Crece la indignación en Posadas por la clausura de una reconocida panadería: “No te dejan trabajar”
La Municipalidad inspecciona el local regularmente, y lo cerró sorpresivamente a partir de la denuncia de una torta en mal estado, fue la primera clausura en 27 años; “Habría que cerrar a Bromatología”, fustigó un funcionario provincial
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POSADAS. La tradicional panadería Maná, una de las grandes referentes en su rubro en esta ciudad, fue clausurada sorpresivamente por Bromatología de la Municipalidad en un hecho que causó sorpresa y una corriente de indignación entre sus clientes habituales, sus casi 60 empleados y hasta en un alto funcionario provincial que responde al mismo partido que el intendente.
“Desde un escritorio y con un buen sueldo, se vuelven jueces y verdugos”, dijo ayer en sus redes, Roque Gervasoni, el titular del Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial (IFAI) un organismo con rango ministerial que fomenta a los pequeños emprendedores.
Gervasoni responde al mismo jefe político que el intendente Leonardo “Lalo” Stelatto y en Misiones es absolutamente inusual que una figura de la Renovación critique públicamente a otra.
“Dejen vivir al que rema a diario, ayuden, orienten, no clausuren”, señaló Gervasoni, quien también sugirió que “al primer edificio que habría que clausurar por incumplimiento de normas es al edificio Municipal”.
La panadería Maná fue clausurada sorpresivamente el viernes pasado cuando 10 inspectores de Bromatología se presentaron en el local tras la denuncia que realizó una consumidora por una torta en mal estado.
“La torta no estaba bien, es cierto, y en su momento le reconocimos el reclamo. Cuando vinieron los inspectores nos causó un poco de sorpresa que fueran tantos, pero ellos siempre vienen y realizan inspecciones en el local, por eso nos sorprendimos cuando nos dijeron que teníamos que salir inmediatamente, también sacaron a los clientes y pusieron la faja”, dijo a LA NACIÓN, Jorge Morinigo, el encargado del local.
Morinigo explicó que entre las faltas que encontró bromatología no había nada que aparentemente justificara la clausura. “Nos hicieron algunas observaciones como un piso de baldosas y los carros pesados, de hasta 200 kilos, que pueden generar una rotura del suelo y cosas así, cosas que pueden justificar observaciones para que las corrijamos pero de ninguna manera la clausura”, detalló.
Cuando los inspectores sacaron a los clientes que se encontraban en el local, cerca de las 10 de la mañana, los empleados les pidieron que los dejaran terminar de producir los panificados que ya estaban en elaboración para no desperdiciar esos alimentos.
“Llamamos a los comedores a los que siempre ayudamos inmediatamente, pero no nos dieron tiempo y tuvimos que tirar comida”, explicó.
La clausura se extendió durante el fin de semana y aún es indefinida. Ante la incertidumbre, este lunes los empleados de Maná salieron a manifestarse en la vereda frente al local, en contra de la clausura y pidiendo que se los dejaran volver a trabajar.
En las redes sociales también se generó una gran corriente de apoyo de los clientes a esta panadería, que no cierra (trabaja las 24 horas) y está ubicada en la Avenida Uruguay casi Mitre, cerca del punto que en Posadas se conoce como “el Mástil”, en el ingreso al microcentro de la ciudad.
LA NACIÓN consultó a dos dueños de locales gastronómicos, quienes coincidieron en que estaban sorprendidos por la dureza de la sanción a la panadería Maná.
“Los controles están muy bien, hay que hacerlos y mucho más en una ciudad como Posadas con los calores que hace y la necesidad de que la mercadería esté en buen estado”, dijo el primero, que prefirió el off the record.
“Si dicen que algo estaba en mal estado, siempre puede pasar que un empleado se confunda y no tire algo para desechar, puede estar en el fondo de una exhibidora, los productos son todos de vencimiento muy corto, siempre te dicen que 3 días máximos las cremas, nosotros trabajamos con tiempos más cortos, pero puede pasar”, explicó el segundo emprendedor.
Ambos tienen reconocidos comercios ubicados en el microcentro posadeño y más de 10 años de trayectoria. Y los dos coincidieron también en que si bien los controles de Bromatología de la Municipalidad son correctos, son también muy arbitrarios en cuanto a que se controla a unos y se hace la vista gorda con otros, que trabajan siempre en la informalidad.
Algo similar sostiene el dueño de la panadería Maná, Miguel Krauczuk, quien admitió que había fallas. “El error fue nuestro y lo asumimos pero no era para una clausura”, dijo a FM Santa María de las Misiones. “Sabemos que no tiene la vara igual para todos, hay muchas falencias dentro de Posadas que se permiten”, indicó.
LA NACIÓN se comunicó con la Municipalidad para pedirle comentarios sobre la clausura pero aún no obtuvo respuestas.
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