Cortes de luz en Caballito. Tiene 89 años y vive en un piso 14: “Anoche fue tremendo, me agarró un ataque de nervios”
En el barrio, actualmente hay unos 3600 usuarios del barrio que permanecen sin suministro, tras el incendio del sábado en una subestación eléctrica
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En momentos como este, Beba Gangitano, de 89 años, lamenta vivir en un piso 14. Hace dos días que vive en la oscuridad y con escasa agua debido al corte de luz generado por el incendio de la subestación eléctrica Caballito de Edesur, y desde entonces ha tenido que subir y bajar las escaleras dos veces, sujetada de la baranda y haciendo pequeños descansos en cada uno de los 14 pisos.
Pero lo que más lamenta, en verdad, es que los cortes de luz se hayan vuelto costumbre en su barrio. “Esta vez fue por un incendio, pero cada verano se corta varias veces durante horas o días. Como soy ágil, siempre podía subir y bajar por las escaleras, pero cada año se me complica más”, contó Gangitano, quien desde hace años lleva siempre una pequeña linterna en su cartera.
“Anoche fue tremendo, me agarró un ataque de nervios. Me la aguanté porque estaba sola, pero me superaba la situación. Tengo un temperamento muy tranquilo pero llega un momento en que ya te cansás. Estuve hasta las 12 de la noche en el balcón. Menos mal que tengo la radio y a mi encargado, que es un sol”, sostuvo este mediodía la mujer, que hasta hace pocos meses era la presidenta del Consejo Argentino de la Danza.
Desde ese mismo balcón hoy se puede ver entre la lluvia los rastros negros que dejó el incendio del sábado sobre la fachada del edificio lindero, que llegan hasta la altura del séptimo piso.
Según informó Edesur, de los 67.500 usuarios que habían quedado sin energía eléctrica por el incendio, actualmente unos 3600 permanecen sin el suministro. La empresa dispuso containers con equipos electrógenos de gran porte para bajar la cantidad de clientes afectados, los cuales, según dijeron a LA NACION desde la empresa, deberían comenzar a funcionar a la media tarde de hoy.
“Nuestros equipos técnicos siguen trabajando para normalizar la totalidad del suministro en la zona, mientras se aguardan las autorizaciones para poder comenzar las tareas de reconstrucción”, afirmaron fuentes de la empresa.
El incendio también afectó a la planta elevadora de AySA, ubicada a pocas cuadras, razón por la que hoy por la mañana muchos usuarios todavía permanecían sin agua y se paseaban por las calles de Caballito cargando botellas y bidones de cinco litros. Según comunicó la empresa estatal, el sistema de distribución de agua potable comenzará a restablecerse paulatinamente durante la jornada de hoy.
En tanto, Caballito todavía no ha vuelto a la normalidad. Muchos vecinos, destacaron los encargados de los edificios, abandonaron el barrio tras el corte, mientras que otros se ampararon en las cafeterías y estaciones de servicio cercanas para cargar sus dispositivos móviles, desayunar y almorzar. “El sábado a la noche fui a una YPF y había cola para cargar el celular. Hasta hubo una pelea entre dos mujeres porque una le desconectó el cable a la otra”, contó con una media sonrisa la vecina Lorena Fuentes, de 52 años, mientras tomaba un café y cargaba su celular en un bar de la zona, al igual que los demás comensales del lugar.
Lo que más le preocupa del corte de luz es la situación de salud de su hermana, que debido a una enfermedad se encuentra postrada y utiliza un colchón inflable antiescaras que precisa de conexión a una red eléctrica las 24 horas. “No tenemos dónde conectarlo. Se está aguantando desde hace días. Desde que se cortó la luz mi hermana intentó comunicarse con la empresa. Dejó reclamo tras reclamo, y hoy la llamaron para decirle que iban a intentar darle prioridad”, afirma la vecina, que trabaja en el área de sistemas de una empresa.
Pero esta situación tampoco es novedad: “El año pasado, durante el mes de ola de calor, en Caballito la luz se cortaba tres o cuatro veces por semana”, sumó.
Ella cree, al igual que muchos de sus vecinos, que los cortes de luz recurrentes en la zona se deben a la gran cantidad de nuevos edificios que han sido construidos y que todavía están en construcción en el barrio, que hasta hace unas décadas se distinguía por sus casas bajas. “Hace tres o cuatro años que se multiplicó la cantidad de usuarios. Hay casi un edificio en construcción por cuadra. El de acá enfrente, por ejemplo, va a tener autoelevadores, con garage al mismo nivel del departamento, como el de Messi. Pensá cuánta electricidad va a demandar eso”, agregó.
“Cada viejito que se muere es una casa menos y un edificio más”, afirmó el comerciante Hugo Rubén Pablos, de 70 años, mientras camina por la avenida Directorio refugiado bajo su paraguas. El año pasado perdió una televisión luego de un corte de luz, y es por eso por lo que decidió comprar estabilizadores de tensión y colocarlos en los enchufes de cada electrodoméstico de su casa.
Al mediodía, el quiosco de la esquina funcionaba gracias a su propio generador, al igual que varios locales de la zona. “Hay dos cuadras en las que se corta permanentemente: José María Moreno entre Alberdi y Formosa y la siguiente, justo frente a la subestación. Es por eso por lo que hay tantos locales con grupo electrógeno propio”, detalló el contador Gustavo Altomano, de 55, desde una cafetería de la zona.
“Lo peor de todo es que nadie te dé un horizonte claro: si sabía que iba a estar tanto tiempo sin luz, aprovechaba y me iba a Don Torcuato a lo de un familiar”, sumó.
Por su parte, Edesur informó que los usuarios pueden reportar incidentes por los cortes de luz en los siguientes canales:
- Facebook: Edesur Argentina.
- WhatsApp: 11 6187 6995.
- Emergencias: 0800 222 0200.
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