Coronavirus: la mujer de 89 años que hace barbijos para el hospital de su pueblo
LA NACION
La frase popular señala que el amor no tiene edad. Pues, una señora de 89 años que vive en la provincia de Misiones demuestra que la solidaridad tampoco la tiene. Es que Ilse Buddenberg es una mujer mayor que, lejos de quedarse de brazos cruzados en su cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus, decidió sentarse frente a su máquina de coser para elaborar barbijos que luego donará a un hospital de su pueblo.
Los barbijos que realiza esta hacendosa anciana serán entregados a médicos y enfermeras del hospital Samic de Eldorado, el pueblo que los misioneros conocen como la capital del trabajo. La vida de Ilse estuvo siempre relacionada al mundo de la salud, ya que trabajó como enfermera e instrumentista en el sanatorio Buddenberg de esa localidad.
"En mi casa del Kilómetro 8 de Eldorado se cocinó para el Sanatorio y se lavó y planchó toda la ropa blanca de los pacientes", contó al medio local MisionesOnline la hija de Ilse, Ingrid Buddenberg.
La reina de los pioneros
Al parecer, la señora, que cumplirá los 90 años en junio y su esposo hicieron gala de su solidaridad desde siempre. Por algo ella despierta la admiración en el pueblo, que la eligió el año pasado "la reina de los pioneros", en la ocasión de cumplirse los 100 años de la localidad.
Según Ingrid, su madre siempre se dedicó a trajinar su máquina de coser pera realizar camisolines, barbijos y guardapolvos para el sanatorio. Ahora, su trabajo se reedita en tiempos de cuarentena y de lucha contra la pandemia del coronavirus.
La historia de esta mujer con la salud se remonta a cuando a los 20 años se graduó en el Hospital Alemán de Buenos Aires como enfermera. Luego se casó con el médico alemán Horst Buddenberg y se mudaron a El Dorado, donde instalaron el sanatorio en la propia casa del matrimonio.
Ella, cuyo apellido de soltera es Lohmann, también con ancestros alemanes, había nacido en Encarnación y formaba parte del plantel de enfermeras del hospital porteño donde se había graduado cuando conoció a su futuro marido.
Ilse enviudó en 2001. Su hija Ingrid la describe como una mujer "independiente, que se maneja sola, aunque nosotros temblemos. Es su actitud luego de haber trabajado toda su vida, de mucho esfuerzo de su cultura de trabajo".
Y el trabajo de Ilse no cesa. Frente a su máquina de coser, hace barbijos y deja además a sus dos hijos, seis nietos y dos bisnietos el legado de la solidaridad y de buscar siempre la manera de ser útil al prójimo, sobre todo en los tiempos en que arrecian las crisis.
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