Coronavirus: ¿por qué es demoledor para algunos y para otros no?, los misterios del Covid-19
WASHINGTON (The Washington Post).– Puede provocar la muerte o pasar inadvertido: así es el nuevo coronavirus. Puede dejar a una persona entubada y aislada de su familia en una cama de terapia intensiva, o entrar y sale sin dejar rastro, como un patógeno fantasma.
Se cumplen seis meses de una pandemia que ha segado 400.000 vidas alrededor del mundo y los científicos siguen tratando de desentrañar la naturaleza extremadamente variable del Covid-19, la enfermedad causada por el virus.
Y algunas de las líneas de investigación que ocupan a los científicos actualmente son las siguientes: ¿Hay cepas de coronavirus más peligrosas que otras? ¿El tipo sanguíneo del paciente incide en la gravedad que desarrolle la enfermedad? ¿Qué otros factores genéticos influyen? ¿Hay gente parcialmente inmune al Covid-19 por haber estado expuesta recientemente a otros coronavirus?
Gran parte de las respuestas son hasta ahora provisorias o ambiguas, y por el momento las únicas certezas siguen siendo que el Covid-19 tiene más chances de complicarse en las personas mayores de 60 años y en quienes tienen comorbilidades, como hipertensión, diabetes, enfermedades pulmonares o cardiopatías.
Gran parte de las respuestas son hasta ahora provisorias o ambiguas
Pero hay miles de millones de personas en esa categoría, y es una explicación que dice poco y nada: el vínculo entre una enfermedad crónica y la gravedad del Covid-19 entra más en la categoría de las correlaciones que en la de causas y efectos. Y "el porqué" sigue sin ser claro.
Las razones de esa variabilidad "son la pregunta más crucial que plantea el Covid-19", dice Edward Behrens, jefe de reumatología del Hospital de Niños de Filadelfia.
Se sabe que los factores sociales y demográficos, como el género, la raza, la etnia, los ingresos y el acceso a la salud, son decisivos para los efectos de la pandemia sobre las personas. El objetivo final de muchos investigadores es desarrollar una especie de "escala de riesgo personalizada" para que una persona que contrajo la enfermedad o esté expuesta a contraerla sepa cómo manejarse en medio de la pandemia.
Los marcadores de sangre
Un avance con gran potencial fue destacado por el blog de Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Según señala, los científicos han desarrollado una herramienta de inteligencia artificial que analizó la sangre de pacientes con Covid-19 y encontró 22 proteínas que aparecen recurrentemente en todos los pacientes graves.
Hasta el momento, ese marcador de sangre solo les dice a los médicos lo que ya tienen frente a sus ojos: un paciente muy enfermo. Pero si ese análisis pudiese hacerse no bien se manifiesta la enfermedad, los médicos sabrían de antemano qué pacientes corren más riesgo.
El tema del tipo sanguíneo también es una intriga. Este mes, científicos europeos postearon un estudio —sin contraprueba de sus pares— que revela fuertes vínculos entre ciertas variaciones en dos lugares del genoma y la falla respiratoria en pacientes de Covid-19 de Italia y España.
Uno de esos genes, el ABO, es precisamente el que determina el tipo de sangre. Los investigadores encontraron que los pacientes con sangre Tipo A tenían un 50% más de riesgo de necesitar oxígeno o un ventilador. Al parecer, el Tipo 0 parece tener un parcial efecto protector.
El tema del tipo sanguíneo también es una intriga
Según uno de los coautores del estudio, el doctor Andre Franke, profesor de medicina molecular de la Universidad de Kiel, Alemania, las razones de la importancia de ese gen se desconocen, pero asegura que esa variación genética puede aumentar el riesgo por estar asociada a los procesos inflamatorios.
Otra posibilidad es que se deba a que la sangre Tipo A está asociada a los microtrombos y coágulos característicos de algunos casos de Covid, "y bien puede haber un montón de otras cosas cocinándose en esa región del genoma".
Los grandes laboratorios de pruebas genéticas Ancestry.com y 23andMe ya están investigando el tema. El segundo divulgó recientemente un estudio preliminar que muestra que las personas con sangre Tipo 0 son entre un 9 y un 18 por ciento menos propensas a dar positivo de coronavirus que las de otros tipos sanguíneos. La empresa sigue explorando los vínculos entre tipo de sangre y severidad de la enfermedad.
Pero la incidencia de las mutaciones genéticas en la susceptibilidad de una persona a una enfermedad ya es cosa demostrada para varias infectocontagiosas, como la neumonía grave causada por la gripe común.
Cómo y cuánto infecta el virus
Hay numerosos estudios que analizan si hay cepas del virus más contagiosas o letales que otras. La cepa que se impuso en gran parte de Estados Unidos y Europa tiene una mutación genética que afecta a esa "corona de espinas" que da su forma característica al virus y le permite "engancharse" de las células receptoras humanas.
Hasta el momento, no hay consenso sobre la relevancia clínica o no de esas mutaciones. Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, dice que las diferentes cepas "parecen comportarse de la misma manera".
Otra posibilidad muy debatida entre los investigadores es que el modo de contagio sea clave para la gravedad del caso, y muchos dicen que contrariamente a lo asegurado por la OMS y los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos, el virus no sólo se contagia a través de gotas respiratorias grandes, sino también de microgotas llamadas "aerosoles".
Según Raymond Tellier, microbiólogo del Centro de Salud de la Universidad McGill, esos aerosoles pueden atravesar las barreras físicas del sistema inmune y llegar a las regiones más profundas de los pulmones, desencadenando infecciones más severas.
Otra posibilidad muy debatida entre los investigadores es que el modo de contagio sea clave para la gravedad del caso
"¿Cómo haría si no el virus para llegar al tracto respiratorio bajo, donde puede infectar las células?", cuestiona Tellier.
Finalmente, también la cantidad de virus transmitido originalmente entre persona y persona podría jugar un rol en el desarrollo de la enfermedad: cuanto más virus ingresó, mayor la gravedad del paciente.
Cada sistema inmune es un mundo
Por más que se haga foco en el virus, en sus posibles mutaciones y cantidades que ingresan al cuerpo, el factor más crucial sigue siendo la persona infectada: el "huésped". Y no todos los huéspedes reciben al virus en iguales condiciones. En palabras de Collins, el sistema inmune humano "es una intrincada maraña de cruces y asociaciones".
Según Collins, es posible pensar que el sistema inmune de algunas personas esté mejor preparado para este nuevo invasor porque ya estuvo expuesto a otros coronavirus genéticamente emparentados con este, algo todavía sumamente conjetural.
El sistema inmunológico no solo es una protección: también puede enloquecerse y agravar trágicamente el cuadro de una enfermedad, como ocurre con el llamado shock o "tormenta" de citocinas.
Por más que se haga foco en el virus, en sus posibles mutaciones y cantidades que ingresan al cuerpo, el factor más crucial sigue siendo la persona infectada: el "huésped"
"En esos casos, el ejército de defensa se vuelve loco y ataca todo lo que tiene a su paso, haciendo estragos en el cuerpo", dice Behrens, del Hospital de Niños de Filadelfia.
Algunos niños infectados con coronavirus tuvieron síntomas graves y hasta fatales similares al síndrome de Kawasaki, con afectación multiorgánica, "incluidos los intestinos, el corazón, la piel y los riñones", señala Behrens, y lo asocia a un shock citocínico.
La obesidad
Jennifer Lighter, epidemióloga hospitalaria del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, descubrió que la obesidad era factor de riesgo número 1 entre los pacientes menores de 60 años dentro del sistema de su hospital. Según sus datos, los pacientes con una masa corporal de entre 20 y 34 —los obesos, según la definición de los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades—, son dos veces más proclives a requerir cuidados intensivos que los de menos de 30 de masa corporal. Y quienes tienen por encima de 35 presentan tres veces más posibilidades de morir que los que tienen una masa corporal saludable.
"Para reabrir el país, una idea sería reabrir por grupos de riesgo", dice Lighter.
En términos generales queda claro que si el virus golpea a la puerta, es mejor ser joven y saludable.
Los adultos mayores sufren de "inmunosenescencia", una especie de "desregulación" del sistema inmunológico.
Y un vericueto final, por si hacía falta: las personas con poco historial de enfermedades infecciosas, cuando se infectan más adelante en la vida, suelen enfermarse más gravemente.
(Traducción de Jaime Arrambide)
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