Cuestionan las trabas al ingreso de libros al país
Las limitaciones de hecho al libre ingreso e importación de material impreso, instrumentadas por la Secretaría de Comercio Interior para resguardar la salida de divisas y promover la sustitución de importaciones, generaron fuertes repercusiones.
Con el argumento de proteger la seguridad de las personas, Guillermo Moreno extendió el cerco de controles a la industria de las publicaciones. Arguye la necesidad de monitorear la cantidad de plomo en la tinta utilizada en publicaciones (libros, folletos, revistas, etiquetas, etc.) y en materiales e insumos impresos con tintas, cualquiera que sea su soporte (cajas de papel o cartón, bolsas).
Así, la Secretaría de Comercio Interior dispuso la presentación de un certificado ante la Dirección Nacional de Comercio Interior para todo importador, como paso previo a otros trámites, como la declaración jurada anticipada de importación (DJAI), el esquema de permisos generalizados para las importaciones, que la AFIP lanzó en febrero último.
Desde la Cámara Argentina del Libro, Isaac Rubinzal, presidente de la institución, criticó la norma. "Los libros no tienen que tener ninguna restricción", dijo Rubinzal, tras recordar que el sector está compuesto por pymes con una balanza comercial "equilibrada" entre importaciones y exportaciones.
La medida apunta a minimizar el volumen de publicaciones importadas. Según confió un despachante de aduana, estas restricciones se vienen sintiendo hace casi tres meses. "Me pasó con libros de muestras sin valor comercial, sin giro de divisas, por 150 unidades y un valor de 1500 dólares. Estuve 25 días para que la Aduana me autorice la salida. No era por las tintas ni nada de eso, era por el tema de [protección al] sector editorial", narró.
Según la resolución 453/10, y por pedido de la Federación Argentina de la Industria Gráfica y Afines (Faiga) "que consideró necesario y conveniente solicitar el establecimiento de mecanismos de control tendientes a eliminar los peligros derivados del uso de tintas con altos contenidos de plomo en productos gráficos", se prohibió el uso de tintas con más de 0,06% de plomo de masa no volátil.
La instrumentación de tal resolución llegó con la disposición 26/12, que erigió al IRAM y al laboratorio TUV Rheinland Argentina como organismos de certificación de la cantidad de plomo en tintas, lacas y barnices importados y usados en la impresión de materiales.
Para ello, el importador deberá conseguir del fabricante de la tinta o del impreso la composición de la misma y presentarla ante las autoridades.