Coronavirus: una ola de contagios pone los hospitales al límite del colapso en Balcarce y Lobería
En los últimos días, producto de un fuerte pico de casos en la región, se multiplicaron en ambos distritos los cuadros de máxima gravedad
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LOBERÍA.– “Vengo para hisoparme”, escucha, a repetición, la empleada del Hospital Municipal Dr. Felipe Fosatti, de Balcarce, y ve por la ventanilla el inicio de una fila con decenas de personas. “Mañana a las 9 te esperamos, hoy ya terminamos”, se excusan a mediodía en el laboratorio móvil dispuesto frente al palacio comunal de Lobería, donde durante la mañana ya testearon a casi 200 vecinos con síntomas compatibles con coronavirus.
Y mientras se esperan resultados aquí y allá, escasean las camas en las unidades de terapia intensiva, a capacidad completa durante estos últimos días, producto de una nueva y más fuerte ola de contagios que multiplicó los pacientes con cuadros de máxima gravedad en toda la región.
“Estamos a cama caliente”, reconoce a LA NACION el intendente de Balcarce, Esteban Reino. En ese distrito, desde el inicio de esta pandemia elevaron de 77 a 93 la capacidad de internación en el hospital local. La mitad de los cupos están reservados para pacientes con diagnóstico de Covid-19, 20 de los cuales colman el área de terapia intensiva.
El último parte sanitario difundido por este municipio da cuenta de 184 nuevos infectados, una cifra pico bien lejos del promedio de 30 nuevos positivos por día con el que habían iniciado este mes. “También es cierto que el número se elevó porque estamos testeando mucho más”, advierte Reino sobre este récord de casi un millar de casos activos que tienen en la jurisdicción.
Por Lobería el panorama también es bastante similar y, al igual que ocurre desde hace un par de semanas con Balcarce y otros destinos bonaerenses, el sistema de salud local trabaja al límite de sus posibilidades y mira de reojo la posibilidad de derivaciones a otros distritos frente al riesgo de la saturación.
“Todavía no nos tocó, por ahora pudimos cubrir toda la demanda con nuestro servicio de terapia intensiva propio”, explica Oscar Eliseche, director del Hospital Municipal Gaspar Campos de Lobería, una comuna con 18.000 habitantes, 349 personas que están en tratamiento por Covid 19 y solo seis camas para asistir a pacientes con los cuadros más críticos. Salvo algunas horas, todas estuvieron ocupadas durante los últimos días.
Allí se dispusieron jornadas de testeo frente a la sede de gobierno local, donde la Asociación Argentina de Técnicos de Laboratorios de Análisis se ocupa de tomar muestras a primera hora del día y tener los resultados a media tarde. “El índice de positividad es del 22%”, dice el presidente de la citada institución, José De Rosa, sobre lo que surge de esos 180/190 hisopados que se realizan cada jornada, entre las 9 y las 11. La mayoría de las muestras se toman en el lugar y otras llegan desde los seis centros de salud que tiene el partido.
Este lunes se dio el récord de nuevos positivos de Covid-19 en un día: fueron 84 los confirmados en la misma jornada que se informaron otras tres muertes. Hasta ayer eran 49 los casos fatales registrados en el distrito por esta enfermedad.
Verticalización de la curva
El secretario de Salud de Lobería, Francesco Fioramonti, exhibe a LA NACION un gráfico en el que se advierte una verticalización en el último tramo de la línea que marca los registros de nuevos casos de coronavirus. “Se dispararon los contagios de manera abrupta durante las últimas dos semanas”, confirma. Recuerda que el pico anterior se había dado a principios de enero, luego de las fiestas de fin de año.
Eliseche destaca que, a diferencia de aquel incremento de pacientes, en esta oportunidad se notan ingreso de cuadros más graves. “Queda reflejado en esta muy alta demanda de terapia intensiva, a la que no solo llegan adultos mayores”, explica, sobre enfermos bastante más jóvenes que ingresan a la guardia con diagnósticos cargados de complicaciones respiratorias.
En ambos distritos apelan a alternativas de atención domiciliaria como opción para reducir la ocupación de camas en los hospitales. En Lobería hay un equipo de médicos y enfermeros que durante la tarde visita a pacientes con cuadros más leves, en un esfuerzo para que no lleguen a condiciones de internación. En Balcarce la decisión toca el otro extremo: se evalúa qué pacientes con mejoría notoria pueden volver a su casa y continuar con un tratamiento ambulatorio.
El director del hospital municipal de Balcarce, Antonio Dojas, anunció que equipos de médicos y enfermeros atenderán en sus domicilios a actuales internados que están en condiciones clínicas de recibir el alta temprana. Y, a la par, se avanza con obras para sumar en el establecimiento otras camas con equipos de oxígeno. “Tenemos mucho equipamiento, pero si esto sigue así nada va a alcanzar”, dijo a LA NACION el intendente Reino, que espera que este aumento de testeos más las actuales restricciones de circulación deriven en menor cantidad de pacientes con cuadros muy graves.
La otra herramienta para reducir el impacto de esta pandemia está puesta en la vacunación. En Balcarce hay registro de poco más de 14.000 inoculados, aunque dos de cada tres todavía esperan por la segunda aplicación. Por Lobería sorprende que ya son más de 7000 los vacunados; más de la mitad, solo con primera dosis. Aunque ayer en el vacunatorio del hospital municipal completaban tratamiento algunos vecinos. Eliseche informó que era un pequeño remanente de segunda dosis de Sputnik V, sin dudas la figurita difícil en este operativo.
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