De la Argentina que tenemos a la que soñamos
El riesgo país, cerca de los 1000 puntos. El dólar quiebra un nuevo récord. La inflación acecha. La inseguridad gana las calles y se debate cuál debe ser el rol de la Justicia. Por desgracia, cualquiera de estos títulos es recurrente a lo largo de los 150 años de historia de la Argentina. Pueden ser de hoy o de ayer, o de hace cinco años. Basta con recorrer las páginas escritas durante los últimos 50 años para descubrir la infinidad de veces en las que los mismos temas signaron la agenda.
"Pareciera que el tiempo en la Argentina transcurre en dos velocidades opuestas: una sucesión acelerada de eventos coyunturales que se recorta sobre un fondo de permanencia e inacción... Acción, reacción, acción, reacción. Esto, multiplicado por cada uno de nosotros, configura una coreografía. Una coreografía invisible que nos trajo hasta acá. Y que habla también de nosotros como generación", disparó Julia Pomares, titular del Cippec, en su encuentro anual, hace unas semanas. La frase fue tan dura como certera. Todos quienes participaron de la reunión escuchaban atentamente.
Es que el país no logra escapar de la trampa del corto plazo en un mundo signado por la batalla de largo alcance. La añorada planificación, el consenso en los cimientos fundacionales de una nueva república y sobre todo la idea de mantener ciertos lineamientos madre tampoco se logran en un país signado por un presente agobiado por la economía y un pasado reciente con una gigantesca herida abierta por la corrupción.
Es que el país no logra escapar de la trampa del corto plazo en un mundo signado por la batalla de largo alcance
Con esta idea y con el objetivo de buscar soluciones para llegar a la Argentina que soñamos es que nació esta edición especial de 48 páginas, en la que no solo hablamos del país que tenemos, sino también de aquel que podemos ser.
Pero no desde un lugar romántico, sino desde investigar las soluciones que se encontraron para los grandes problemas. Porque estas existen y a muchos países les dieron resultados. Del flagelo del bullying a la epidemia de obesidad. Del problema de la inflación a la importancia de modelos que ayuden a resolver el flagelo de la pobreza. Una serie dedicada a los grandes desafíos, en la que cada artículo se focaliza en un problema que se da hoy en la Argentina y que comprende alguno de los distintos ámbitos de la vida: la salud física y mental, lo económico, el tránsito, la Justicia, la igualdad de género, la niñez.
Son recetas novedosas e innovadoras que lograron erradicar problemas que parecían no tener remedio, y que podrían replicarse o servir de inspiración en el país.
Las soluciones incluyen los modelos de Israel o de Chile para erradicar la inflación; la fórmula nórdica para saldar la brecha salarial de género; las ideas innovadoras de Portugal o de Finlandia para mejorar el aprendizaje; los ejemplos de países como Gran Bretaña o ciudades como Curitiba para reducir el tránsito en las ciudades; las recetas de Nueva York, Medellín o Glasgow para reducir la violencia urbana; el modelo de Islandia para atacar el drama de los chicos y el alcohol, y la estrategia de Gran Bretaña para combatir la soledad, entre otros senderos que podrían marcar un camino para la Argentina posible.
A su vez, creemos que existen en nuestro ADN una suma de atributos que Santiago Kovadloff refleja con su pluma única y que en muchos casos nos convierten en distintos ante escenarios adversos. Desde la esperanza, entendida como esa vivencia cuyo nombre tan merecidamente rima con confianza, hasta tomar el fracaso como una fuente de aprendizaje.
Son recetas novedosas e innovadoras que lograron erradicar problemas que parecían no tener remedio, y que podrían replicarse o servir de inspiración en el país
"No fracasa quien choca con un obstáculo, sino quien cree que nunca podrá superarlo", resume Kovadloff. También María Eugenia Estenssoro nos interpela con una pregunta que llega directo al lector: ¿puede la Argentina entrar en el siglo XXI sin invertir más en ciencia y tecnología? O la semblanza de Ariel Coremberg en la que revela por qué no somos Australia y qué necesitamos para serlo.
La edición especial se completa con un puñado de historias que muestran personas que hacen la diferencia. Gente que hace más allá de la adversidad son solo algunos ejemplos de los millones que nos da la Argentina. Desde Max Cavazzani, que revolucionó la industria del entretenimiento a nivel mundial, hasta Catalina Hornos, que a través de su fundación no solo hizo camino, sino que les abrió una infinidad de oportunidades de futuro a aquellos que solo soñaban con la supervivencia.
También la nadadora Delfina Pignatiello, que durante la jornada del sábado del Campeonato Nacional logró la marca que le otorga un lugar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pero quien sobre todo a través del esfuerzo y la constancia ratificó que ese es el único camino posible para llegar a la meta. O el propio Gino Tubaro, un inventor que creó prótesis de manos y brazos con impresoras 3D y les dio acceso a las personas con menos recursos económicos. Su solidaridad es otro reflejo de lo que podemos ser como país. Siempre y cuando logremos salir de la ya eterna trampa del corto plazo y tomar ese pasaje del país que tenemos a aquel que soñamos.
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