Covid-19. Cambian a sus hijos de distrito para tener clases presenciales
Es el nuevo fenómeno que se da en familias que viven en el conurbano, donde volvieron a cerrarse las escuelas, y buscan vacantes en la Capital para que los chicos no pierdan el ritmo de aprendizaje
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Son solo dos las cuadras que separan el barrio porteño de Núñez del municipio bonaerense de Vicente López. En términos educativos, sin embargo, la distancia entre ambas jurisdicciones, conectadas por el Puente Saavedra, parece mucho mayor: mientras que en la primera los alumnos estudian en las aulas, en la segunda lo hacen en sus casas, de manera virtual, desde hace tres semanas, y sin una fecha prevista de regreso a la escuela. Es esta diferencia, sumada a la cercanía geográfica, la que está incentivando a muchas familias bonaerenses a buscar alternativas educativas del otro lado de la General Paz, para que sus hijos en edad escolar puedan volver a la presencialidad.
Gloria Laura Valente, propietaria y directora del jardín materno infantil Ta Te TI, de Núñez, advierte sobre esta nueva tendencia y admite que comenzó a evidenciarse la semana pasada, cuando el Gobierno anunció la extensión del cierre de las escuelas en las zonas de “alarma”, como el conurbano bonaerense. “Todos los días recibimos uno o dos llamados de padres de provincia. Lo primero que preguntan es ‘las clases son presenciales, ¿no?’, ‘Todos los días, ¿no?’. Necesitan dejar a su hijo para poder trabajar. No importa si lo hacen en sus casas; sus niños requieren atención, tiempo de juego, de descanso, y ellos no pueden atenderlos todo el día”, cuenta la directiva. El establecimiento que preside tiene cuatro salas: de lactarios, de deambuladores, de 2 y de 3 años.
Este establecimiento educativo está ubicado a 13 cuadras del límite sur de Vicente López y a 15 del de Florida. En estas dos localidades bonaerenses residen la mayoría de los padres que están llamando al jardín porteño. Ninguno de ellos, sin embargo, ha obtenido una respuesta positiva. “No tenemos vacantes. Estamos trabajando con 40 chicos y con un sistema de burbujas muy estricto”, explica Valente.
La falta de vacantes en colegios y jardines de infantes privados y públicos de la Capital es un problema general que actualmente frustra los planes de las familias bonaerenses que buscan presencialidad escolar.
Laura Briones Villar vive en el barrio de Villa Carroza, en Lanús Oeste, y ya ha llamado y visitado 20 primarias privadas y públicas de la zona sur de la Ciudad en busca de cupo, pero todavía no ha tenido éxito. “Vivo a 40 minutos en auto del Puente Alsina, por donde cruzamos a Capital. Al tener móvil, la distancia no es un problema. Mi prioridad es que mi hija vaya al colegio. No puedo permitir que pase otro año sin clases. Acá, en Lanús, no creo que vuelvan pronto”, manifiesta Briones Villar.
Sofía, su hija, empezó la primaria en marzo pasado. Durante 2020, debido al encierro sufrió varias regresiones, como orinarse en la cama y no querer entrar en contacto con sus pares. Este año, cuando los colegios volvieron a cerrar, ella hizo la primera semana de clases virtuales, pero en seguida empezó a negarse a enfrentar la pantalla. “Le pongo el Zoom y llora. La veo triste. Necesita ir al colegio y estar con otros chicos. Además, yo no soy docente y me cuesta mucho explicarle”, cuenta su madre.
Según los directivos consultados, muchos colegios y jardines de infantes del primer cordón del conurbano bonaerense ya han tenido casos de padres que pidieron la baja en la matrícula de sus hijos para irse a Capital o que tienen la intención de conseguir vacante del otro lado de la General Paz, pero todavía no lo han logrado. En el jardín de infantes Rayito de Sol, de Vicente López, dos alumnos han pedido el pase a Capital, mientras que otros más todavía buscan vacante.
“Estamos en una situación muy complicada debido a la cercanía con la ciudad. Las dos familias que se cambiaron a jardines de allá habían empezado a buscar vacante cuando salió el primer decreto. Ahora ya es más complicado conseguir”, destaca la directiva que además se desempeña como representante de una agrupación de jardines maternales y de infantes de la zona norte.
“En el caso de los jardines maternales, los padres realmente necesitan que alguien cuide a sus hijos. Muchos prefieren pagar un jardín privado de Capital, que es un servicio formal, con protocolos, burbujas y supervisión, antes que pagar un jardín clandestino de la zona”, suma Etcheverry. Incluso los jardines blue de la zona, según pudo averiguar, tienen escasas o nulas vacantes.
A diferencia del año pasado, remarca la directiva, hoy la mayoría de los padres de sus alumnos trabajan de manera presencial, por lo que garantizar la enseñanza virtual de sus hijos es aún más complicado para ellos de lo que era el año pasado, cuando la gran mayoría trabajaba en sus casas. “Acá, cerca, hay colegios privados de muchísimo prestigio, con primaria y secundaria, a los que les está pasando lo mismo” remarca Etcheverry.
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