Gloria Valdez es integrante del Laboratorio Químico de la Policía de la Ciudad y pasas sus días en busca de elementos que ayuden a esclarecer crímenes
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La rutina del día comienza por la vestimenta. Mameluco blanco, con capucha para contener el pelo, guantes de látex celeste, barbijo y polainas protectoras de calzado, todos elementos necesarios para no contaminar los elementos secuestrados en la escena del crimen. El equipo de luces ultravioletas se enciende, las prendas secuestradas quedan expuestas y así comienza la búsqueda de pruebas que puedan determinar el rumbo de una investigación por homicidio o abuso sexual. Un día más en la oficina de Gloria Valdez, una de las integrantes de Área Biológica del Laboratorio Químico de la Policía de la Ciudad.
En esa división de la fuerza de seguridad porteña, a cargo de la comisario Marta Segovia, el trabajo se divide en dos etapas importantes: la primera, las tareas de campo en el lugar del hecho poco tiempo después de ser detectado o en una inspección atemporal ordenada en la causa; la segunda, en el laboratorio, con equipos de avanzada que permite encontrar la evidencia esquiva para el ojo humano. En ambas etapas la meticulosidad y el detalle puede derivar en una investigación exitosa o, de la misma forma, condenarla al fracaso.
El Laboratorio Químico de la Policía de la Ciudad cuenta con más mujeres que hombres, una casualidad que no se repite en otras áreas que marca el rol del personal femenino en este tipo de actividades. “Hoy hablar de género en la policía es indistinto, no es lo mismo que una policía de hace 20 años atrás y no hay una marcación de género. A todas nos dan la oportunidad de capacitarnos, superarnos a nosotras mismas y cumplir el rol de servicio. El 60% de mi promoción fue personal femenino por lo que la integración es positiva. El personal femenino es muy detallista, muy meticuloso, delicado, quizás en esta área es una virtud que resalta más”, sostiene Gloria.
En la ficción, un grupo de investigadores forenses del laboratorio de criminalística de Las Vegas trabaja para resolver crímenes en Crime Scene Investigation (CSI), la serie que lleva 16 temporadas emitiéndose en diferentes plataformas. Ingresar en el laboratorio donde trabaja el equipo de la policía porteña es transportarse a cualquier capítulo de esa serie, aunque con hechos y consecuencias reales. Además, los métodos en Estados Unidos y en la Argentina son diferentes.
En el ámbito porteño todo se inicia con una denuncia policial y la orden de un juzgado para que intervenga una unidad criminalística en una causa de homicidio o abuso sexual. “Se coordina el ingreso a la escena del crimen mediante filmaciones y fotografías, se hace planimetría y se procede por especialidad para levantar todos los elementos que pueden ser fluidos biológicos (semen, sangre, filamentos filosos o pelos, restos de células de piel y otros elementos). Mediante hisopados especiales se recolectan las muestras que se ensobran y se etiquetan en presencia de testigos”, enumera Gloria.
Todos los elementos recolectados se remiten al Laboratorio Químico de la Policía de la Ciudad donde funciona las áreas Biológica, Toxicología, Microscopia, Verificación Vehicular, Sección Pericial Sustancias Ilícitas y Administración. Todos cumplen diferentes funciones, por ejemplo, analizar huellas dactilares o realizar peritajes forenses, entre otros.
“Cada perito tiene sumarios y, acorde al tipo de investigación, se deriva a diferentes áreas. Se analizan las muestras, se hace identificación y se expide el informe pericial de acuerdo a los elementos. Podemos tener una causa con un sobre de pruebas o tres cajas de elementos por lo que la resolución tiene que ver con la cantidad de elementos, de eso dependerá la demora del perito”, cuenta la policía.
Trabajo habitual
Las herramientas de trabajo son los reactivos, las cámaras fotográficas para documentar las muestras y el equipo de luces forenses Leeds forensic para relevar elementos grandes como sábanas, fundas, frazadas y determinar la posible presencia de fluidos biológicos que no ve el ojo normal. “Todo eso forma parte de mi día a día”, sostiene Gloria, que participó en cientos de causas, entre las más relevantes, la investigación por la muerte de Natacha Jaitt, del fiscal Alberto Nisman y la violación grupal en Palermo.
En la experiencia de Gloria está la de cientos de mujeres que comenzaron a transitar el camino por una vocación de servicio. Ella ingresó a la policía hace 10 años en la Escuela de Cadetes de la ex Metropolitana y sus primeros trabajos fueron en la Superintendencia de Investigaciones en delitos informáticos y pedofilia. Después pasó a Criminalística, lo que era Policía Científica, y más tarde a la Unidad Criminalística Móvil yendo a los lugares del hecho a cubrir accidentes viales, hallazgos de fallecidos, muertes dudosas o casos de abuso sexual.
“Los años y la experiencia me sirvieron; al principio era un poco impresionable, el primer óbito fue fuerte, pero cuando pasan los años se va teniendo una imparcialidad. Mantenerse frío, viendo todo externamente, sin meterse en la situación, no involucrarse con las causas para ser imparcial y objetivo, es lo más importante. Si te involucrás emocionalmente se puede perder claridad para sacar conclusiones”, sostiene Gloria.
En este 8M ella reivindica el rol de la mujer en el ámbito laboral y la constante y creciente participación del personal femenino capacitado. Licenciada en Criminalística, Gloria continúa formándose: está estudiando biotecnología y el próximo objetivo es sumar conocimientos en genética.
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