De los 11 a los 34 años: la vida militar de José de San Martín en España
El 25 de febrero de 1778 nacía en la localidad de Yapeyú, actual provincia de Corrientes, el General José Francisco de San Martín y Matorras, o simplemente José de San Martín, posiblemente el más importantes de los próceres argentinos y uno de los baluartes de la independencia de Argentina, además de Perú y de Chile.
Pero antes de convertirse en uno de los grandes libertadores de América, el General San Martín había hecho toda su carrera militar en España, el país contra el que lucharía luego en tierras americanas. En el país ibérico, el prócer tendría su bautismo de fuego y se destacaría en importantes batallas contra los moros primero y contra el ejército francés más tarde.
A la edad de cinco años, el pequeño José Francisco, sus padres y sus cuatro hermanos se trasladaron a España. Juan de San Martín, el padre del libertador, era un militar español que había sido enviado al Virreinato del Río de la Plata a administrar estancias, pero para el año 1784 le ordenaron regresar a su patria.
La familia San Martín llegó primero a Cádiz. Luego viajaron a Madrid, y luego se dirigieron a Málaga, donde el pequeño José Francisco pasó varios años de su infancia. El 21 de julio de 1789, en el año de la Revolución Francesa, el todavía niño San Martín comenzó una carrera que lo llenaría de gloria a través de los años: entró como cadete en el Regimiento de Murcia -casualmente, con uniforme celeste y blanco. Su trayectoria militar comenzaba a la edad de 11 años.
Bautismo de fuego en África
El bautismo de fuego del soldado San Martín se dio a los 13 años, en la campaña española en África, contra los moros, primero en Meilla y después en Orán, ciudad en la que vivió el asedio del enemigo durante más de un mes de combate en la plaza principal de ese pueblo norafricano.
La conducta heroica del joven militar en la campaña de África le valió el respeto de sus colegas. En junio del 93 fue ascendido a subteniente segundo por sus acciones contra el ejército de Francia en los Pirineos.
En 1797, a bordo de la fragata Santa Dorotea, el joven San Martín aprendió las artes de los combates navales enfrentando nada menos que a Inglaterra y la flota del célebre Almirante Nelson.
En 1798, a bordo del la misma fragata Santa Dorotea, en el puerto francés de Tolón -en ese año España y Francia eran aliados-, San Martín conoció personalmente a Napoleón Bonaparte.
En 1802 se desempeñó también con determinación y valentía contra los portugueses en la llamada Guerra de las Naranjas, un breve conflicto bélico que enfrentó a Portugal contra España y Francia.
Asalto y pedido de perdón al rey
A los 22 años, el ya teniente del ejército español José de San Martín estuvo a punto de morir cuando fue asaltado por cuatro bandidos mientras regresaba de una misión de reclutamiento de tropas en Valladolid.
Lo interceptaron en una zona boscosa y le quitaron una valija con 3500 reales destinados al pago de la tropa. Los asaltantes le hirieron la mano, le clavaron una estocada en el pecho y dejaron al militar tirado y desangrándose en el camino. Por suerte, un general de nombre Francisco Negrete pasó por allí y lo rescató.
El militar estuvo convaleciente y al cuidado de una monja en un convento por varios días y cuando se recuperó le escribió una carta al rey de España para detallarle lo sucedido y rogarle que le perdonara la deuda. Carlos IV, el monarca de entonces, lo excusó, ya que lo consideraba "un oficial de acreditado valor y conducta".
En junio de 1808, con 27 años, fue ascendido a Capitán, tras su intrépido desempeño contra las tropas francesas del General Dupont en la batalla de Arjonilla, en Andalucía.
Un mes más tarde, en julio de 1808, se produjo la batalla de Bailén, una ciudad andaluza ubicada a 250 kilómetros de Madrid. Cuarenta mil hombres participaron de esta batalla, enmarcada dentro de lo que se llamó la guerra de Independencia de España. Nueve horas duró el fragor del combate, y una vez más el militar argentino descollaría en la batalla.
Bailén fue la primera derrota en la historia de un ejército napoleónico en campo abierto y significó también avisarle a los franceses que la resistencia española ante su avance en la península ibérica no iba a ser nada fácil.
Regreso a América
En 1810, seducido por los conatos de revolución que se encendieron en Buenos Aires y Caracas, el Teniente Coronel de Caballería José de San Martín pidió la baja del ejército español para atender asuntos familiares en Lima. Era una excusa para regresar a su tierra.
En una carta dirigida al presidente de Perú, Mariscal Ramón Castilla, el 11 de septiembre de 1848, desde Boulogne Sur-Mer, San Martín rememoraba la decisión de volver al Virreinato del Río de la Plata.
"Yo serví en el Ejército español en la Península desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de Caballería. En una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues calculábamos se había de empeñar", escribió San Martín.
De este modo, el militar nacido en Yapeyú abandonaría el ejército que lo formó y al que le entregó casi 20 años de su vida para lograr un objetivo superior: la libertad de su patria.
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