo al tratarse de los hijos.
Aunque actualmente padres e hijos comparten más cosas y esto hace que se acorte la brecha generacional, no hay que perder de vista que la relación continúa siendo asimétrica. La función de guía y supervisión corresponde a los adultos.
Inés Andino: una pareja tranquila
"Tengo una hija de 18 años y por primera vez llevaremos a su novio de vacaciones. Hace un año que están juntos, él pasa mucho tiempo en casa y nos pareció natural que quisieran compartir unos días en la playa . Lo único que arreglamos de antemano es que él dormirá en el cuarto con mis hijos varones y ella con su hermana. En mi casa no hay otra opción. La verdad es que vamos confiados y no creo que tengamos una mala experiencia porque los chicos son muy tranquilos. ¡Llamame en febrero y te cuento!"
Graciela rodríguez: anfitriona ordenada
"Con siete hijos, mi casa siempre estuvo llena de gente. Recibí novios y novias, pero todos tuvieron que adaptarse a las normas de la familia. Si el invitado era varón dormía con mis hijos, si era mujer, junto con las chicas. Aunque de vacaciones los horarios se relajaban un poco, el orden es clave. Había horario de desayuno, almuerzo, merienda y cena y el que no llegaba se lo perdía. Todos tenían cinco minutos para ducharse (si no se acababa el agua caliente) y el que no dejaba el cuarto a las 9, para que la señora que me ayudaba hiciera las camas, tenía que tendérsela solo. Gracias a Dios, siempre pasamos lindos veranos en base al orden, la previsión y el buen humor."
Elsa Parodi: madre flexible
"Siempre tuve confianza en mis hijos y consentí vacaciones con el novio de mi hija y con la novia del varón. Después de los 18 años admití que durmieran en la misma cama porque me parecía más natural que hacerlos dormir en habitaciones separadas. Yo tuve una educación muy rígida con una madre a la que había que ocultarle todo porque eso era lo que correspondía. Decidí educar a mis hijos completamente diferente, en la comunicación constante. Nunca los engañé sobre ningún tema y les permití compartir conmigo lo que quisieran. No me arrepiento".
Temas
- 1
- 2
Día exacto: cuándo se ponen los zapatos por Reyes en enero
- 3
“No lo podemos creer, todo es muy triste”: la angustia de los compañeros de trabajo del joven desaparecido en Punta del Este
- 4
Juicio histórico: quién es Brenda Agüero, la enfermera acusada de matar a cinco bebés e intentar asesinar a otros ocho