Cuando la periferia se vuelve centro
La semana última el calendario porteño se enriqueció con muestras internacionales que acercan artistas y obras de los centros neurálgicos
Nos habíamos acostumbrado a pensar en Buenos Aires como la capital cultural del Mercosur, por su patrimonio, museos, calendario y por la exitosa feria arteBa, consolidada como líder de la región. Habrá que doblar la apuesta, porque la semana última el calendario porteño se enriqueció con exposiciones de nivel internacional.
Cuando la Argentina vive sometida al candado de la importación, las obras de arte se abren paso en las fronteras. Con logística del primer mundo, la Fundación Proa montó en La Boca una versión de la 11» Bienal de Lyon, una exitosa pieza curatorial de la argentina Victoria Noorthoorn, saludada por la crítica como "la hermana menor de la Bienal de Venecia". En muchos casos, las obras se crearon en la sede de Proa... y no sin dificultades. Bruja , obra maestra del brasileño Cildo Meireles, es una instalación realizada con 3000 kilómetros de hilo de algodón.
Por las características de la textura, las bobinas debían importarse de Porto Alegre. Candado importador mediante, casi fracasa el proyecto de Meireles. Las autoridades del área imaginaban un "negocio textilero" en ciernes. Por suerte, una foto publicada en adn cultura demostró que no se trataba de materia prima para tejer remeras, sino de una obra de arte contemporáneo.
Pensar en esta ciudad remota como destino de muestras globales será de ahora en más la tarea del carismático Philip Larrat Smith, curador internacional de Malba. Bye Bye American Pie , inaugurada el jueves, abre el camino con una secuencia estética y política del derrumbe del imperio norteamericano, según la mirada de siete artistas de culto. Imperdible.
Paradójicamente, en un escenario donde las inversiones extranjeras caen de manera preocupante, las empresas siguen empeñadas en impulsar proyectos culturales. El jueves último, el embajador de Italia, Guido La Tella; Laura Buccellato, directora del Mamba, y el presidente de Ferrero Rocher presentaron la notable muestra "Palabras imágenes y otros textos", donde se cotejan obras conceptuales de la Colección Palli, de Italia, con las de artistas argentinos que en el mismo momento sintonizaban similares poéticas visuales con sorprendentes analogías.
En la ultima década, los museos porteños elevaron el estándar expositivo y hoy es posible importar exposiciones de este nivel. Basta pensar en las renovadas salas del MNBA, en los 15 años de Proa y en la prodigiosa historia de Malba, que en una década ha ganado el lugar de referente del arte latinoamericano. Ahora la pinacoteca se "internacionaliza" con el desembarco, el 18 del actual, de obras maestras de la Colección Malba, como el Tarsila, el Frida y el Rivera cubista, en el Museo de Bellas Artes de Houston.
Estas acciones atraen turistas y fortalecen la identidad cultural de la ciudad, pero son también una genuina oportunidad para los artistas argentinos. El cotejo de sus trabajos en un contexto de calidad es garantía de legitimación en otros andariveles. Basta pensar en dónde están parados hoy creadores como Adrián Villar Rojas, Tomás Saraceno y Eduardo Basualdo.
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