¿Cuáles son las creencias del pasado que ni siquiera nos cuestionamos?
Esta semana, con #pensamiento como tópico, entrevistamos al autor de El Plan, una novela que publica Grijalbo y que hace foco sobre esas formas de pensamiento inalterables
Un "thriller epistemológico" sobre las creencias que han determinado, y determinan, el presente. Ese podría ser un resumen de El Plan, la novela que acaba de publicar Grijalbo, del cirujano Eduardo Zancolli. "Hoy vivimos en un mundo que no da nada por cierto hasta que no haya sido comprobado. La excepción son las creencias que nos vienen de nuestros ancestros o que vienen de larga data", apunta el autor. La sociedad actual se resiste a que conceptos como "la democracia" o "la existencia de Dios", evolucionen hacia versiones más complejas y multidimensionales, simplemente porque son aceptadas como creencias incuestionables, asegura. En su novela, un grupo de científicos y religiosos se reúnen para diseñar el plan que revolucionará la mente y la espiritualidad futura. "La mentalidad del doctor Zancolli logra conjugar las verdades de la ciencia con las más antiguas tradiciones místicas", describió sobre este libro el gurú Deepak Chopra.
–Asegura que los seres humanos seguimos pensando lo mismo que nuestros ancestros. ¿Cuáles son esas creencias? ¿Por qué no cambian con los años?
–En muchos aspectos seguimos con creencias que vienen de larga data. Creo que no cambian con los años porque las damos por hecho, sin cuestionarlas. Tomemos como ejemplo el modelo de la democracia, ese que la mayoría consideramos como el mejor de los modelos. A pesar de saber que todo modelo es perfectible creo que hoy nadie se anima a analizarlo y ver, si con algunas pequeñas modificaciones, puede ser aún mejor. Muchas de esas creencias no cambian con los años porque en cada caso se ha enseñado a decodificar la realidad con ese color particular de gafas. Es muy difícil hacerlo con gafas de otro color. Con respecto a otras creencias que vienen de otros tiempos entiendo que una de las que más nos daña es la imagen que algunos de los humanos tenemos de Dios. Por supuesto que ella no es igual en todos, ni siquiera dentro de una misma creencia. Algunas de esas imágenes creen saber cuál es la voluntad del Creador y en base a ello actúan en consecuencia. Los Cruzados cristianos fueron a la Primera Cruzada al grito de “Dios lo quiere”. Los terroristas islámicos de la actualidad creen que lo que hacen está avalado porque “Alá lo quiere”. En El Plan hay un exhaustivo análisis sobre “la imagen que tenemos de Dios”.
–Afirma que nuestro pensamiento arrastra creencias de tiempos de gran oscuridad intelectual. ¿Qué haría correr ese velo?
–Creo que el velo puede correrse pero no sin cierto esfuerzo y valentía. Se necesita la libertad interior suficiente como para permitirnos dudar y cuestionar lo que creemos. Someterlo a la duda metódica para ver si sobrevive a esa prueba. A algunos podría hacerle mucho mal darse cuenta de que algo en que creía a ojos cerrados no es así, pero en el caso que la creencia pueda resistir la prueba de la duda esa creencia vivirá en nosotros con mayor fortaleza.
–Comenzó a escribir esta novela el 21 de diciembre de 2001, un día después de que comenzara la eclosión de la última gran crisis que tronó en la Argentina. ¿Por qué? Como afirma en su libro anterior, las coincidencias no existen...
–(Se ríe) Muy buen punto. Seguramente el tiempo me habrá hecho olvidar esa correlación. Entonces debés tener razón. Ese acontecimiento, el fracaso, me debe haber movilizado mucho como para intentar navegar hacia nuevos paradigmas. Como decía Einstein: Locura es seguir pensando igual que cuando se generó el problema y creer que así se lo puede solucionar.
–La novela sitúa a un grupo de científicos y místicos que se reunían en la cordillera de los Andes para discutir un nuevo paradigma. ¿Cuál es? ¿Cuál es el punto en común entre los científicos y los místicos? ¿Por qué en la Cordillera?
–El nuevo paradigma que plantean esos científicos y místicos es un conjunto de “mini- paradigmas”, en base a nuevos conocimientos. El propósito de ellos es alinear todas nuestras creencias con la leyes que gobiernan al Universo. Se trata de leyes que, en su mayoría, se han descubierto durante el siglo XX. Esta aventura comienza en la Cordillera porque me parece que la montaña simboliza la unión entre la Naturaleza y la espiritualidad. El punto en común entre científicos y místicos es la búsqueda de un modelo que todo lo unifique y todo lo incluya. Habría que ver las noticias que salieron últimamente sobre la interconexión entre el cerebro y el corazón. Es algo que la mayoría de nosotros podíamos sentir y sabíamos internamente que era así. A pesar de ello, recién hoy lo avala la ciencia. Lo que pasa es que vivimos en un mundo que no da nada por cierto hasta que la ciencia le otorga licitud. La única excepción son las creencias que vienen de nuestros ancestros.Y también es cierto que algo que hoy no diga la ciencia no quiere decir que de acá a un tiempo no lo vaya a decir. El método científico es tan estricto que a veces demora demasiado en la comprobación de un saber que casi todos ya tenemos. Creo que un paso próximo muy necesario es que la ciencia investigue sobre el alma.
–En el prólogo se cuenta que cuando comenzó a escribir este libro, fue convocado junto a otras 24 líderes mundiales para dialogar sobre los problemas de la humanidad en Chile. ¿Cómo fue ese diálogo? ¿Cuál fue la principal conclusión?
–El afamado biólogo Humberto Maturana planteó el tema para el diálogo: “¿Cómo devolverle a la especie humana la confianza en la Vida?” Introdujo el planteo, demostrándonos cómo todos los animales en este planeta nacen con confianza en la vida. Saben instintivamente que están, por sus formas y órganos, adaptados para vivir. Beber, alimentarse, morar y guarnecerse, etcétera. A pesar de las formas tan disímiles, como la de la jirafa o la abeja, todos nacen “adaptados”. Nacen con confianza en la vida. “Saben” que encajan con la naturaleza. El único animal que a veces puede dudar o perder la confianza en su “adaptabilidad” es el homo sapiens. Y ello es debido a que los modelos que hemos generado para vivir en comunidad no nos permiten lo mismo.
–¿Es imaginable un escenario en el que la ciencia, de la mano de la espiritualidad logre transformar el mundo y salvarlo de males como la corrupción? ¿Cuál es el plan?
–Sí, es posible transformar el mundo. ¿Cuál es el plan? Hay que leer el libro.
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