Coronavirus: Los adultos mayores salieron a la calle y siguen enojados con la medida pese a la flexibilización
"Me parece pésimo, nos encierran y no nos dejan tener nuestra libertad", opina Eliane Brown. "Yo me cuido y me hacen perder el tiempo: ahora voy al supermercado y si no camino un poco todos los días me vuelvo loca", agrega.
Así se refería esta mañana, cerca de las 8 y camino al supermercado, esta vecina de Belgrano de 88 años a la iniciativa del gobierno porteño para desincentivar la circulación de los adultos mayores de 70 años en la Ciudaddurante la cuarentena por el nuevo coronavirus.
Desde que fue anunciado el viernes último, el proyecto tuvo varias idas y vueltas. La resolución final, publicada esta mañana en el Boletín Oficial establece la "necesidad" de que todos aquellos adultos mayores que quieran salir a la calle llamen antes al 147, para dar un aviso que tendrá 48 horas de vigencia, pero no habla de obligatoriedad ni estipula sanciones como había deslizado en un principio el gobierno porteño.
"Llamé a las 6.30 porque tenía miedo de no llegar", explica Eliane, mientras camina por un costado de la Plaza Noruega ayudada por su bastón. "Yo no escucho bien y después de hablar me hacían preguntas del 1 al 5", dice enojada.
Como ella, son varios los adultos alcanzados por la medida que la rechazan -al menos en su versión original- y que decidieron salir a la calle: se los veía como cualquier otro día en bancos, comercios, supermercados o paseando a sus mascotas. Antonio, otro vecino del barrio, es uno de ellos: boleta en mano se dirige a pagar un servicio, uno de los rubros habilitados hoy, y confiesa que salió sin llamar al 147.
"Esto no sirve para nada", opina. A los 88 años, vive solo y desconfía de la iniciativa de voluntarios que se ofrecen a acompañar hacer las compras para quienes lo necesiten. "Nadie va a aceptar gente que vaya a su casa, si no sabe si van a actuar como delincuentes", explica. Por esa razón, dice, va a seguir saliendo a la calle como hoy, sin dar aviso a las autoridades.
Mientras hace la fila de un Pago Fácil, Norma, de 81 años, tampoco esconde sus críticas. "No me hace falta que me ayuden, gracias a Dios puedo cuidarme sola. Esto es una barbaridad. Entiendo que hay que cuidarse, pero voy a seguir saliendo. Hoy tengo 20% de descuento en el supermercado", explica.
"La medida no se está implementando porque hoy no nos dieron ninguna indicación como suelen hacer cuando hay un cambio", reconoce una empleada de Tránsito de la Ciudad parada en Avenida Cabildo. "Estamos solo controlando el uso de barbijos en el transporte público", asegura y confirma que, con o sin aviso, esta mañana los adultos mayores salieron igual: "La calle está como siempre".
José Ruiz, el encargado de un edificio ubicado en José Hernández al 1700, coincide. Allí viven al menos 20 adultos mayores que, según pudo observar mientras limpiaba la vereda, no parecen haber modificado sus rutinas habituales.
"Yo arranco a las 5 y desde temprano salió mucha gente a caminar", cuenta. Durante el fin de semana, además, varios le manifestaron su descontento, como un propietario del cuarto piso que le dijo: "Estoy preocupado porque tengo que cobrar un cheque. Mañana no me para nadie, estoy como un león enjaulado".
Una medida no obligatoria
Hasta la 12, se registraron 11.290 llamados al 147 para consultar sobre el tema: 2963 adultos mayores fueron exceptuados, 3629 dieron aviso de que saldrían y 4698 aceptaron la ayuda recomendada por el gobierno, según señalaron fuentes de Atención Ciudadana. Según la normativa, están exceptuados quienes deban cobrar la jubilación, por tratamiento médico o vacunación, ademas del personal de la Salud, Fuerzas Armadas y de seguridad, autoridades y quienes prestan otros servicios esenciales.
"A las personas que llaman para avisar nosotros les ofrecemos ayuda a través de voluntarios o de las diferentes opciones que tiene el Gobierno de la Ciudad. Si aún así ellos quieren hacer su trámite de forma personal, lo que hacemos es dejar registrado en el sistema su número de documento para que durante 48 horas ellos puedan circular sin problemas", señalaron. La mayoría de los llamados fueron "para ir a comprar al supermercado, a verdulerías o a farmacias; y para pagar servicios".
De acuerdo con el abogado constitucionalista y posdoctor en Derecho, Andrés Gil Domínguez, hubo un cambio sustancial entre el proyecto original y el que hoy entró en vigor. "En este modelo, todo depende de la decisión de la persona: si quiere llama, si quiere pide ayuda y si quiere rechaza la ayuda o ni siquiera llama y puede salir igual. La norma no establece en esta versión el otorgamiento de un permiso, la aplicación coactiva de un fuerza de seguridad, ni tampoco alguna sanción", dijo en diálogo con LA NACION.
En ese sentido, para el especialista se trata de "un programa de ayuda razonable para aquella persona mayor de 70 años que quiera obtener información, ser contenida, y tener la posibilidad de de que le resuelvan los problemas", pero de ninguna forma implica obligatoriedad alguna. "Toda persona de mayor de 70 años está hoy en igualdad de condiciones que el resto de la población respecto a las condiciones generales de aislamiento -señaló-. Es importante que quede claro para que no sufran discriminación por una norma que no existe".
Las idas y vueltas del proyecto
Inicialmente, la medida estipulaba sanciones para los infractores y enseguida comenzó a cosechar críticas de diferentes sectores sociales, especialmente desde el grupo etario afectado. Uno de los primeros en oponerse fue Eugenio Semino, defensor del Pueblo de la Tercera Edad, calificándola de "error". "Desde el punto de vista gerontológico es anacrónico: es tratar de tutelar casi en forma absurda al adulto mayor", señaló Semino. Luego, un grupo de intelectuales mayores de 70 años publicó una dura carta considerando la iniciativa "discriminatoria, ofensiva y persecutoria".
Con el correr de las horas, el gobierno de la ciudad empezó a suavizarla. Primero, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunció que no habría sanciones pero que las autoridades acompañarían a los infractores a sus domicilios. Y ayer por la tarde, finalmente, se anticipó que los adultos mayores que estuvieran en la vía pública podrían circular libremente si así lo deseaban.
En una carta publicada anoche, Larreta recogió las críticas recibidas y explicó que el objetivo no era "subestimar ni hacer sentir mal a nadie" sino "evitar la mayor cantidad de muertes posibles". Por eso insistió en que aquellos adultos mayores que lo necesiten se comuniquen con el Gobierno antes de salir a la calle para solicitar asistencia.
"Puedo entender que la comunicación pública de esta medida no fue clara al mencionar la palabra ‘permiso’. Pero nuestra intención siempre fue, es y será ayudarlos a cuidarse. No buscamos controlarlos ni mucho menos restringir su libertad y su autonomía. Solamente les pedimos que nos llamen antes de salir para que podamos ofrecerles las alternativas que tenemos en la ciudad para solucionarles sus necesidades, minimizando así las salidas y sus riesgos", decía el comunicado.
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