De #NiUnaMenos a #MeToo a Time’s Up: el impacto en la Argentina
Los movimientos feministas que surgieron en los últimos años en la Argentina - Ni Una Menos - y en el mundo -#MeToo y Time’s Up- están presentes cada vez con más fuerza en las conversaciones diarias. En especial cuando se acerca el Día de la Mujer.
Unas veces son diálogos amables, otras discusiones candentes. En paralelo, o como consecuencia, desde el sector público y en menor medida, en el privado, se generan cada vez más políticas para atender a los reclamos. De todas formas, las cifras de violencia de género no disminuyen y los avances en la participación de las mujeres en lugares de liderazgo avanzan a paso lento.
Tema candente, cifras preocupantes
La discusión sobre la desigualdad de género está presente en la vida cotidiana de los argentinos hace al menos tres años. La primera marcha del colectivo Ni Una Menos -en 2015- funcionó como puntapié inicial para que los debates feministas, hasta entonces restringidos a ciertos grupos- se colocaran en la mesa de discusión diaria.
Jazmín R., que tiene 29 años, se recibió como licenciada en obstetricia en 2011 e hizo la residencia en uno de los hospitales más importantes de la Ciudad, vivió en carne propia y presenció situaciones de acoso a colegas. Pero antes no la percibía como tal.
"Que tocaran o apoyaran a las residentes estaba visto como algo normal. Ahora es considerado acoso y en el hospital incluso hubo denuncias. Hombres y mujeres se tienen que cuidar más con lo que dicen y hacen. Creo que esto pasa porque se habla del tema. Entre nosotras [en el servicio de obstetricia] hay discusiones candentes sobre feminismo y aunque tenemos distintas posturas, todas coincidimos en que dejamos de naturalizar ciertas actitudes", contó a LA NACION.
No es la única que percibe cambios a partir del debate. Las charlas, coincidieron diferentes profesionales de distintos ámbitos en diálogo con este medio, reflejan y modifican las ideas sobre el tema. "Sin dudas el tema se habla entre hombres y mujeres y observo una tendencia de los varones a cuidarse de lo que dicen, algo que no pasaba. Por ejemplo, al evitar ciertos chistes machistas", dijo la médica clínica Claudia Marrone, de 62 años, que trabaja en un consultorio privado.
"La cuestión está a flor de piel. Frente a cualquier comentario machista siempre salta la controversia", agregó Leila Forman, de 32 años, especialista en marketing digital. "En la cocina de la empresa donde trabajo, donde almorzamos, hay una TV encendida todo el día y cuando aparecen notas de femicidios empiezan los debates internos, que suelen terminar acalorados. Pero yo siempre siento que me llevo algo".
A pesar del mayor grado de conciencia, la igualdad entre hombres y mujeres a nivel económico y en posiciones de liderazgo está lejos de ser un hecho y las cifras de violencia de género no disminuyen. La brecha salarial es, en promedio, del 20%, según datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Las posiciones en gerencias medias de empresas, según un estudio de la Universidad Di Tella, es el 35%; del 10% en comités de dirección y en las posiciones de CEO, de 0 a 4%.
Una mujer es asesinada cada 29 horas, según los últimos datos, publicados en 2017, por la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia. Y el 80% de las mujeres se sienten inseguras al transitar el espacio público, especialmente de noche (84%), como reveló el año pasado un informe del Observatorio de la Violencia contra las Mujeres de Mumalá.
Medidas: por doquier
La toma de conciencia en la sociedad y la presencia del tema en los medios de comunicación derivó en una ola de medidas orientadas al género, pudo constatar LA NACION al consultar a distintos organismos nacionales y municipales en las últimas semanas.
En distintos ámbitos estatales empezaron a impulsarse actividades con motivo del Día de la Mujer, muchas veces promovidas por los centros sindicales, otras por las direcciones de los organismos. En los edificios de la Procuración General de la Nación, por ejemplo, se realizan jornadas de reflexión sobre el 8 de marzo (el mismo órgano creó, hace dos años, una Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres).
Y en los municipios, los intendentes empezaron a dar asueto a los trabajadores para que puedan asistir a manifestaciones feministas. La semana pasada, por ejemplo lo hizo el jefe comunal de Moreno, Walter Festa. La medida afecta a las mujeres de su administración que quieran sumarse al Paro Nacional de Mujeres.
En la Ciudad el año pasado se firmó un acuerdo con el Gobierno nacional para unificar la atención telefónica y facilitar el acceso a la asistencia para las mujeres a través de la línea 144; y se creó el sistema "Tobilleras Mujeres Seguras", que funciona a través de un dispositivo que monitorea el cumplimiento de las órdenes judiciales de restricción de cercanía. Por nombrar dos medidas.
Y en la misma Legislatura, esta semana, el Frente para la Victoria, encabezado por el legislador y ex ministro de Trabajo Carlos Tomada, presentó un proyecto para incorporar la licencia por violencia de género y "actualizar, desde una perspectiva de género, las licencias por paternidad, días por enfermedad, adopción y adaptación escolar en el marco de la Ley de Relaciones Laborales de la Ciudad".
En 2016 la Legislatura porteña se enfocó en un tema que hasta hace poco tiempo era considerado menor y aprobó una ley que sanciona con multas de entre 200 y 1.000 pesos y trabajos comunitarios la "intimidación u hostigamiento callejero".
Cuestión de números
Los porcentajes de participación de mujeres en las organizaciones públicas y privadas son otra muestra de la desigualdad.
Desde el Ministerio de Modernización Nacional, que conduce Andrés Ibarra, informaron a LA NACION que las mujeres ocupan el 40 % de los cargos políticos y directivos de la Administración Pública Nacional. Pero aseguraron que tienen por objetivo para el final de su gestión que haya paridad en los puestos concursados.
El año pasado se transformó en ley de paridad de género para las listas electorales, que regirá a partir de las elecciones el año que viene. Hasta ahora regía el cupo del 30%, sancionado en 1992 pero superado por entre cinco y nueve puntos, en la práctica, hace años.
En cuanto al ámbito privado, expertas en género laboral de la consultora Grow como de la Universidad Di Tella aseguraron a LA NACION que las empresas privadas, aunque no estén obligadas por ley, a partir del auge del feminismo, manifiestan compromisos para equiparar la distribución entre hombres y mujeres tanto en las bases como en las posiciones de liderazgo.
"Las empresas, presionadas por el contexto, están promoviendo a mujeres que tenían la carrera y experiencia para avanzar un paso más, pero estaban atascadas. Las organizaciones toman estas medidas desde los comités de dirección o consejos ejecutivos por la necesidad de mostrar indicadores favorables en términos de género. Si hasta hace un año tenían un comité de 11 hombres, es posible que ahora hayan incorporado dos mujeres, como mínimo", estimó María José Sucarrat, co-fundadora y directora ejecutiva de la R.E.D. de empresas por la diversidad de la Universidad Torcuato Di Tella, que esta semana lanzó una Guía de Género para Empresas.
"Nuestros estudios muestran que la participación de mujeres en posiciones de dirección en la base puede ser de 50-50, pero esto baja al 35% en posiciones de gerencias medias. En puestos de dirección se reduce a un 24 %; y en los comités de dirección, a un 10 %. En las posiciones de CEO, es de entre un 0 y un 4%", añadió.
"Las medidas de género que se toman en el ámbito público tienen un impacto cultural en las empresas", agregó Georgina Sticco, que fundó junto a Carolina Villanueva la consultora Grow, especializada en el sesgo de género en el mundo laboral. "El hecho de que cada vez más mujeres ocupen lugares de poder en el Estado, por ejemplo con la paridad de género en el Congreso, produce cambios en los ámbitos directivos de las compañías privadas".
Aborto, "el" tema
La decisión del presidente Mauricio Macri de dar luz verde al tratamiento de la despenalización del aborto es la muestra más reciente de reacción de la política a los reclamos feministas.
Desde la oposición acusan al Gobierno de utilizar el tema para desviar la atención de las discusiones económicas. Pero más allá los intereses políticos, distintas referentes de género consultadas por LA NACION coincidieron en que el debate se impuso ahora por la presencia de un "caldo de cultivo" preparado por los movimientos feministas en los últimos 40 años. Por ejemplo, a través de asambleas, celebradas con mayor frecuencia a medida que se acerca cada Día de la Mujer. En las semanas previas al 8M se realizaron actividades diarias, movilizaciones, publicaciones, apariciones televisivas en programas de alto rating, etcétera.
"El reclamo por los temas de salud sexual y reproductiva empezó en el 83 cuando se recuperó la democracia", dijo a LA NACION Mabel Blanco, líder de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM). "Esto es muy viejo en nuestra sociedad, y siempre estuvo tapado, a pesar de que las encuestas daban que la mayoría de la sociedad estaba a favor. En este caso, fue principalmente la masividad del pañuelazo lo que permitió que se decidiera debatirlo", añadió.
Se refirió así a la manifestación de reclamo por la regularización del aborto el lunes 19 de febrero, cuando miles de mujeres convocadas por la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito junto a otras organizaciones feministas se congregaron frente al Congreso para exigir el aborto legal, seguro y gratuito.
"No interesa si hay intereses políticos. Cuando hay un tema sensible para la población, con tanta gente comprometida e interesada, lo importante es que el debate llegue al Congreso y hay que usarlo", sostuvo Blanco.
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