Coronavirus: quién es Manuel Limeres, el farmacéutico que autoriza el uso de las vacunas en el país
A pesar de su extensa carrera en el sistema sanitario, el doctor Manuel Rodolfo Limeres nunca debe haber imaginado que una pandemia desatada en el sudeste asiático hace exactamente un año lo colocaría en el centro del escenario noticioso. Limeres es nada menos que el máximo responsable de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), el organismo autárquico encargado de autorizar o recomendar el uso en el país de fármacos y vacunas contra el nuevo coronavirus.
No es la primera vez que este graduado en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA con una maestría en Sistemas de Salud y Seguridad Social otorgada por la Universidad Nacional de Lomas de Zamora está al frente de la Anmat. Interventor entre 2002 y 2008 (durante la presidencia de Néstor Kirchner y cuando Ginés González García también era ministro de Salud), en esta oportunidad fue designado para ocupar su cargo el 10 de enero de este año mediante el decreto 32/2020. Lo acompaña como subadministradora la licenciada Valeria Teresa Garay y ambos suceden en sus cargos a Carlos Alberto Chiale y Waldo Belloso, respectivamente, que renunciaron en los últimos días de 2019.
Quienes lo tratan lo describen como una persona de solidez académica y gran prestigio. "Sabe mucho. Es un especialista en sistemas de salud y fue presidente de la Comisión Permanente de la Farmacopea Argentina", comenta un agente de la Anmat que pidió reserva de su nombre. Docente y uno de los fundadores de la Universidad Isalud, cuenta con el reconocimiento de sus colegas, que en 2014 lo eligieron presidente de la Academia Nacional de Farmacia y Bioquímica.
En el ámbito público, se desempeñó en diferentes gestiones. Fue subsecretario de Regulación y Control de la Secretaría de Salud del Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación entre 1989 y 1990; director de Fiscalización Sanitaria del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires; consultor en el Proyecto de Reconversión del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI) y del Banco Mundial.
También fue asesor de gabinete de la Subsecretaría de Regulación y Fiscalización del Ministerio de Salud y Acción Social de la Nación entre 1997 y 1999, y asesor de gabinete del subsecretario de Salud de la Nación en 1991. Se desempeñó como consultor de políticas de medicamentos del Instituto de Obra Social del Personal Civil de la Nación, secretario ejecutivo de la Confederación Farmacéutica Argentina (1986/1990) y asesor del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires entre 1991 y 1996.
En este momento, dirige el organismo creado por el decreto 1490 del 20 de agosto de 1992. Su función es controlar y fiscalizar la calidad de los "productos, sustancias, elementos y materiales que se consumen o utilizan en medicina, alimentación y cosmética humanas, y controlar las actividades, procesos y tecnologías que mediaren o estuvieren comprendidos en dichas materias".
La Anmat surgió como corolario de un hecho que conmocionó a la sociedad: la intoxicación con jarabe y caramelos de propóleo contaminados con un compuesto químico empleado como anticongelante en radiadores y como líquido de frenos de automotores, el dietilenglicol, y que ese mismo año provocó la muerte de 25 personas. Semejante tragedia sugirió la necesidad de crear esta repartición eminentemente técnica y que tiene jurisdicción en todo el territorio nacional.
Los responsables o representantes de las empresas farmacéuticas o alimentarias deben obtener de la Anmat la autorización para elaborar y/o importar sus productos, y respetar sus normativas sobre buenas prácticas de fabricación, distribución, almacenamiento y control de calidad para garantizar la seguridad y eficacia de los productos que consume la población.
"Se trata de uno de los organismos regulatorios más reconocidos internacionalmente; incluso fue distinguido por la OPS", menciona un sanitarista y exfuncionario del sistema de salud. "Inspiró la creación de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa)", agrega una de sus integrantes.
Para Fernando Goldbaum, director científico de Inmunova e investigador superior del Conicet, que debió interactuar asiduamente con esta entidad durante los últimos años para obtener la aprobación de su tratamiento para el síndrome urémico hemolítico y, hace unos días, para el suero hiperinmune obtenido de equinos, se trata de un organismo de gran solvencia técnica y que trasciende los partidos políticos. "Tiene los mismos criterios de exigencia que la EMA (europea) y la FDA (norteamericana)", destaca.
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