De Francia a la Argentina: Pachamama, la cóndor recuperada que integrará la liberación más grande en el país
Junto con seis ejemplares, será devuelta a su hábitat en la Patagonia en septiembre próximo; llegó el 22 de abril pasado desde un zoo francés
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El 22 de abril pasado, cuando se celebraba el Día de la Tierra, aterrizó en Buenos Aires un avión procedente de París, en el que llegó Pachamama, una joven cóndor nacida en el ZooParc de Beauval, en la localidad de Saint-Aignan sur Cher, para sumarse al plantel del Programa de Conservación Cóndor Andino del Ecoparque de Buenos Aires y la Fundación Bioandina. En septiembre próximo, este ave que nació en Europa será devuelta a su hábitat originario junto a otros seis ejemplares, en lo que será la liberación más grande de la historia argentina.
“En los años 50 y 60 muchos cóndores fueron extraídos de la naturaleza y exportados a zoológicos y colecciones privadas del mundo. Ahora, bajo un nuevo paradigma en conservación de la biodiversidad, se trabaja en recuperar a los descendientes para que retornen a su lugar de origen. – señala Vanesa Astore, la directora del programa, sobre la recuperación de Pachamama–. Lo primero que hicimos fue poner en orden la población en cautiverio con los studbooks, que son libros que identifican a cada ejemplar en cautiverio y su línea genealógica. Así sabemos qué cóndores pueden volver a la naturaleza y cuáles no”. Y destaca que de esta forma todos los animales que pueden ser devueltos a su hábitat son liberados y de no ser posible, se trata de darles una buena calidad de vida y sumarlos al plantel reproductivo para luego liberar a sus crías.
Pachamama permanecerá en la Capital para completar su cuarentena, mientras se le realizan los exámenes médicos pertinentes. Luego será trasladada, junto a otros seis juveniles con los que está formando su bandada, a la Bioestación que el Ecoparque y la Fundación Bioandina operan en Sierra Pailemán, Meseta de Somuncurá, en la provincia de Río Negro. Allí, en septiembre próximo, volverán a volar libres.
“La liberación de septiembre, gracias a la incorporación de la juvenil francesa, será de siete cóndores, lo que conforma la suelta más grande de la historia. El año pasado la liberación fue de seis ejemplares entre los que se encontraba Karut y fue la mayor realizada en nuestro país. Si todo continúa como está planificado, este año la superaremos”, remarcó el secretario de Ambiente porteño, Eduardo Macchiavelli.
El trabajo
Pachamama es todo un símbolo del trabajo que hay detrás de la recuperación de fauna y ecosistemas. Fue llamada así porque nació un 1° de agosto, día de la Pachamama y, según los registros, sus progenitores provienen de Chile. El proceso de devolver cóndores a la vida silvestre, según Astore, implica años de trabajo continuo con cada ejemplar, desde que llegan al centro de rescate hasta que son devueltos a la naturaleza, y si todo va bien, recién a los nueve años de edad esos ejemplares serán adultos capaces de reproducirse en libertad. Desde 2003 el programa liberó 57, que ya han criado a diez pichones.
La Argentina tiene las poblaciones de cóndores más saludables de América del Sur, pero aún así, es una especie clasificada a nivel mundial como vulnerable. Con menos de 7000 individuos y en retroceso, este símbolo de los Andes podría extinguirse si no se toman medidas. Según expertos, su mayor amenaza es el envenenamiento de bandadas enteras que caen víctimas al comer cebos tóxicos en los campos ganaderos.
Etapas
Pero no todos los cóndores provienen del cautiverio, Astore comenta que muchas veces son animales rescatados por los pobladores, que los encuentran lastimados o con signos de intoxicación y los llevan de urgencia a un centro de primeros auxilios. Los cóndores son esenciales para la salud de los ecosistemas, ya que, al alimentarse de animales muertos, contribuyen a minimizar los riesgos de que esos cadáveres dispersen enfermedades.
La directora del programa, además, detalla que el proceso de liberación implica la cría en cautiverio, donde se debe evitar que el ejemplar, al tomar contacto con humanos, adopte costumbres que no son acordes a su especie; el aprendizaje de comportamientos que le den autonomía; la búsqueda de un territorio adecuado para la liberación sin que impacte en poblaciones nativas, la formación de bandadas, y finalmente el traslado al área seleccionada. Una vez que este proceso se completa y los grupos de cóndores llegan al lugar elegido, pasan otro tiempo bajo el cuidado de técnicos y especialistas, para acostumbrarse al clima y prepararse para la liberación. Una vez que los ejemplares son devueltos a su hábitat, hay un equipo que hace un seguimiento.
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