Coronavirus: vecinos de Recoleta quieren impedir que un médico atienda embarazadas
Leandro Goñi es obstetra y los miércoles es el jefe de guardia del Hospital General de Agudos Vélez Sarsfield. Ahí, en varias oportunidades se activó el protocolo de coronavirus por posibles casos. Si bien ellos estaban listos para convertirse en los primeros aliados de esos pacientes en la lucha por recuperarse, los resultados dieron negativos.
Cuando Goñi no está en la guardia, atiende en un consultorio privado de Recoleta a mujeres embarazadas. Desde que se instaló el aislamiento obligatorio, él solo recibe a pacientes que estén a punto de parir. De ese modo, redujo al máximo la circulación de personas y evita que esas mujeres tengan que acudir a un sanatorio, en donde estarían más expuestas a un contagio.
Pero los vecinos de ese edificio lo amenazaron con hacerle una denuncia si continuaba recibiendo pacientes. En una carta que se hizo viral, Goñi denunció el accionar de sus vecinos, que él lo consideró como "un acto de tremendo egoísmo".
"Estamos todos tirando para el mismo lado. Abandonar a una embarazada cuando está a punto de parir es lo mismo que dejar a un paciente enfermo, es una locura. Si los argentinos empezamos a pelearnos entre nosotros, esto no tiene sentido. Cuando leía las amenazas no lo podía creer", dice Goñi a LA NACION.
Planta baja
Su consultorio está en la planta baja. Para extremar las medidas de seguridad, solo puede haber una paciente a la vez en el departamento. Incluso al futuro padre no le permite el ingreso al edificio. "Los vecinos mandaban mensajes a un grupo de Whatsapp y como hay muchos abogados me decían que me iban a denunciar. También había otros que me defendían y decían que eso era una aberración. Yo creo que el miedo hace sacar las peores cosas de algunas personas". No es el primer caso de discriminación hacia los médicos.
Hace pocos días, una médica que vive en un departamento en la calle Amenábar 1659, en el barrio porteño de Belgrano, quedó impactada cuando leyó una nota en el ascensor del edifico que aseguraba que ella era un riesgo para los vecinos.
"Atento al alto riesgo creado por su actividad se ha comunicado a la autoridad correspondiente la situación de riesgo generada al edificio y que, hasta tanto se tome otra medida, se la intima a evitar el tránsito y permanencia en zonas comunes, así como tocar elementos tales como picaportes, barandas de escaleras, acceder a la terraza y demás elementos que atento la gravedad de la pandemia ponga en riesgo a quienes habitan el edificio", decía el texto.
Atónita, siguió leyendo la advertencia, que agregaba: "Caso omiso se le imputarán los delitos y/u omisiones en que usted recayera en virtud de lo normado, reservando acciones que de naturaleza civil y/o penal pudieran ser motivo de reclamo por su proceder, omisión, negligencia y/o impericia".
Carta
Ante una situación similar, Goñi decidió escribir una carta donde describió la situación que atraviesa. "Una vez más le estoy pidiendo a una futura mamá que su marido espere para conocer a su hijo porque no puede entrar. Le pido a esa madre que me entienda, que hago todo lo que puedo y encima tengo que lidiar con gente que lo único que quiere es que no trabaje más. Tengo la cabeza explotada de intentar dejar a todos contentos, pero por más que piense y piense, no llego a ninguna conclusión realizable".
Goñi hace un llamado a luchar contra la hipocresía y considera que son días que deberían ser de una profunda reflexión para la sociedad. "Los aplausos de las 21 me llenan el pecho de orgullo y me hacen sentir que lo que hago vale la pena, incluso cuando yo mismo soy una persona que pertenece al grupo de riesgo. El Presidente nos pidió que trabajemos todos juntos. Les pido que luchemos contra el virus, pero también luchemos fuerte contra la hipocresía. Es hora de pensar en todos", concluyó.
Ricardo Solari, médico y secretario general de la Asociación de Médicos Municipales, dice que, tanto los médicos como el equipo de salud, vivieron estos actos discriminatorios con mucha sorpresa.
"En el escenario de una pandemia, esto lo clasificaríamos como un acto de idiocia social. Esto es no entender el momento que está viviendo el equipo de salud. La gente debe saber que si hay alguien que sabe mantener la asepsia y la higiene personal, esos son los profesionales de la salud. La población no debe preocuparse si tienen un médico en el edificio, ellos también quieren cuidar a sus familias al llegar a sus casas. Los aplausos de las 21 generan anticuerpos contra este tipo de gente. De todos modos, pienso que es algo muy acotado y que con el tiempo ya no va a haber casos como estos", señaló Solari.
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