PINAMAR (Enviada especial).– “Teníamos la vida perfecta”, dice Natasha Safronova, psicopedagoga, de 40 años. Toma un té en una amplia mesa junto a su marido, Alexandr Safronov, empresario de 50 años, y sus dos hijos, Gregori y Ekaterina. Los integrantes de la pareja, casada hace diez años, nacieron en Novosibirsk, la capital del distrito federal de Siberia, en Rusia. Luego vivieron algunos años en Krasnodar, cerca del Mar Negro.