Cuidar a los que nos cuidan: lo que podemos hacer entre todos
La tarea que los trabajadores de la salud llevan a cabo desde el inicio de la pandemia es extraordinaria. Médicos, enfermeros, bioquímicos, personal de limpieza y muchos otros argentinos pelean cara a cara con el virus y ponen en riesgo sus vidas para intentar salvar vidas ajenas. El peligro en algunos casos es muy grande, porque no siempre están disponibles todos los elementos de seguridad adecuados.
Es un sacrificio que el país entero reconoce. Por eso, cada noche a las 21, muchos aplauden desde los balcones para dar las gracias a estos profesionales que nos cuidan todos los días. Algunos decidieron ir más allá y al agradecimiento sumaron su creatividad, dinero, tiempo o esfuerzo para fabricar, con lo que tuvieran a mano, elementos como barbijos, máscaras, camisolines, catres y biombos, y donarlos a los centros de salud para que sus trabajadores estén lo más protegidos posible.
Las que siguen son algunas historias sobre estos pequeños héroes anónimos. Historias mínimas sobre aquellos que cuidan a quienes nos están cuidando a todos.
Un casamiento cancelado y una idea solidaria
Para Luz Gonzáles Clement no debe haber sido sencillo cancelar el casamiento que venía organizando desde hacía más de un año: la boda iba a realizarse el 25 de abril, pero el coronavirus cambió todos sus planes. En vez de desanimarse, esta diseñadora de indumentaria a cargo de la marca de ropa Bisovi, prefirió tomarlo como un aprendizaje y buscarle el lado positivo. "La pandemia nos vino a enseñar que hay muchas cosas de la vida cotidiana que no son importantes", dice.
Por eso, Luz y su socia Sofía Incerra tuvieron una buena idea: confeccionar barbijos con la tela que habitualmente usan para las bolsas de Bisovi y donarlos a los centros de salud públicos que los necesitaran, recolectando donaciones a través de su sitio web. La iniciativa tuvo una gran respuesta por parte de sus clientes y desde su showroom de Palermo ya enviaron miles de barbijos a hospitales de todo el país. Si querés sumarte y colaborar, podés hacerlo en www.bisovi.com.
El adolescente que colabora desde su casa
No hay edad para empezar a ayudar a los demás. Eso demuestra la historia de Joaquín Alonso, un estudiante de la ORT de 17 años que desde su casa construye máscaras de protección para los profesionales del Hospital Santojanni y también para todos aquellos vecinos y comerciantes del barrio que las necesiten.
Joaquín es otro de los que en plena pandemia cambió frustración por solidaridad: por su destacada participación en las Olimpíadas de Biología, Química y Física se había ganado un lugar en la competencia internacional que iba a celebrarse en julio en Nagasaki, Japón, pero el certamen fue cancelado por el coronavirus. Lo de las máscaras se le ocurrió al ver una publicación en Instagram y darse cuenta que podía fabricarlas con la impresora 3D que tenía en su hogar. Andrea, su mamá, llevó el primer prototipo al Santojanni, donde trabaja, y fue todo un éxito.
Desde entonces, Joaquín no para de imprimir: ya lleva más de 60 máscaras y sumó a un amigo con otra impresora para producir aún más. Los comerciantes del barrio se enteraron del proyecto y ahora el joven les dona máscaras también a ellos. Los trabajadores del Santojanni agradecen la forma en que Joaquín "honró" sus vidas con su gesto, pero él mantiene la humildad: "Estoy cumpliendo con mi responsabilidad, teniendo la suerte de tener los recursos y el tiempo para ayudar".
El ingenio del mar puesto al servicio de la salud
Una buena idea comienza con la pregunta correcta. Interesados en colaborar con los hospitales de su ciudad, Martín Jenkins, Julián Silva, Oscar Salas y Justo Caseaux, cuatro integrantes del Club Náutico Mar del Plata, se acercaron a los médicos a preguntarles qué necesitaban: camisolines y algún elemento para el traslado seguro de pacientes, fue la respuesta. Entonces pusieron manos a la obra.
Martín, bicampeón mundial de clase Optimist, se ocupó de los camisolines. Consiguió una donación de paño Tivek y junto con una costurera diseñaron un modelo adecuado para su empleo en centros de salud. Después, un amigo que fabrica ropa ayudó a cortar la tela y aportar sus contactos para armar y coser los modelos finales. Llevan donados más de 200 camisolines y confían en llegar a 400. "Esperamos que sea una buena ayuda para quienes hoy están haciendo tanto esfuerzo en la salud pública", dice Martín.
Julián, Oscar y Justo intentaron resolver el otro desafío que plantearon los médicos. Y con una buena cuota de inventiva, algunos aportes de Internet y su conocimiento de telas náuticas, crearon una novedosa cámara de aislamiento portátil de lona en forma de tubo que permite rodear una camilla y asegurar un traslado seguro. "Cada uno puso lo suyo para alcanzar el mejor resultado posible", explica Sala. Gracias a su ingenio y solidaridad, el Hospital Materno Infantil y el Interzonal General de Agudos, ya recibieron donaciones del prototipo.
Desde Córdoba, modelo para armar
hace más de cuatro décadas, Omar y Cristina Borgiani fundaron en el pueblo cordobés de Monte Buey una empresa de maquinaria agrícola: Industrias Intercor. En plena pandemia, decidieron poner la compañía y sus 100 empleados al servicio de la municipalidad para fabricar material sanitario.
En un principio pensaron en respiradores, pero como era demasiado complicado, se les ocurrió que podían crear catres y biombos plegables, un equipamiento muy útil para montar hospitales de campaña. Después de probar diferentes diseños, el equipo técnico de la empresa dio un modelo de fácil fabricación y costo reducido, que cumple con las normas de seguridad correspondientes. Y gracias a la solidaridad de un grupo de loneros de la zona, ya donaron al municipio 20 catres y 20 biombos.
El proyecto nació en un pequeño pueblo cordobés, pero tiene un alcance verdaderamente nacional: bajo la consigna #VosPodesAyudar, la empresa subió a su página web los planos y la documentación técnica completa para producir sus prototipos. Así todo aquel que lo desee también puede colaborar.
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