Coronavirus: paso por paso, así funciona un centro de testeo vehicular de la Ciudad
En los amplios galpones de Costa Salguero las filas de autos se mueven incesantes desde las 8 de la mañana hasta las 20. Es uno de los cuatro puntos que habilitó la ciudad de Buenos Aires para testear a turistas y residentes que ingresan al distrito. Allí, donde trabajan funcionarios, enfermeros y bioquímicos que fueron relocalizados para combatir la pandemia, se realizan cerca de 5000 testeos en un día normal y hasta 7000 en un día pico, como esta semana, con los recambios de quincena y pruebas a docentes.
Según le explica Gabriel Battistella, subsecretario de Atención Primaria de CABA, a LA NACION, estos centros son el “escalón” más reciente en la estrategia de testeo de la Ciudad (que ahora también incluye a los docentes). Este sistema funciona en distintas etapas, donde se testea de forma progresiva según la probabilidad de contagio. “Primero fueron los sintomáticos. Luego los convivientes en condiciones de hacinamiento y después todos los convivientes. Siguieron los contactos estrechos de un positivo. Y en diciembre, cuando la Ciudad abrió al turismo, suponiendo que el porteño que se iba de vacaciones y volvía tendría más riesgo, habilitamos estos centros”, señala Battistella.
Comienzo del recorrido
El recorrido en el centro de testeo comienza cuando se llega al predio en algún vehículo (del que no se descenderá en ningún momento) con un turno previo y una declaración jurada. Ambos trámites se realizan por internet en la página del gobierno de la Ciudad, con algunos días de anticipación por la alta demanda de fechas.
Descontando la fila que suele formarse en las afueras -que en general avanza a buen ritmo-, desde que se ingresa todo el circuito tomará entre 25 y 30 minutos.
En el primer puesto los autos son recibidos por un administrativo que comprueba los turnos y las declaraciones juradas y les devuelve un comprobante. Este servirá para asociar los datos personales (como el mail o el teléfono) a cada una de las muestras.
Hisopado
En el siguiente puesto, a través de la ventanilla del auto, un enfermero o enfermera realiza los hisopados nasales, un procedimiento que toma apenas unos segundos.
Estela, una de las enfermeras encargadas de realizar el procedimiento, comenta que el mismo no supone más que una molestia leve: “Tratamos de hablarles para que estén tranquilos y no tengan miedo, puede ser un poco incómodo, pero nada más”.
En este punto, en caso de que entre los pasajeros del vehículo no se encuentre ningún mayor de 60 años -quienes se realizan un test de saliva en vez del hisopado- los autos ya pueden retirarse. En las siguientes 12 a 24 horas recibirán sus resultados.
Una vez que el personal de salud termina de hisopar a alguien, cada hisopo se ingresa dentro de un pequeño tubo cargado con una solución de buffer de lisis, unos pocos mililítros de una sustancia transparente que tiene como objetivo destruir o lisar al virus. De esta forma se facilitan los análisis posteriores y se inactiva el patógeno al mismo tiempo.
Cada tubo es rotulado con la información básica del paciente, y una vez que contiene la muestra dentro, es llevado al puesto de análisis.
Análisis de antígenos
Las muestras de los hisopados llegan a los puestos de análisis en sus respectivos tubos rotulados. Aquí, un bioquímico realiza la prueba que determinará la presencia o ausencia del virus.
La prueba, comúnmente conocida como test de antígenos, es una inmunocromatografía de flujo lateral. Según explica Mónica, una de las bioquímicas que trabaja en el centro, la misma consiste en pequeños dispositivos con la forma de una tableta, que están “específicamente diseñados para detectar ciertas proteínas de la nucleocápside del coronavirus”, una estructura que se adhiere alrededor de su genoma y cumple varias funciones en el ciclo de vida del patógeno.
El profesional coloca cuidadosamente entre tres y cinco gotitas del líquido que se encuentra en cada tubo (y donde está embebido el hisopo del test) en el dispositivo para la prueba de antígeno. Luego, las deja reposar entre 15 y 20 minutos.
Durante este tiempo, los componentes químicos del test entran en acción y revelan progresivamente una o dos pequeñas rayas, en caso de resultar negativo o positivo respectivamente. Los datos se cargarán luego al sistema que envía los resultados.
Test de saliva
A aquellas personas mayores de 60 años, en vez de un hisopado, se les realiza un test de saliva. “Tiene que ver con el tema de no ser tan invasivos”, señala Claudia, una de las enfermeras.
Para el mismo, las personas deben acercarse con un ayuno de al menos 3 horas, preferentemente sin restos de otro producto que pudiera contaminar la muestra, como pasta de dientes o pintalabios.
Una vez que llegan al puesto de testeo, se les indica que depositen la saliva dentro de un pequeño recipiente plástico.
Luego de inspeccionarlas visualmente, las muestras son empaquetadas en bolsas individuales y selladas, que llevan la marca de bioseguridad, ya que en la saliva podría encontrarse el virus activo. Las bolsas se juntan dentro de cajas y se las lleva inmediatamente a una heladera; no pueden permanecer más de dos horas a temperatura ambiente.
Estas muestras son transportadas a un laboratorio, donde se cuenta con el equipamiento necesario para realizar las pruebas PCR que detectarán o no la presencia del virus.
Resultado
Finalmente los resultados serán informados por mail o por llamada en las próximas 12 a 24 horas de realizado el test.
En caso de ser negativos se enviará un mail automático, y en el caso de un positivo se realizará una llamada desde el ministerio de Salud, donde se explicará cómo proceder y se brindará toda la información necesaria para realizar el seguimiento médico.
Gonzalo Álvarez, funcionario de la Ciudad que trabaja en la coordinación del centro, cuenta cómo se vive el operativo desde adentro: “Todo el equipo del que formo parte modificó sus labores desde la declaración de la pandemia el año pasado. El día de mañana nos vamos a acordar de esto. Es lo que toca, y sentís que estás ayudando”, asegura.
Antes de abandonar el predio de Costa Salguero, un taxista se detiene para resumir a LA NACION su experiencia: “Todo perfecto, la verdad es muy rápido”, dice Jorge, que después de unas vacaciones en Santa Teresita concluyó su última parada realizando un test de saliva.
- Toda la información sobre cuándo y dónde deben testearse los que ingresan a la Ciudad la podés encontrar acá
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