Coronavirus: "Todos teníamos miedo; gracias por traernos": así fue la vuelta al país de argentinos en zonas de riesgo
Esta madrugada comenzaron a llegar al aeropuerto internacional de Ezeiza los primeros vuelos del día provenientes de zonas de riesgo de coronavirus, luego del decreto dictado anoche por el presidente Alberto Fernández que endurece los controles para enfrentar la pandemia.
Fueron algunos de los últimos vuelos que arribarán de ciudades como Roma, Madrid y Miami, al menos durante un tiempo, dado que la normativa suspende desde el próximo martes, y al menos por un mes, todos los vuelos provenientes de Europa, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, China e Irán.
Según los testimonios recogidos por LA NACION, varios de los pasajeros, especialmente aquellos provenientes de Italia y España, reprogramaron sus viajes y volvieron antes de lo planeado, por temor a la pandemia o por miedo a quedarse varados en el extranjero sin poder regresar.
Controles para llegar al país
Paula Ilari llegó a Ezeiza alrededor de las 4, en el vuelo de Aerolíneas Argentinas AR 1133 proveniente de Madrid. Estuvo casi veinte días en España, Suecia y Suiza por trabajo. "En la Argentina es dónde más controles vi. En Europa, cero", dijo minutos después de realizar los trámites migratorios.
"Antes de despegar, nos pidieron que avisáramos a la tripulación si teníamos síntomas. Después tuvimos que llenar un formulario sobre nuestro estado de salud; al llegar te lo retiraban y te hacían un control automático de temperatura con una máquina", relató. En ese sector, personal sanitario le preguntó de qué país venía y le informó que debía realizar la cuarentena obligatoria. "Un 30% de los pasajeros del avión viajaron con barbijos", contó.
Nur Samán fue una de ellos. "Tengo mucho miedo y no me saqué el barbijo para nada durante todo el vuelo", relató esta joven bailarina y profesora de danzas salteña, con la protección aún en su rostro. Viajó por un mes a España, y tenía la vuelta prevista para la semana que viene, pero decidió adelantar su regreso "por miedo a que cierren el aeropuerto" de Madrid.
"Empezaron a cerrar supermercados y colegios, la gente con la que estuve parando fue a hacer las compras por un mes porque estaban preocupados. Yo tenía que dar talleres en varios lugares y se iba a cancelar todo", resumió. Y sobre la cuarentena que le espera, reflexionó: "Tengo fe en que no tengo nada pero la voy a hacer por las dudas, para no contagiar a nadie".
Tengo fe en que no tengo nada pero la voy a hacer por las dudas, para no contagiar a nadie
En el sector de Arribos internacionales de la terminal la presencia de barbijos era notoriamente mayor que en días anteriores. Incluso algunos empleados de compañías de taxi y de la propia Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) llevaban uno. Y de las mochilas de mano de muchos viajeros se veían colgar pequeñas botellas portátiles de alcohol en gel.
Para Carla Angelini, una arquitecta rosarina de 49 años, las vacaciones organizadas junto a su padre, su pareja y su hija terminaron convirtiéndose en "una odisea". Recién llegada de Italia en el vuelo AR 1141 de Aerolíneas Argentinas, relató a LA NACION que después de recorrer unos días Madrid y Barcelona, al llegar a Roma decidieron regresar antes de tiempo porque allí no se podía hacer casi nada. "No se puede andar en la calle, te multan, tenés que estar con un permiso y no te dejan salir de la ciudad. Está todo cerrado, solo quedan las farmacias y supermercados y nadie quiere estar a menos de un metro de distancia tuyo", contó Angelini sobre la difícil situación que atraviesa Italia, donde ya hay más de mil muertos debido al coronavirus. "Hay una psicosis instaurada", apuntó.
Hay una psicosis instaurada
Era la primera vez que viajaba a Europa y se quedó solo seis de los 14 días planeados. Pero, según explicó, el regreso no fue sencillo: "Adelantamos los pasajes y como volvíamos desde Madrid, compramos el vuelo de Roma a Madrid y a la media hora el gobierno italiano sacó la orden de que no salía nadie a España. Tuve que sacar de nuevo todos los pasajes de vuelta a Argentina y perdí toda la plata".
Vuelos cancelados, stands de difusión y ambulancias de emergencia
En las pizarras electrónicas del aeropuerto, podían verse al menos cuatro vuelos cancelados, provenientes de destinos como Roma y Miami, de Aerolíneas Argentinas, American Airlines y Alitalia. Y en el sector de salida de los pasajeros, continuaba el stand instalado hace varios días por el Ministerio de Salud, donde dos enfermeros informaban a todos los recién llegados sobre los cuidados higiénicos necesarios para enfrentar el coronavirus y entregaban folletos de difusión.
Estamos tratando de llevar tranquilidad y no pánico a la población
"Estamos tratando de llevar tranquilidad y no pánico a la población. Les explicamos que tienen que hacer para que el virus no sea circulante y nos cuidemos los unos con los otros", explicó una de las enfermeras. Afuera, en el sector de calle de ascenso y descenso de pasajeros, además, había cuatro ambulancias de la Dirección Nacional de Emergencias Sanitarias, prontas para trasladar de forma seguro a un centro de salud a aquellos viajeros que presentasen síntomas sospechosos. "Esta mañana ya hicimos varios traslados", confesó uno de los choferes.
Volver a casa
Otra de las pasajeras del vuelo AR 1141 proveniente de Roma fue Melisa Lista, una joven argentina de 27 años que tenía pasaje de vuelta para el 23 de marzo, pero quiso volver antes y tuvo que pagar 777 euros para poder hacerlo, dado que su vuelo original era con KLM y no con Aerolíneas Argentinas.
"Después de recorrer el sur de Italia iba a subir hasta Verona y tenía un tren nocturno a París, que me cancelaron. Cuando estaba en Roma salió un decreto sobre la movilidad en el país y se empezaron a cancelar también muchos vuelos -dijo esta joven oriunda de Quilmes-. Y me asusté porque tenía que volver por trabajo".
Roma, además, ya no era la ciudad que ella había soñado con conocer. "El 9 [de marzo], cuando salió el decreto, todos hablaban del tema; el 10 ya andaba menos gente en la calle y no te dejaban hacer nada: en la Fontana di Trevi, si te querías parar a mirar te hacían circular. Los bares y restoranes cerraron el 11", relató.
Ante la duda, Lista se acercó al consulado argentino en la capital italiana, donde le recomendaron regresar lo antes posible. "En el vuelo de vuelta todos teníamos miedo. Todos vivimos esa situación de tener que cambiar el viaje y entrar en pánico", relató la joven. Pero, sobre todo, celebró haber logrado volver a casa. "Fue un momento realmente difícil y no puedo creer que ya estoy acá. Apenas llegamos, hablé con la tripulación y les dije: ‘Gracias por traerme’".
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