Cuál fue la ruta de la efedrina, desde la India hasta Maschwitz

Cuando los detectives de la policía bonaerense llegaron a la quinta de Ingeniero Maschwitz, en Escobar, hubo una explosión y, de pronto, por la chimenea comenzó a salir humo blanco. Un indicio de que en el laboratorio ya había comenzado a producir droga sintética. Cuando se allanó el lugar, se secuestró efedrina, precursor químico indispensable para la elaboración de este tipo de estupefacientes.

Desde ese día, el 18 de julio pasado, y después de detener a diez presuntos narcos (nueve mexicanos y un argentino), el juez federal de Zárate-Campana, Federico Faggionatto Márquez, y personal de la Delegación de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas Zárate-Campana comenzaron a investigar la ruta de la efedrina encontrada en la casaquinta donde se había instalado el laboratorio.

La red de narcotraficantes, según fuentes judiciales, estaría liderada por José Martínez Espinoza, que se encuentra prófugo y que ayer pidió la eximición de prisión. Se sospecha que Martínez Espinoza, que es mexicano, se encuentra aún en la Argentina.

Según informaron a LA NACION fuentes de la causa, se sospecha que la efedrina utilizada en la cocina de Ingeniero Maschwitz fue importada desde la India por Unifarma SA, firma que cuenta con la autorización oficial para la comercialización de esa droga.

Es más, fuentes judiciales explicaron que desde la India salió hace pocos días un barco con un cargamento con 1500 kilos de efedrina comprado por Unifarma SA. En la Aduana hay aún otros 600 kilos que también fueron importados por la misma empresa, allanada anteayer por la Justicia.

Pero antes de llegar a los narcos mexicanos, aquella efedrina había recorrido un largo camino que involucró a intermediarios, uno de ellos procesado con prisión preventiva y otros dos con pedido de captura, informaron fuentes judiciales.

Parte de la efedrina que salió de Unifarma -agregaron las fuentes consultadas- fue adquirida por San José de los Corrales, una farmacia de recetas magistrales de Liniers que fue allanada anteayer. Allí se secuestraron 6 kilos de efedrina que pertenecerían al mismo lote hallado en Maschwitz.

Después, según la hipótesis investigativa, Edelmiro González, un intermediario habilitado para la comercialización, sería quien habría comprado los lotes de efedrina.

González tiene dos oficinas, una en un estudio de abogados de la Capital y la otra en Clorinda, Formosa. Ambas fueron allanadas, pero el hombre, que tiene pedido de captura, hasta anoche continuaba prófugo.

La ruta, sospechan los investigadores, continuaba en Mario Ribet, procesado con prisión preventiva. "Ribet tenía una distribuidora llamada El Sol y el único cliente al que le vendía toda la efedrina era un hombre identificado como Héctor Benítez, que está prófugo y que se supone era el siguiente eslabón en el camino hasta Ingeniero Maschwitz", afirmó a LA NACION una fuente del caso.

Ayer, en Hipólito Yrigoyen al 300, en General Rodríguez (el mismo partido bonaerense donde se encontraron los cadáveres de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina), los investigadores allanaron un depósito alquilado por Manuel Poggi, actual director de Desarrollo Industrial de la municipalidad local. Ante versiones sobre el supuesto alejamiento de Poggi de su cargo, LA NACION intentó comunicarse con el intendente Jorge Coronel, quien no respondió las llamadas.

El alquiler fue firmado en marzo y, según el dueño del lugar, allí era común ver ir y venir a ciudadanos mexicanos. Vale recordar que varios de los detenidos en Ingeniero Maschwitz llegaron a la Argentina precisamente en marzo. "Se sospecha que serían los mismos", dijeron fuentes del caso.

En el lugar se secuestraron cinco tambores de 200 litros que contenían restos de efedrina, según peritajes de la Policía Científica. Además, se allanaron tres laboratorios en Villa Devoto, en Rosario y en la ciudad santafecina de San Lorenzo para tratar de descubrir la ruta del metanol, otro precursor químico utilizado por los narcos mexicanos.

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