¿De quién es? El misterioso baldío de la zona más cara de Las Cañitas
Frente a la Abadía de San Benito, zona de mansiones y embajadas, un gran terreno abandonado, que conserva la fachada de una antigua casona, está tapiado desde hace más de cuatro décadas. Si bien se ubica en barrio de gran atractivo inmobiliario, jamás exhibió un cartel de venta, ni recibió a posibles interesados. ¿A quién pertenece? ¿Por qué aún no se intentó construir? ¿Existe algún proyecto en danza?
Lo único cierto es que a través de las chapas es posible distinguir entre la maleza restos de la vivienda demolida, y las iniciales CABE en su frente, otro dato que acrecienta los misterios alrededor del terreno baldío frente al monasterio.
El lote está en Villanueva 970/950, entre Gorostiaga y Maure. Villanueva es una calle de árboles adoquinada que remite a la tranquilidad de los benedictinos cuando desde el 1900 hasta 1971 habitaron el convento cuya iglesia está exactamente frente al predio deshabitado. La zona se ve fuertemente custodiada: en las inmediaciones se encuentran varias embajadas, entre ellas la de Alemania y de Croacia, además de sinagogas, colegios y universidades privadas que se mezclan con residencias protegidas por cámaras de seguridad y enormes rejas. Oficialmente esta área corresponde al sector norte del Palermo, pero sus vecinos la llaman San Benito, o Las Cañitas.
Tierra de monjes
“Se dice que el lote pertenece a la Abadía. Los monjes tienen muchas tierras por esta zona, no sólo el convento es de ellos”, dice Susana Heredia, una vecina que camina para buscar a su hijo al colegio. Sin embargo, dentro de la iglesia, uno de los empleados asegura que “no es cierto. No tengo conocimiento de que los benedictinos sean dueños del terreno de enfrente. Se rumorea que pertenece a la comunidad judía”.
En lo que sí hay coincidencia es que desde hace muchísimo tiempo el predio de 3600 metros cuadrados está vacío, al tiempo que los invaden los árboles y la maleza. El encargado del edificio de la esquina confirma que “cada tanto ingresa alguien a limpiar un poco y a sacar la basura, pero desde que tengo uso de razón está deshabitado”.
Mientras pasea a su perro, Fernando Esteve dice que “pertenece a un conocido empresario vinculado a la colectividad”. Detrás de las chapas, sobre el muro, hay dos pequeños carteles de la inmobiliaria Mosquera. Al ser contactada esa empresa explicaron que eran sólo publicidades, que ellos no tenían a la venta Villanueva.
Para Alejandro Machado, un investigador del patrimonio quien suele recorrer las calles de Buenos Aires en busca de datos curiosos como éste, sin dudas se trata de un caso muy extraño. “¿Cómo fue que no se construyó nada allí siendo un área tan codiciada para los desarrolladores?”, se pregunta. En esa zona el metro cuadrado puede valer entre 3500 y 5000 dólares, aproximadamente. “Nunca lo vimos en venta. Normalmente estos terrenos uno los ofrece, les pone un cartel, aparece en los buscadores”, explica Mariano Oppel de la inmobiliaria que lleva su nombre. “Cualquier proyecto que se presente en Villanueva 970 puede ser interesante”, asegura el broker, quien opera desde hace años en la zona.
Una casona ligada a la aristocracia
Lo cierto es que el lote no está dentro de un Área de Protección Histórica, con lo cual allí se podría haber edificado durante los últimos años. Sorprende que la fachada de la casona no fue demolida y el resto sí. Según estudios realizados por Machado, la sigla CABE significa Club Atlético Banco Español, ya que en algún momento funcionó como sede del club de empleados de la entidad crediticia hoy desaparecida.
Para el autor de blog sobre patrimonio, la casa derribada era obra del arquitecto francés Gastón Mallet, uno de los preferidos por la elite vernácula, a cargo de importantes construcciones, siendo una de ellas el Centro Naval de la calle Florida. La vivienda de Belgrano se habría construido a principios del siglo, alrededor de 1927 y, dado que todas las construcciones anteriores a 1941 tienen protección cautelar, se desprende que quienes la demolieron decidieron preservar al menos la fachada.
Desde el grupo Patrimonio Belgrano, con miles de seguidores en redes sociales, coinciden con esos datos: “De acuerdo a fuentes orales el predio está abandonado desde julio de 1978 cuando el Banco Español fue comprado por el Banco Comercial del Norte”, es decir que desde hace más de cuarenta y tres años nadie lo habita. Pero además, allí funcionaba, antes del CABE, otro club social privado llamado El Rincón, señalaron los estudiosos. Con respecto a su autor, Mallet, no les sorprende que fuera el arquitecto de la casona de Villanueva ya que en Belgrano dejó también grandes obras.
Historia
Pero en realidad la historia comienza bastante tiempo atrás, a principios del siglo XX. LA NACION tuvo acceso exclusivo a datos de Registros, Interpretación y Catastro de la Ciudad de Buenos donde figura el historial de propietarios y se consigna que su primer dueño fue Carlos José Obligado, en 1929. “En realidad se trata de la familia Dose Obligado, quienes fueron los que mandaron a construir el Palacio Dose sobre la Avenida Alvear, hoy también demolido. Mallet justamente fue quien le construyó a Dose lo que fue una de las primeras financieras, más allá de los bancos”, agrega Machado. Exactamente diez años más tarde, en 1939, el Banco Español del Río de la Plata, pasó a ser propietario del terreno hasta 1979, cuando llegó a manos de un particular. Un año más tarde lo compró la empresa Ville Neuve S.A, sus dueños hasta 1993.
Según consigna Catastro en su último registro “desde el 9 de junio de 1993 hasta la fecha, el propietario del lote sito en Villanueva 970 es el Estado de Israel”. LA NACION intentó contactarse con la embajada de ese país en Argentina para obtener mayor información a partir de este dato, pero no obtuvo respuesta.
Sin embargo, si se conectan varias fechas, es posible recordar que el atentado a la Embajada de Israel ocurrió en 1992 y que el de la AMIA aconteció en 1994, con lo cual no se descartaría que ese país haya tenido intenciones de construir en 1993, y dentro del baldío de Palermo, una nueva sede, o algún edificio vinculado a la comunidad, y que después del segundo atentado se haya desistido de llevar a cabo el proyecto, señalaron fuentes del gobierno porteño.
De todos modos no deja de llamar la atención que el atentado a la embajada haya ocurrido frente a la parroquia Mater Admirabilis, en el barrio de Retiro, y que la sede diplomática haya luego comprado un terreno justo enfrente de otra iglesia, San Benito. Todo demuestra que la historia del misterioso predio no está concluida: esta es tan solo la primera parte.
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