Damien Hirst, el artista como millonario
Datos y pistas en cortos circuitos
Fabricante de tiburones en formol y campeón del marketing, Damien Hirst remató sus obras el día que se desplomó Lehman Brothers y dio el batacazo de un récord. Este fin de semana se supo que, tras 17 años de buenos negocios, Hirst terminó su relación con el galerista Larry Gagosian, dueño de un emporio de galerías, de una fortuna de 700 millones de dólares y de una filial en San Pablo que ilusiona a los artistas paulistas, cariocas y también porteños (está a sólo dos horas de vuelo de Buenos Aires). Caer en las manos de Gagosian es tocar el cielo con las manos. Hirst, Koons y Basquiat lideran la pole position del arte contemporáneo y este año dieron el sorpasso a la pintura impresionista, algo inimaginable años atrás, cuando los japoneses llevaron a Van Gogh a la cima. A propósito del holandés que no vendió un cuadro en su vida y un siglo después se convirtió en el más cotizado de la historia con el récord, en mayo de 1990, del retrato de Gachet, ¿qué pasará con la obra de Damien Hirst dentro de un siglo, cuando los tiburones en formol salidos de su atelier hayan entrado en estado de putrefacción? Ya pasó con un tiburón que a su dueño le había costado 11 millones de dólares... pero a Hirst no le tembló el pulso, y anunció: "Le haremos uno nuevo porque lo que importa es la idea". Lo que se llama arte conceptual. Hirst tiene más de 260 millones de dólares en su cuenta bancaria, algo más concreto que conceptual, y piensa seguir facturando como "artista" de la galería White Cube, que representa, entre otros, a Tracey Emin, la británica iconoclasta que estuvo en Buenos Aires para la inauguración de su muestra en Malba. En un año récord para el arte, acá y en el mundo, también la literatura se rinde al irresistible encanto del ambiente que tan bien describe Sarah Thornton en Siete días en el mundo del arte. Premio Goncourt y éxito de ventas, El mapa y el territorio colocó a Michel Houellebecq en el podio e hizo de los habitués del arte contemporáneo personajes de novela. Con menos vuelo, pero mucho know how del mundillo "arty", Steve Martin relata en Objeto de belleza, las cuitas de una galerista, ex Sotheby’s, de un crítico de Art Forum y de un ruso coleccionista. Todo parecido con la realidad es pura coincidencia.
EL PIANO DE cASABLANCA
Memorabilia son las subastas de objetos que pertenecieron a famosos, como la chaqueta de John Lennon o la guitarra de Eric Clapton. Esta vez fue el piano de Casablanca, el de "Tócala de nuevo Sam". En las tarimas neoyorquinas encontró comprador por U$ 600.000.
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