¿Cuánto más vamos a seguir soportando?
Para hoy tenía prevista una nota sobre un muchacho de treinta años, Marcelo, un joven cordobés que es enfermero y que me contó su vida, un hermoso ejemplo de voluntad personal. Pero también me relató sobre una de sus pacientes y como además hace pocos días presencié un accidente de tránsito, resolví contar la historia de la señora Luisa.
Dicha señora trabaja en el ámbito inmobiliario y una tarde que volvía de mostrar un departamento, se aprestaba a cruzar una avenida, tuvo un accidente.
Para que los lectores se ubiquen, Luisa estaba sobre la vereda de avenida Santa Fe en su cruce con Esmeralda. A partir de allí, Santa Fe es mano única hacia Plaza San Martín. Al tener el semáforo peatonal a su favor, la señora bajó a la acera mirando hacia su derecha, que es de donde viene el tránsito, que estaba detenido por la señal lumínica. En ese momento ingresó de contramano por la avenida un joven en una bicicleta que, a mucha velocidad y según el relato de los testigos, atropelló a Luisa, tirándola al suelo. Como resultado del golpe, cayó sobre el pavimento y golpeó con la cadera contra el cordón. Gritó por el dolor, y el ciclista huyó por Esmeralda hacia el bajo, subiendo a la vereda de la plazoleta que da frente al Ministerio de Relaciones Exteriores, Palacio San Martín, esquivando a quienes pretendieron pararlo.
Como consecuencia de la caída, la señora Luisa se quebró la cabeza del fémur y el húmero. Fue rápidamente asistida por algunos transeúntes y policías federales que estaban en las proximidades, luego se hizo presente una ambulancia del SAME y fue trasladada al Hospital Argerích.
Allí fue estabilizada y finalmente operada. Le pusieron una prótesis en el fémur y clavos en el húmero. Marcelo es el enfermero ocupado de ella y su rehabilitación. La atiende cotidianamente en su domicilio, de acuerdo a las indicaciones del equipo de traumatología.
A la fecha, Luisa se desplaza con mucha dificultad y con "bastones canadienses". Este es el resultado final de un inconsciente desplazándose por el tránsito porteño, sin respetar ordenanzas, ni señales luminosas y sin darle prioridad a los peatones. Luisa tiene la esperanza de volver a caminar mejor que ahora, aunque sea apoyándose en un solo bastón.
Hace pocos encuentros les relaté hechos que demuestran el analfabetismo vial que tenemos los porteños. En esta oportunidad conté esta historia con el propósito que algún funcionario del Gobierno de la Ciudad lo lea y tome las medidas conducentes a paliar este tipo de barbaridades. Anteriormente había relatado que se promociona el uso de bicicletas. Se entregan gratuitamente unidades de color amarillo, pero no se proveen los cascos corrrespondientes, como marca la ley de tránsito. Personalmente creo que si una persona que quiere retirar una de esas bicicletas pero sin llevar un casco, entonces no se le debería entregar la unidad.
El control con las bicicletas y motos de baja cilindrada que circulan por la ciudad debería ser más estricto. La Guardia Urbana debería ocuparse de esto. Sus integrantes están en algunas esquinas con el talonario de infracciones en la mano para labrar actas sólo a los automovilistas. En lugar de orientar, encauzar y educar a los infractores, están allí tan sólo para recaudar para las arcas del Gobierno de la Ciudad.
Creo además que cuando un ciclista o motociclista no cumple con las normas vigentes, debería secuestrarse la unidad, y obligarlo a que la retire en algún lugar, previo pago de una multa.
Espero la próxima semana contarles la historia de Marcelo, el enfermero cordobés.
Será hasta nuestro próximo encuentro.
Respuesta de la foto publicada el lunes pasado
La foto publicada el lunes pasado mostraba el frente del edificio del Tenis Club Argentino, ubicado en Palermo, exactamente en la calle Valentín Alsina 4375. Es un chalet que cuenta con 24 canchas. Algunos de los lectores lo descubrieron y también me mandaron respuesta a mi e-mail personal. Los felicito.
¿Qué lugar de la ciudad es? Deje su respuesta, el lunes próximo, se revelará la incógnita
* Carlos Guarella hace 15 años que es taxista y remisero. Su profesión original es Dibujante, Ilustrador y Diseñador Gráfico. Además es historietista y estudió con maestros del dibujo como Alberto Breccia y Hugo Pratt. También es Maestro Mayor de Obras. Trabajó muchos años como diseñador para importantes laboratorios medicinales, desarrollando literaturas, folletería y packaging. Integró la Asociación Argentina de Promotores Publicitarios y fue editor y director de la revista "Horas de Radio", un mensuario de 10.000 ejemplares que se vendía en todos los kioscos de Capital y GBA. Fue productor y conductor de varios programas radiales en distintas emisoras y columnista. Sus placeres: manejar automóviles; dibujar, escribir y la hacer radio. Tiene 66 años y el auto que maneja en la actualidad es un Chevrolet Corsa Wagon. Trabaja al volante 12 horas diarias. cware42@gmail.com.
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