Coronavirus: son argentinos, viven en el exterior pero quedaron varados en el país
Mientras en el mundo hay cerca de 22.000 argentinos intentando volver, en el país hay cientos que esperan irse. Aunque parezca paradójico, en el territorio hay ciudadanos argentinos que viven en el exterior, estaban de visita y, tras el cierre de fronteras por el coronavirus, no pueden regresar a sus hogares. Son los argentinos varados... en la Argentina.
En medio de la incertidumbre por no saber cuándo volverán a sus países de residencia, reclaman que tanto la Cancillería como las Embajadas de sus países residentes "se pasan la pelota" y no les dan respuestas. A la incomodidad se le suma la falta de recursos y el hecho de que muchos deben continuar pagando servicios y alquileres allá. Hay menores que no pueden ver a alguno de sus padres, lunas de miel canceladas y hasta un casamiento que no pudo realizarse.
Desde Cancillería explicaron a LA NACION que la situación de los argentinos varados en el país no les compete. "Nosotros nos ocupamos de argentinos en el exterior", afirmaron. Según informaron, son las Embajadas de los países residentes quienes deben encargarse de ellos, pero cada institución tiene diferentes criterios de prioridad para personas de riesgo, mayores de 65 años y pasajeros con hijos. "Más allá de que sean argentinos, si tienen doble nacionalidad o tienen la residencia en el exterior, son las autoridades de esos países los que se encargan de repatriarlos", detallaron.
Vino desde Holanda a casarse y quedó varada en El Bolsón
Bianca Andreani llegó al país a principios de marzo para casarse con su novio, con quien vive en Groningen, Holanda, desde hace casi ocho años. "Después nos íbamos a ir de luna de miel a El Calafate y al Chaltén, a disfrutar de la belleza del país, pero tuvimos que cancelarla y en lugar de eso nos quedamos varados en lo de mis suegros en El Bolsón sin poder regresar", explica Bianca.
El 27 de marzo tenían fecha para volver, pero el vuelo fue cancelado. Si bien la Embajada de los Países Bajos repatrió a varias personas a Holanda, Bianca y su marido no tenían forma de volver a Buenos Aires para tomar el vuelo. "Hasta el aeropuerto de Ezeiza tenemos más de 1800 kilómetros y está todo cerrado. Estamos aislados acá". A ella le facilitaron continuar trabajando en modalidad home office, y tuvo que comprar una computadora en un supermercado, porque todos los negocios de El Bolsón estaban cerrados. En Europa quedó su casa y su gato. "Tenemos gastos fijos que mantener", explica.
"Tenemos mucha incertidumbre con respecto a la reanudación de los vuelos comerciales. En este momento más que nunca tenemos que cooperar entre países y ciudadanos", indica. Bianca creó el grupo de Facebook Residents in Europe stranded in Argentina, para que todos los argentinos varados en el país pudieran enterarse de las novedades sobre los vuelos. "La idea surgió después de pasarme horas visitando las páginas de embajadas por alguna información de un vuelo. Vi que muchos anunciaban que había finalizado la repatriación y no encontré grupos de personas en mi misma situación. Lo creé para ayudarnos mutuamente con información". En solo cuatro días reunió a 200 personas residentes de 17 países de Europa y también a algunos extranjeros varados en la Argentina.
Está con su hijo de 3 años sin poder volver a Rumania, donde está su esposa
El 3 de marzo pasado, Guido vino de Rumania junto a su hijo de 3 años para que el menor conociera el país, el idioma y la cultura. El viaje lo venía planeando desde hace casi 10 meses. Su mujer es rumana y esta vez no los acompañó. El plan era volver el 27 de marzo, pero en el medio comenzaron las medidas de prevención por la pandemia. "Por suerte acá estoy hospedándome en lo de mi hermano, pero mi situación es bastante sensible, porque mi hijo no ve a su mamá desde hace más de un mes. Además, mi nene es ciudadano rumano y en algún momento se le va a terminar la visa de turista y no se qué resolverá Migraciones", cuenta.
Desde la Embajada rumana le dijeron que la única opción es tomar un vuelo de repatriación hacia algún aeropuerto de Europa y luego esperar a que desde ahí salga un vuelo a Rumania. "Es una locura, lo peor es que Rumania hizo una lista de países de la zona roja, entonces si llegás o transitaste por alguno, te mandan a una cuarentena en un hotel por 14 días. Imaginate yo, que estoy con un nene de tres años, que pasamos más de un mes acá encerrados, lo último que quiero es estar en una habitación de hotel", explica Guido.
Los vecinos le dan plata para que viva
Analía tiene 63 años y vive en Italia desde hace 30. Llegó al país en noviembre pasado y planeaba volver a su casa a principios de abril. "Me vengo a pasar el invierno europeo a la argentina, porque en Italia vivo en un trailer y hace mucho frío", cuenta. Es vendedora ambulante y desde que comenzó la pandemia no puede trabajar. "Me tuve que quedar en el país dos meses más sin tener el dinero. Vivo con el dinero que me dan los vecinos", cuenta.
Ella pudo contactarse con el Consulado para solicitarles ayuda económica. "Me dijeron que me podían dar un préstamo a 90 días, pero igual es imposible porque no lo podría pagar. Vendo ropa en la calle y mi trabajo está destruido", añade. Si bien logró cambiar su vuelo para el 1 de junio, como sale de Brasil, no sabe cómo hará para llegar al país vecino, dado que las fronteras se encuentran cerradas. "No tengo información concreta", sostiene.
Está con su hijo de cuatro años y vive una situación crítica
Desde 2006 Ludmila Céspedes vive en España. En diciembre vino junto a su esposo e hijo a la Argentina por problemas familiares. "Mi marido volvió el 3 de marzo por trabajo y con mi hijo de cuatro años teníamos pasaje para el 2 de abril. Estamos haciendo la cuarentena en una casa donde no están las cosas del todo bien y es urgente irnos".
Ludmila denuncia que en los vuelos que están saliendo ni siquiera tienen en cuenta que hay un menor que tiene que regresar a su casa. "Todo se hace difícil", asegura.
No puede subalquilar su departamento en euros en Berlín y continúa pagándolo
Juan Molinet vive en Berlín desde hace tres años, donde es ilustrador. Llegó a la Argentina el 2 de marzo y planeaba quedarse tres semanas, pero justo comenzó la cuarentena. "Yo tengo mi casa, mi sustento y toda mi vida allá. Alquilo un departamento en la capital alemana que si no lo subalquilo, no puedo pagarlo, y estando acá es imposible", sostiene. El alquiler del inmueble le cuesta varios euros por mes.
Además, advierte que allá tiene seguro médico, mientras que acá no. "Si me pasa algo, estaría ocupando un lugar en el hospital público, así que en verdad le estaría haciendo un favor a todos estando allá", aclara. Si bien pudo organizar continuar trabajando home office, el pago de impuestos en Alemania lo mantiene en vilo. "No tengo forma de hacer los papeles y mi contadora no me responde".
La aerolínea le cambió dos veces el pasaje y por el momento, no tiene ninguna respuesta. "El nivel de incertidumbre es grande. Es un dolor de cabeza y es muy estresante no saber y que las autoridades te digan que te arregles solo".
Es investigador científico en París y tiene plazos para completar su investigación
Andrés Varani vive en París, Francia, desde 2015. Llegó a principios de marzo al país para visitar a sus padres que viven en San Andrés de Giles, donde actualmente está transitando la cuarentena. "Mi mamá tiene cáncer y mi padre sufrió un ACV y está internado en una clínica. No lo pude ver durante todo este tiempo", se lamenta.
El 29 de marzo tenía fecha de regreso. "Tengo mi departamento que alquilo y el contrato se me vence a fines de junio. Sí o sí tengo que volver para solucionar eso. Además, tengo mi trabajo, que comienza las actividades en menos de 20 días", indica. Andrés es investigador del Conicet y tiene que volver a Francia para terminar su investigación. "Tengo plazo para ir allá, completar la investigación y volver a la Argentina como investigador del Conicet hasta el 31 de octubre. Esta situación pone en riesgo mi lugar acá en la Argentina también", detalla. Debió tramitar la prolongación de su contrato en el país europeo y conseguir que el instituto argentino también le diera permiso para postergar la toma de su cargo. "Pero esta situación complejiza todo a nivel experimento y tiempo de desarrollo de las investigaciones", añade.
Su banco alemán le bloqueó la tarjeta y no puede reactivarla
Jimena Davila Gallesio terminó su doctorado en Alemania y en diciembre decidió volver al país para organizar su casamiento. Pero su marido es alemán y no pudo llegar al país, ella no pudo volver y el casamiento se canceló. Si bien logró algún intercambio con la Embajada alemana, no consiguió ninguna información concreta.
"Mientras tanto mi banco alemán ya me bloqueo mi cuenta bancaria y mi tarjeta de crédito y no las puedo reactivar desde acá. Me siguen debitando mi seguro privado de jubilación, el alquiler, la cuenta de teléfono que no estoy usando, y no puedo hacer ningún control ni reclamo porque tengo todo bloqueado. No tengo noción de cuánta plata tengo o si me están cobrando algo que no corresponde. Encima cada vez que sacaba plata del cajero me cobraban 10 euros por cada extracción de $5000"
La situación para ella es alarmante: "De a poco me voy quedando sin opciones y con la impotencia de que si no estoy en Alemania no puedo solucionar nada".
Vinieron a recorrer el país, pero no pudieron hacerlo
Juan vive en Australia desde hace casi siete años y a principios de febrero vino a la Argentina para visitar a familiares, amigos y recorrer el país. "Tenía planes de ir desde el Perito Moreno hasta las Cataratas, porque puedo trabajar de forma remota. Pero la cuarentena complicó todo. Además, iba a empezar una empresa, pero obviamente desde acá no puedo hacer nada", aclara. A la pausa general que puso a sus planes se le agrega que su hija está en Australia y no puede verla. "Ya tendría que estar volviendo a mi casa", insiste.
Por su parte, Nicolás vive en Berlín y llegó al país en marzo. "Tenía un tour programado de un mes, pero a la semana que llegué se declaró pandemia", recuerda. Para transitar la cuarentena, se quedó en lo de un amigo. "Él me está bancando, porque yo no puedo trabajar. Soy freelancer, pero tengo mi estudio allá", detalla. Además de la imposibilidad de generar ingresos, tiene que mantener el alquiler tanto de su departamento como de su estudio en Alemania. "Tendría que haber regresado hace un mes y no tengo idea de cuándo voy a poder hacerlo", completa.
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