“Covid largo”: ¿una nueva enfermedad autoinmune?
NUEVA YORK.- El coronavirus puede hacer que las defensas del cuerpo se disparen para varios lados, al desactivar los sistemas de alerta temprana del organismo, por ejemplo, o haciendo que las células inmunitarias yerren el blanco. Pero una nueva tanda de investigaciones sugiere que el Covid-19 tiene otra traicionara consecuencia: puede desencadenar la producción de anticuerpos que directamente se equivoquen de blanco, y que ataquen los tejidos del paciente, y no al virus.
El más recientes de esos informes fue publicado online la semana pasada y muestra que los así llamados “autoanticuerpos” pueden permanecer en el organismo meses después de terminada la infección, pudiendo causar un daño irreparable. Si otros estudios lo confirman, el hallazgo podría explicar algunos de los síntomas persistentes que sufren algunos recuperados. Ese síndrome, al que suele referirse con el nombre de “Covid largo”, incluye dolores articulares, alteraciones cognitivas propias de la demencia y ese estado de confusión llamado “niebla mental”.
Los antianticuerpos no son nuevos para la ciencia: se los conoce como los soldados despistados del sistema inmune, vinculados a enfermedades largas y debilitantes como el lupus y la artritis reumática, que se manifiestan cuando el organismo ataca sus propios tejidos.
El flamante estudio es pequeño, sobre apenas nueve pacientes, cinco de los cuales siguieron teniendo presencia de antianticuerpos hasta al menos siete meses después de superada la infección. El trabajo todavía no pasó por el proceso de revisión por pares, necesario para su publicación en una revista científica, y los autores advierten que los resultados deben interpretarse con cautela.
“Es una señal, no es definitivo”, dice Nahid Bhadelia, directora médica de la Unidad de Virus Especiales del Centro Médico Boston, que lideró el estudio. “No sabemos qué nivel de prevalencia tiene, ni tampoco si tiene conexión con el así llamado ‘Covid largo’”
Sin embargo, recalca que es urgente investigar mejor los procesos autoinmunes posteriores a la infección, sobre todo porque uno de cada tres pacientes recuperados dice seguir con síntomas.
“Es un fenómeno real”, dice la médica. “Estamos frente a una segunda pandemia, de gente que sufre efectos incapacitantes que tal vez no le permitan volver nunca a trabajar, y que además se transformarían en un enorme problema para el sistema de salud.”
Trabajos científicos
Hay un creciente cuerpo de evidencias que sugiere que la autoinmunidad agrava el Covid en algunos pacientes. Un estudio publicado online en octubre reveló que entre 52 enfermos graves, más del 70% eran portadores de anticuerpos contra su propio ADN y contra las proteínas que impiden la fabricación de trombos en la sangre.
Según otro trabajo también publicado online en octubre, los investigadores descubrieron que el propio cuerpo de los pacientes fabrica autoanticuerpos a los carbohidratos, lo que podría explicar los síntomas neurológicos. Y un tercer estudio publicado en noviembre en la revista Science Translational Medicine indicó que la mitad de los internados tenían, al menos transitoriamente, los autoanticuerpos que causan coágulos y trombos en los vasos sanguíneos.
En su conjunto, esas investigaciones suscitan la inquietante posibilidad de que los autoanticuerpos se queden en el organismo una vez pasada la infección, generando una enfermedad autoinmune en algunos expacientes de Covid-19.
“Una vez inducida la producción de autoanticuerpos, no hay vuelta atrás”, describe Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Universidad de Yale. “A partir de ese momento, forman parte permanente del sistema inmunológico de esa persona.” Y agrega: “¿Qué efectos tiene sobre la respuesta a la vacuna? ¿Qué pasa con otras infecciones que uno pueda contraer? Todas esas preguntas esperan respuesta.”
El equipo de Iwasaki demostró el mes pasado que en los pacientes muy graves se evidencia un drástico aumento de una gran variedad de autoanticuerpos que apuntan contra partes del sistema inmunitario, células del cerebro, tejido conectivo, y generan alteraciones en la coagulación de la sangre.
“En estos pacientes realmente observamos una amplia respuesta reactiva de autoanticuerpos”, dice Iwasaki, que ya sospechaba que la autoinmunidad podía jugar algún rol, pero que nunca sospechó “semejante grado de auto-reactividad”.
La especialista y sus colegas tomaron muestras de sangre a 172 pacientes con un amplio abanico de síntomas, 22 trabajadores de la salud que se habían infectado, y otros 30 trabajadores no contagiados. Uno de cada cinco pacientes infectados tenía autoanticuerpos contra cinco proteínas, y cuatro de cada cinco los tenía contra una proteína. En los pacientes graves se evidenció una cantidad mucho mayor de esos autoanticuerpos, que frenaban la respuesta inmune del cuerpo y exacerbaban la enfermedad. De los 15 pacientes que murieron durante el periodo de la investigación, 14 los tenían contra al menos uno de los elementos constitutivos del sistema inmunitario.
El estudio muestra de manera convincente que los autoanticuerpos “alteran el curso de la enfermedad”, dice Marion Pepper, inmunóloga de la Universidad de Washington en Seattle, que no participó de la investigación.
Daños
El fenómeno de la autoinmunidad después de haber sufrido una enfermedad no es exclusivo del coronavirus. Se sabe que otras enfermedades inflamatorias fuertes, como la malaria, la lepra y los virus respiratorios, también desencadenan procesos autoinmunes. Pero los expertos advierten que la mezcla de autoinmunidad y Covid-19 puede ser especialmente impredecible.
Sin embargo, la mera presencia de autoanticuerpos no implica que haya daño. Algunos expertos se ocupan de aclarar que estos están presentes en la población en general, y que no siempre conducen a una enfermedad.
“Entre un 10% y un 15% de la población de cualquier lugar tiene algún nivel de autoreactividad”, explica Iñaki Sanz, inmunólogo de la Universidad Emory. “Los autoanticuerpos por sí solos no inducen una enfermedad; tienen que darse otros factores.”
El estudio de Iwasaki demuestra claramente que al menos en algunos pacientes, los autoanticuerpos aparecen como resultado de la enfermedad. La inflamación extrema de las infecciones virales puede incluso hacer que las células estallen, vuelquen su contenido y obnubilen la capacidad del sistema inmunitario para distinguir a propios de ajenos.
Pero los autoanticuerpos inducidos por esos procesos inflamatorios suelen equilibrarse en pocos meses, dice Shiv Pillai, inmunólogo de la Universidad de Harvard. “En la inmensa mayoría de los pacientes con Covid-19, lo más probable es que haya un auge de autoanticuerpos durante la fase aguda de la enfermedad, y que luego disminuyan.”
“Hecha esa aclaración, de todos modos sería interesante saber si el Covid largo no se explica por la presencia de autoanticuerpos específicos”, agrega Pillai.
(Traducción de Jaime Arrambide)
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