Covid-19: las incógnitas que persisten tras el aval oficial a los autotests para detectar coronavirus
Son cuatro pruebas hogareñas que tendrán un costo de entre 1500 y 3000 pesos y que se venderán solo en farmacias; el Ministerio de Salud de la Nación aún no hizo recomendaciones sobre su uso
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Tras la aprobación de cuatro tests de autoevaluación para Covid-19, persisten las incógnitas sobre cómo resultarán en la práctica en medio de dudas sobre su utilidad y accesibilidad frente a una demanda desbordada en centros de pruebas diagnósticas y cifras imparables de contagios para los próximos días en esta nueva ola que las autoridades sanitarias atribuyen a la diseminación de la variante ómicron.
Por el momento, los cuatro productos que aprobó Anmat no están disponibles. Los primeros envíos se concretarían no antes de dos semanas, es decir, para la segunda quincena próxima. Como se puede leer en las resoluciones de la autoridad regulatoria, serán para la venta en las farmacias y podrían costar entre 1500 y 3000 pesos, de acuerdo con fuentes del sector y la industria.
Pero, ¿qué obtendrá a cambio el usuario por ese costo? ¿Cuándo sería más conveniente usarlos y cada cuántos días habría que repetirlo? ¿Qué cuidados hay que tomar al momento de obtener la muestra y descartar el kit? ¿Cuánta seguridad debería dar un resultado negativo? ¿Cómo manejarse con el aislamiento? ¿Quién hará el seguimiento de los autotests? ¿El resultado tendrá validez para los empleadores?
Por lo pronto, quien lo utilice no obtendrá un diagnóstico, sino un resultado “orientativo”, que en las instrucciones de uso se aconseja conversar con un profesional. A la vez, el Ministerio de Salud de la Nación anticipó ayer que el usuario tendrá que informar ese resultado para que se contabilice en el distrito, pero en una categoría distinta en el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica. Para el resto de las dudas, en las carteras sanitarias provinciales esperaban más precisiones de parte de la Nación.
Este medio intentó consultar al respecto al ministerio a cargo de Carla Vizzotti, pero no obtuvo respuesta.
“Si la persona no tiene síntomas o si la carga viral es baja (lo que puede ocurrir durante los días iniciales o finales de la infección) el SARS-CoV-2 puede ser no detectado por el test, por lo que un resultado negativo no descarta la infección”, se aclaró oficialmente, ayer, a través de un comunicado. “Estas pruebas proporcionan resultados orientativos, sin valor diagnóstico concluyente, a excepción de que las jurisdicciones, en acuerdo con el Ministerio de Salud de la Nación y en base a la situación epidemiológica, consideren el resultado como positivo.”
El trasfondo de la aprobación
La aprobación de los tests de autoevaluación para Covid-19 se empezó a analizar en la reunión presencial del Consejo Federal de Salud (Cofesa) de Mar del Plata a finales de septiembre pasado. Se iba a anunciar tras la última reunión de 2021 de los ministros de Salud del país, pero por diferencias se postergó hasta el encuentro de ayer. El costo, el subregistro de resultados o la utilidad para descartar la infección fueron algunos de los puntos de desacuerdos.
En algo hubo consenso: descomprimir la demanda de testeos para organizarla mejor y calmar la ansiedad de la población, mientras el repunte de la curva de contagios no se traduzca con la misma velocidad en formas de Covid-19 que demanden internación o puedan ser mortales como en las olas anteriores.
“Hay muchas cosas que en los autotests generan más complicaciones, sobre todo en el reporte”, dijo hoy el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, en una entrevista radial. “Es muy poco probable que cada uno en su casa, cada vez que haga un autotest, lo pueda reportar en un sistema que es muy difícil de reportar. Por esa razón es peligroso el uso de los autotests”, continuó. Ministros y secretarios de Salud de otros distritos, en cambio, se expresaron a favor de contar con esa opción.
La semana pasada, la Confederación Farmacéutica Argentina suscribió un comunicado en el que anticipó: “Las farmacias argentinas nos encontramos preparadas para la dispensa del test de autoevaluación Covid-19 (autotest), con profesionales farmacéuticos capacitados para aconsejar al paciente, y tecnológicamente dispuestas para el registro de los resultados, aportados por el paciente, en el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud”.
Por su parte, la Confederación Unificada Bioquímica de la República Argentina (Cubra) salió esta semana a expresar “su preocupación” por la venta libre de estos productos: “No aseguran la cadena de trazabilidad, la confiabilidad del resultado ni el reporte epidemiológico correspondiente”. Antes de que se anunciara la aprobación de la Anmat, representantes de la entidad se reunieron con Vizzotti y con miembros de la agencia regulatoria.
“Si bien nos habían dicho que estaban trabajando en la resolución, no nos dijeron que saldría el mismo día [por el miércoles]. Los puntos que Anmat advierte sobre la realización de estos tests son básicamente los que también encontramos como muy débiles a la hora de argumentar [la aprobación], ya que deja la responsabilidad de un resultado, aunque sea orientativo, en personas en estado de vulnerabilidad, que pueden haber adquirido la enfermedad, que pueden no saber interpretar el resultado”, dijo María Cecilia López, presidenta de la Cubra. “Un test que, según la resolución de Anmat, no es diagnóstico, sino orientativo y no sirve para la licencia laboral ni para viajar, se implemente solo para descomprimir los centros de testeo públicos, que son gratuitos, con una herramienta que [las personas] van a pagar, nos parece que se genera una cuestión de desigualdad a la hora de poder adquirirlos y utilizarlos”, agregó.
Claridad
Marcelo Rodríguez Fermepin, profesor de Microbiología Clínica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires y jefe de Laboratorio de Virología Clínica del Hospital de Clínicas, señaló la condición de excepcionalidad para aceptar esta “nueva herramienta” en un contexto de desborde de la demanda de testeos y cuando es más riesgoso esperar horas en una fila que no hacerlo.
A la vez, planteó que “para trasladarle la responsabilidad a la sociedad hay que ser muy claros en la utilización y debe ser una estrategia integrada de salud pública”, mientras que consideró que “va a ayudar a descomprimir la demanda”. Pero alertó sobre la posibilidad de que un resultado negativo “puede crear una falsa sensación de seguridad”, además del riesgo de que se trate de un falso negativo.
Coincidió en que el costo es un obstáculo. “En este contexto, donde todos podemos ser contactos estrechos, ¿lo repito? ¿cuántas veces? ¿espero tres días? Si tuviéramos un sistema de reparto estatal de estos tests, podría ser distinto y su distribución universal garantizaría el acceso –planteó–. Donde está desbordado el diagnóstico, si una persona fue contacto estrecho debería aislarse como proponen las autoridades de Salud y, así, ahorrar no solo en el uso de tests, sino también en el riesgo de transmisión para reservar el diagnóstico de certeza para quienes presenten síntomas y puedan requerir asistencia.”
Rodríguez Fermepin evaluó que existirán “vías de escape del sistema”, como personas que no informen su resultado, lo reporten mal, o problemas en la calidad del hisopado. “Mal hecho, dará un error con el que se tomará una decisión personal que repercutirá en la sociedad”, indicó.
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